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  • Milei y el kirchnerismo: un país al filo del vértigo, mirando a octubre

    » La voz

    Fecha: 08/08/2025 23:47

    “En las campañas, todas las manchas se agrandan. Para cualquier gobierno, los peores momentos son antes de las elecciones”, solía sentenciar José Manuel de la Sota, curtido en batallas electorales, después de haber sido tres veces gobernador de Córdoba. Es probable que el presidente Javier Milei no conozca esa definición política del fallecido exgobernador cordobés. Pero, con seguridad, en medio de los cimbronazos que sufre su gestión de cara a los comicios legislativos de octubre, seguramente la avalaría. La administración libertaria atravesó una luna de miel extendida durante el verano pasado, una etapa de respaldo social y señales económicas alentadoras. Pero a partir de abril, el clima comenzó a enturbiarse. Las dificultades emergieron en todos los frentes y, en las últimas semanas, se intensificaron con fuerza. El dólar oficial trepó hasta tocar el techo de los 1.400 pesos, en un movimiento que encendió luces de alarma en la Casa Rosada, pese a una leve baja de los últimos dos días. Como en un déjà vu político, Milei repitió un libreto conocido: culpó a la oposición por la inestabilidad cambiaria, ese temblor que amenaza el principal capital simbólico de su gestión: la desaceleración de la inflación. “El dólar sube por el riesgo Kuka”, dispararon al unísono el Presidente y el ministro de Economía, Luis Caputo. Desde la mirada del Gobierno –simplista y marcada por intereses políticos– no habría razones estructurales ni técnicas para la suba del dólar. Sólo una: la política. Más precisamente, la posibilidad de un regreso del kirchnerismo como opción de poder. Así, un eventual triunfo del kirchnerismo en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre es presentado como una amenaza directa al modelo libertario de equilibrio fiscal y achique del Estado. Juntos. El presidente Javier Milei abrazó al ministro de Economía, Luis Caputo, en la última exposición de La Rural. (Prensa Gobierno nacional) Desde la vereda opuesta, Cristina Fernández de Kirchner respondió con munición pesada: calificó el plan económico del Gobierno como “inviable” y pronosticó que desembocará en una “crisis de grandes proporciones”. Lo hizo desde sus redes sociales, con el tono desafiante que nunca abandonó, aun en su situación de condenada por corrupción, con prisión domiciliaria. La política se enciende en la antesala de una campaña que promete ser áspera, previa a las elecciones legislativas del 26 de octubre. Los libertarios, sin embargo, decidieron adelantar la batalla, usando como banco de pruebas las elecciones bonaerenses de septiembre, donde se renovarán bancas provinciales y concejales. En una jugada audaz –al borde de lo temerario–, típica del estilo Milei, el oficialismo optó por ir al corazón del conurbano bonaerense, bastión kirchnerista por excelencia, con una consigna tajante: “libertad o kirchnerismo”. Sin matices ni grises. La apuesta gira en torno a los hermanos Milei. Karina, como arquitecta política del armado territorial, se juega una carta fuerte. Las encuestas muestran paridad con el kirchnerismo para la contienda de septiembre, aunque el oficialismo nacional conserva una leve ventaja proyectada para octubre. Pero el margen de error es mínimo. Un traspié libertario en Buenos Aires –de la mano de la alianza Axel Kicillof, Cristina Kirchner y Sergio Massa– podría frenar el impulso con el que Milei espera llegar a los comicios nacionales de octubre. En cambio, si la fórmula de La Libertad Avanza junto al PRO logra imponerse en las elecciones bonaerenses, el Gobierno tendrá una victoria de alto impacto simbólico, no sólo en Buenos Aires sino con alcance nacional, pensando en octubre. Una bocanada de aire para un proyecto que se sostiene en el vértigo. Dificultades y frentes abiertos El dólar no es el único frente que inquieta al oficialismo. En los últimos 60 días, la gestión se vio atravesada por múltiples sobresaltos. Al escándalo judicial del caso $Libra se sumó una denuncia presentada por el gobernador Kicillof por presunto espionaje a opositores. Sin embargo, el foco más candente está en el Congreso. Allí, el Gobierno enfrenta una verdadera encerrona. La oposición impulsa una batería de leyes que incomodan a la administración libertaria y que podrían comprometer seriamente el ya delicado equilibrio fiscal. Milei, que hasta ahora ha resistido con vetos, sabe que ese camino también tiene costo: el político. Los temas son altamente sensibles: aumentos jubilatorios, continuidad de moratorias previsionales, fondos para discapacidad y presupuesto universitario. La oposición tiene el impulso; el oficialismo, el riesgo. Las dificultades parlamentarias están íntimamente ligadas a la estrategia electoral. Un grupo de cinco gobernadores, entre ellos Martín Llaryora, lanzó el espacio Provincias Unidas, con la intención de emerger como una tercera vía entre libertarios y kirchneristas. Lanzamiento. Los gobernadores Claudio Vidal, Ignacio Torres, Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Carlos Sadir lanzaron un nuevo frente electoral para competir en octubre. (Red X) Gobernadores que hasta hace poco se mostraban como “dialoguistas”, ahora se alinean con la oposición, empujados por una lógica de supervivencia política: La Libertad Avanza compite en todos los distritos, incluso en aquellos donde sus legisladores colaboraron con el oficialismo. El tucumano Osvaldo Jaldo, el salteño Gustavo Sáenz y el catamarqueño Raúl Jalil son blanco de esta avanzada libertaria. Desde sus provincias, observan cómo el Gobierno desafía el equilibrio político territorial, mientras ellos deben explicar a sus votantes por qué alguna vez acompañaron leyes del oficialismo. En este contexto, Milei y su hermana lanzaron una ofensiva quirúrgica en cada rincón del país. Sólo sellaron pactos tácticos con tres mandatarios: Alfredo Cornejo (Mendoza) y Leandro Zdero (Chaco), ambos radicales, y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), del PRO. En el resto, apuestan a ganar terreno, cueste lo que cueste. La creación de Provincias Unidas es la respuesta: una alianza defensiva que promete sumar más gobernadores antes de octubre. “Es probable que la oposición nos cante varios goles en la cara en el Congreso, en tiempos de campaña. Pero la solución para los problemas del país pasa por otro lado”, reconoció un diputado libertario cordobés, con tono realista. La oposición, decidida, ya tiene bajo la manga iniciativas que podrían convertirse en ley: el aumento del presupuesto universitario y la declaración de emergencia en Bahía Blanca, dos temas con fuerte consenso. Además, los gobernadores impulsan dos proyectos que ya cuentan con media sanción del Senado: coparticipar los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y el Impuesto a los Combustibles. Sólo esas medidas significarían un costo fiscal estimado en 1,2 billones de pesos. Para Milei, no son simples transferencias: son recursos que, según su visión, el Estado nacional no debería entregar. Pero para las provincias, son fondos que les fueron negados injustamente. Inflación, un talón de Aquiles Pese a todo, el Presidente tiene una obsesión: que nada altere el rumbo bajista de la inflación. Sabe que un rebrote puede hacer tambalear su proyecto electoral, de cara a octubre. El dato de julio que el Indec publicará la semana próxima podría traer cierto alivio. Pero las miradas están puestas en septiembre, cuando podría impactar el reciente salto del dólar, del 14%. Ese índice se conocerá justo dos semanas antes de las elecciones. En Balcarce 50 soñaban con un número mágico: que la inflación de septiembre, que se conocerá dos semanas antes de los comicios de octubre, ronde el 1%, o incluso menos. Hoy, esa meta parece escurrirse. Milei no conoció personalmente a José Manuel de la Sota. Pero, sin dudas, entendería mejor que nadie su pragmática advertencia: en campaña, todas las manchas se agrandan.

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