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    Fecha: 09/08/2025 12:01

    Juan Carlos Tuyaré. La mayoría de la gente reconoce la existencia de un ser superior, al que también la mayoría le llama Dios. Pero muy pocos aceptan que existe un ser al que también se lo llama dios, pero con minúscula. El texto bíblico hace referencia a él, cuando señala que:"el dios de este siglo cegó el entendimiento de los que no creen, para que no les resplandezca la luz de Cristo". Esta cita se refiere al enemigo de Dios, quien desde muy temprano ha influenciando al mundo para que, incluido millones de creyentes, desconozcan el modo por el cual deberían conducirse para ser escuchados por el cielo. Recurrir al texto bíblico Cuando queremos saber o conocer algo relacionado con Dios, deberíamos apelar al contenido las sagradas Escrituras. Su texto nos indica -en relación al pedir ayuda celestial- que no existe ninguna posibilidad que el ser humano sea escuchado de manera directa por el Creador; porque solo es posible hacerlo por medio de un mediador. Se define como mediador a alguien que intercede entre dos partes en conflicto, en este caso, entre Dios y los seres humanos. Dos partes en conflicto, porque los seres humanos se alejaron de Él, y no hay uno solo en el mundo que haga lo bueno, motivo por el cual la relación con el Cielo está rota. Siempre de acuerdo al mismo texto, el único mediador que el cielo reconoce se llama Jesucristo, y no existe ningún otro. Todos los demás –supuestos- mediadores son ajenos a la verdad bíblica, no importa el nombre que tengan. Un solo mediador El texto bíblico lo señala así: "Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre", lo que significa que Jesús es el único camino o puente que permite a los seres humanos tener acceso a Dios, y a su gracia. Apelar a otros supuestos mediadores para intentar pedirle algo a Dios, es practicar la idolatría, y la idolatría tiene castigo eterno, porque los que practican tales cosas no ingresaran al reino de los cielos. La idolatría es suplantar a Dios por ídolos o imágenes que representan a dioses falsos, y también incluye a cualquier forma de amor o admiración excesiva hacia algo o alguien, corriendo a un lado la devoción a Dios. Lo advirtió el profeta Oseas En tal sentido, en la antigüedad, ya el profeta Oseas advirtió que inclusive el pueblo de Dios, fue destruido por dos cosas: la primera, falta de conocimiento; la segunda, por desechar el conocimiento de las leyes de Dios. Porque una cosa es desconocer las leyes de Dios y otra más grave aún, es desechar la posibilidad de aprenderlas. Cuando el creyente adquiere conocimiento se da cuenta que no siempre debe pedirle a Dios que haga las cosas por él, el creyente genuino debe buscar continuamente Su poder, desarrollar sus propias habilidades y actuar de manera diligente, porque el Espíritu Santo capacita al creyente común para alcanzar logros extraordinarios. Los ídolos no te pueden ayudar Tal vez estuviste esperando que los ídolos te ayuden, pero es imposible que lo hagan porque no existen. Son obra de manos de hombres. Las Escrituras los define así: "Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; orejas tienen, pero no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, pero no palpan; tienen pies, pero no caminan, los llevan en andas. No hablan con su garganta, y semejantes a ellos son los que los fabrican, y cualquiera que confía en ellos." Si realmente deseas tener comunión con El creador, y todavía no lo hiciste, te sugerimos que comiences a leer y estudiar el texto bíblico. Si lo haces, nadie podrá engañarte, aunque lo intenten.

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