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» Diario Cordoba
Fecha: 09/08/2025 09:55
El fantasma del incendio de la catedral de Notre Dame de París sobrevoló en la noche del viernes sobre Córdoba y su Mezquita Catedral. La conmoción entre cordobeses y turistas era generalizada al ver arder el principal emblema monumental e histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad. Todos pensaron lo peor. Este sábado, una vez recuperada la normalidad y comprobado que el daño ha sido menor, todo el mundo ha respirado más tranquilo. Esa normalidad se pudo comprobar al ver que el monumento abría sus puertas con normalidad, tanto a las 8,30 de la mañana, con entrada libre, como más tarde, a las 10.00, como siempre, con el ticket correspondiente. El único detalle que recordaba lo ocurrido era el olor a humo que se percibía entre las columnas, que aumentaba a medida que la visita se acercaba a la zona afectada y la prohibición de acercarse; estaba acotada con vallas. Allí trabajaban la Policía Científica para investigar lo ocurrido, y los efectivos de bomberos y personal del Cabildo para limpiar los espacios afectados. Los visitantes toman fotos desde la zona acotada de la Mezquita-Catedral. / A.J. GONZÁLEZ El flujo de visitantes era normal en la mañana de este sábado, abundante se puede decir, como cualquier otro fin de se semana en esta época del año. Entre los visitantes, figuraban numerosos extranjeros, como los franceses Estephane, Gaëlle y Ninon, que fueron los primeros que se acordaron de lo ocurrido en Notre Dame. “Pensamos que era una catástrofe”, apunta Estephane, y aludían a la “mala suerte” que suponía un suceso como este para un monumento declarado como Patrimonio de la Humanidad. Finalmente, se congratulaban de poder acceder con normalidad y disfrutar de una visita que tenían programada desde hacía tiempo. Los franceses Estephane, Gaelle y Ninon esperan para entrar a la Mezquita. / VICTOR CASTRO Los catalanes María y Celedonio conocieron el suceso en la misma noche del viernes. “Estábamos paseando por el Puente Romano cuando vimos el humo”, apunta ella. “La verdad –continúa- es que nos preocupamos bastante porque eran llamas muy altas y nos temimos lo peor”. Reconocen que la actuación de todos los efectivos fue muy rápida, lo que también les ha permitido poder visitar el monumento este sábado, porque “pensábamos que cancelarían las visitas”. En similares términos se pronunciaban desde la cola de acceso Riad, Kattalin y Clara, quienes insisten en la rápida actuación de los servicios contra incendios y no dudan en mostrarse “contentos de que se pueda entrar y de que no haya sido mucho”. María y Celedonio, este sábado, en el Patio de los Naranjos. / VICTOR CASTRO Olor a humo al registrarse en el hotel Martí y María empezaron a notar el olor a humo cuando hacían el check in en el hotel al que llegaban en la noche del viernes y aseguran que "fue impactante". También recordaron lo ocurrido en Notre Dame, “porque esto también es patrimonio mundial, sería terrible”. Por suerte, ellos también han podido ver el laberinto de columnas que hace singular al momento cordobés. Por su parte, Mercé y Joan Antón, estaban haciendo un free tour en los alrededores del templo “y lo vimos desde el primer momento”, explican a Diario CÓRDOBA, “salía humo, pero como estábamos tan cerca, empezamos a ver las llamas. El hotel lo tenemos enfrente, así que lo vivimos en primera persona”. Ella señala que lo primero que desearon es que no fuese nada. “Un patrimonio como este, si se quema sería terrible" y señala que a ella "lo primero que vino a la cabeza fue Notre Dame, pero por suerte no ha sido para tanto”. Y una vez que han entrado este sábado a la Mezquita han calificado al monumento como “impresionante. Yo he quedado muy sorprendida por la integración que hay entre los elementos islámicos y cristianos. Es una maravilla”. La joven periodista Laura y su amiga Paula, de Badajoz, también participaban en un tour por la ciudad cuando empezó el suceso. Así que tuvo sentimientos enfrentados, por un lado, como periodista valoró estar viviendo en primera persona un acontecimiento que podría ser histórico; pero, por otro, lamentaba el terrible daño que podría sufrir el templo. Por suerte, este sábado ha podido narrarlo, ya como turista, a los compañeros de profesión que abundaban por el monumento.
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