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Parana » NSA
Fecha: 08/08/2025 06:18
Silencio que preocupa en el océano: los científicos resuelven el misterio del canto de las ballenas azules La vida marina en las profundidades despierta fascinación, curiosidad e intriga. El fenómeno del «streaming del CONICET», que tuvo lugar las últimas semanas, lo demuestra. Esta vez un nuevo estudio realizado por biólogos norteamericanos es celebrado por la comunidad científica porque resuelve una incógnita sobre las ballenas azules, que generaba gran preocupación. Las herramientas tecnológicas permiten un mayor acercamiento con menos intrusión humana y una observación detallada de los gigantes del océano en su hábitat natural, que puede descender desde la superficie hasta profundidades de 200 metros. La cola de una ballena azul frente a las costas de california. (Foto: AP) Durante seis años un grupo de científicos rastreó los cantos auditivos de tres especies de ballenas en el Océano Pacífico. Tras detectar una disminución del 40% de sonidos con respecto a registros anteriores, las alarmas se encendieron. Desde 2015, biólogos marinos realizaron grabaciones submarinas en el Ecosistema de la Corriente de California (CCE), con la ayuda de un hidrófono colocado en el fondo del mar, que les permitió captar los cantos de poblaciones de ballenas azules, de aleta y jorobadas. La investigación analizó la frecuencia de las secuencias estructuradas de sonidos, para definir la prevalencia en este hábitat de alimentación, y descubrieron que especialmente los cantos de las ballenas azules disminuyeron a casi la mitad de registros durante el período del estudio. Mucho tuvo que ver la ola de calor marina que las azotó en 2013, dos años antes de que comenzaran las grabaciones. El calentamiento inusual comenzó cuando una gran y densa masa de agua caliente, apodada «La Mancha», viajó desde el Mar de Bering y el Golfo de Alaska hasta las aguas de la costa oeste de los Estados Unidos. Las ballenas azules tienen una forma más alargada y delgada. (Foto: Archivo Clarín) En 2016 las aguas eran 4,5 grados más calientes que el promedio, pero las poblaciones de ballenas jorobadas se recuperaron gradualmente durante los años posteriores. Sin embargo, no sucedió lo mismo con las ballenas azules, considerados «los animales más grandes del mundo». Los científicos descubrieron que la raíz del misterio de por qué hay más silencio actualmente en el Océano Pacífico Norte, no son solamente las las cambiantes condiciones oceánicas, sino también la búsqueda de alimento y cómo afectan los patrones de comportamiento a gran escala. «No se puede cantar cuando morís de hambre»: por qué hay más silencio en el Océano Pacífico Al mismo tiempo de la ola de calor, se produjo una extrema floración de algas nocivas (FAN), que causó el envenenamiento más extendido de mamíferos marinos jamás documentado, incluidas las ballenas, según describe el informe. Las aguas más cálidas crearon un ambiente propicio para la reproducción de las algas, que mataron a la población de krill, el principal alimento de las ballenas. Emerge una ballena azul en el Océano Pacifico. (Foto: AP) «Es como intentar cantar mientras te morís de hambre”, explicó John Ryan, oceanógrafo biológico del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey y coautor del estudio, en diálogo con National Geographic. Además, las ballenas azules tienen una dieta estrictamente basada en krill, mientras que las jorobadas se alimentan de una gama más amplia de krill y peces, lo que indica por qué se mantuvo su índice poblacional, por sus mayores probabilidades de supervivencia. “Pasaban todo el tiempo buscando comida”, aseguró Ryan. Tuvieron que recorrer distancias más largas para encontrar mayor disponibilidad de alimento, y eso afecta también su reproducción. En 2016 una ballena azul de imponente tamaño quedó encallada en una playa de California. (Foto Archivo AP) «El período de alimentación más largo resulta en un menor esfuerzo reproductivo por parte de las especies marinas, lo que trae como consecuencia una población más pequeña de ballena azul», explicó el mismo biólogo. «Tenemos que entender dónde y cómo viven, para comprender cómo nuestras actividades se entrelazan con sus vidas», manifestó Ryan. Su colega, Dawn Barlow, ecóloga del Marine Mammal Institute de la Oregon State University y autora principal del estudio, concluyó: «La ciencia demuestra que el cambio climático está afectando a los océanos; escuchar y aprender de estos lugares es esencial para nuestro futuro: ahora más que nunca, es importante escuchar los sonidos del fondo marino».
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