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  • Plataformas globales, crisis local: el futuro incierto del comercio en Concordia

    Concordia » El Heraldo

    Fecha: 09/08/2025 08:02

    ¿Estamos frente a una transformación inevitable o a un modelo que pone en riesgo la supervivencia del comercio tradicional? Ads En los últimos años, el crecimiento de las plataformas de e-commerce ha redefinido la forma en que compramos y vendemos. Aunque ofrecen comodidad y acceso a una amplia gama de productos, su avance también genera tensiones estructurales. En ciudades medianas y pequeñas como Concordia, comerciantes locales denuncian que compiten en clara desventaja frente a gigantes como Mercado Libre, Shein o AliExpress, muchas de las cuales operan desde el exterior o bajo regímenes tributarios más favorables. Ads La discusión va más allá de lo económico: está en juego el modelo de desarrollo productivo, la equidad fiscal, la inclusión digital y el futuro del trabajo local. La doble cara del comercio electrónico Ads El comercio electrónico representa una oportunidad innegable. En 2023, el volumen de ventas online en Argentina superó los $7,8 billones, con un crecimiento del 105% interanual, según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE). Sin embargo, detrás de estas cifras hay una realidad desigual. Mientras un comerciante local paga alquiler, salarios, cargas sociales, habilitaciones, IVA, Ingresos Brutos, tasas municipales y enfrenta la informalidad del mercado, un vendedor extranjero en plataformas como Shein o Temu puede ofrecer productos a precios bajísimos, sin pisar suelo argentino ni tributar en el país. En Concordia, por ejemplo, muchos locales de indumentaria ubicados en calles como San Lorenzo, Entre Ríos o Salta, han cerrado en el último año o se han reconvertido a showrooms o venta exclusiva por redes sociales, intentando sobrevivir sin poder competir en precio ni escala. Ads El caso Shein y Temu: Competir a pérdida Shein y Temu venden productos por debajo del costo de reposición de cualquier mayorista nacional. Esto es posible por tres razones fundamentales: 1) Producción ultraeconómica en Asia, con costos laborales bajos y fuerte apoyo estatal, 2) Régimen puerta a puerta: permite recibir hasta 12 envíos anuales de hasta USD 50 sin aranceles ni tributos, y 3) Capital de riesgo y subsidios estatales que permiten operar con márgenes negativos durante años para ganar mercado. Esta lógica de dumping digital pone en crisis al comercio de cercanía. En Concordia, comerciantes del rubro indumentaria aseguran que sus ventas cayeron entre un 30% y 50% respecto de 2022, y muchos señalan que sus principales competidores ya no son otros locales, sino “la aplicación del celular”. Mercado Libre: ¿aliado o enemigo? Mercado Libre representa una ambigüedad: si bien permite a muchos emprendedores vender online sin una estructura física, concentra poder, cobra comisiones de hasta 27%, y prioriza con su algoritmo a los grandes vendedores. Según datos de la propia empresa, el 80% de las ventas está concentrado en menos del 10% de los vendedores. Además, opera bajo el régimen de promoción del software (Ley de Economía del Conocimiento), accediendo a una alícuota reducida del 15% en Ganancias y beneficios fiscales que los comerciantes tradicionales no tienen. Es decir, compiten en condiciones completamente desiguales. Mientras un kiosco en calle Urdinarrain paga todos los tributos y no accede a ningún beneficio, una empresa unicornio con base en Buenos Aires tributa menos y domina el canal digital. El impacto en la economía local Más allá del debate técnico, el problema tiene consecuencias reales y visibles en la vida cotidiana de nuestras ciudades. El cierre de locales comerciales no solo implica la pérdida de empleo directo, sino también la ruptura de redes sociales, la pérdida de identidad barrial y una menor circulación de dinero en la economía local, afectando desde el kiosco hasta el proveedor regional. En algunas localidades del conurbano bonaerense, se estima que entre 2021 y 2024 cerraron más de 12.000 comercios minoristas, según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En provincias como Entre Ríos, el 85% del empleo privado es generado por PYMES y microempresas, muchas de ellas directamente ligadas al comercio de cercanía y a servicios conexos. En paralelo, la AFIP estima que más del 40% del comercio electrónico transfronterizo escapa a los regímenes de control y tributación, lo que no solo genera una pérdida fiscal significativa, sino que también agrava la competencia desleal con los actores locales que sí cumplen con todas las obligaciones fiscales y laborales. ¿Qué puede hacer el Estado? La respuesta no está en frenar el avance digital, sino en construir un marco de juego justo para todos los actores. Algunas propuestas de política pública, que podrían implementarse a nivel nacional, es revisar el régimen puerta a puerta limitando el uso comercial encubierto, aplicar IVA a compras en plataformas extranjeras que superen un monto anual y establecer un régimen de equidad fiscal que obligue a tributar en función de las ventas locales. A nivel provincial, se pueden crear fondos de competitividad para el comercio de cercanía con recursos de Ingresos Brutos a grandes plataformas, simplificar la carga impositiva para pequeños comercios en crisis y promover portales provinciales de ecommerce con logística cooperativa. En el plano municipal, es fundamental impulsar programas de digitalización con créditos y asistencia técnica. Crear un portal de ventas online, por ejemplo, una versión concordiense de “Compra Amiga”, donde comerciantes registrados puedan ofrecer sus productos con logística local y prioridad en visibilidad. Alivios fiscales temporales (exenciones parciales en tasas) a comercios que acrediten caída reales de ventas, y fomentar espacios como ferias y mercados itinerantes que promuevan el consumo local y el contacto directo con emprendedores. Conclusión: ¿Modernización o exclusión? La irrupción y consolidación de las plataformas digitales no es meramente una transformación comercial, sino un fenómeno con profundas implicaciones en la equidad fiscal, la sostenibilidad de la base imponible subnacional y la eficiencia en la asignación de recursos. Si bien el comercio electrónico representa una oportunidad de eficiencia y acceso, su expansión bajo un marco regulatorio asimétrico genera claras distorsiones de mercado que exigen establecer condiciones claras y justas de funcionamiento. Si no se adoptan políticas activas, el resultado será la exclusión silenciosa de miles de pequeños comerciantes que no pueden competir en un mercado diseñado para beneficiar a los jugadores más grandes y concentrados. Defender al comercio local no es una posición conservadora ni nostálgica. Es una decisión estratégica: apostar por un modelo de desarrollo con inclusión, arraigo territorial y generación de empleo genuino. El desafío entonces radica en construir un marco tributario adaptativo que garantice la justicia fiscal y la competencia leal entre todos los actores del mercado, sin obstaculizar la innovación digital. Un país que impulsa la innovación tecnológica, pero al mismo tiempo protege a quienes producen, venden y trabajan en su comunidad, es un país que construye futuro sin dejar a nadie afuera. El futuro del comercio será, ineludiblemente, digital, pero no debe ser salvaje, ni deshumanizado, ni concentrado en unos pocos. La meta es lograr un ecosistema comercial que, siendo digitalmente avanzado, sea también fiscalmente justo, socialmente inclusivo y territorialmente arraigado.

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