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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 08/08/2025 02:33
Juan Otero Peña es el segundo hijo de la reconocida actriz Florencia Peña y del músico Mariano Otero. Desde chico, mostró una personalidad creativa con un fuerte interés por el arte. En 2024, emprendió un paso clave en su formación artística: viajó a Nueva York para sumarse a un programa intensivo en Go Broadway, un centro de formación en canto, actuación y danza. En su regreso al país, participó en el streaming Te pido mildis de Telefe, donde aportó frescura y conectó con audiencias jóvenes. También protagonizó una de las participaciones más entrañables de Cantando 2024, con un debut que conmovió profundamente a su mamá y conductora del ciclo, quien se quebró al verlo cantar Can’t Stop the Feeling. En el Family Day, compartieron el escenario con la interpretación de Me haces bien de Jorge Drexler, en un momento que emocionó tanto al jurado como al público. El joven llegó hasta la final del certamen y terminó consagrándose como subcampeón frente a Pepe Ochoa. En mayo, Juan blanqueó su relación con Mateo Lofeudo, un joven de 18 años. La pareja disfrutó de una escapada romántica a Pinamar, compartió fotos en redes sociales y generó una catarata de comentarios. A pesar de algunas críticas, Otero expresó que está feliz y pidió respeto por su vida privada. Juan Otero: "Lo que digan de mí me chup* un huevo, pero que hablen de mi vieja sí me da bronca". (Diego Barbatto) Pollo: — ¿Te molestan las críticas, el hate en las redes? Juan: — Pienso en cómo sin conocerme pueden opinar de mí. Imaginate si yo me pusiera a opinar sobre gente que no conozco. No tiene sentido. O sea, me conocen por la tele, pero no saben qué clase de persona soy. No sabén cómo me relaciono, no saben nada de mí. Entonces, realmente no me importa. Si veo a un compañero mío comentando: “Es un forr*”. Ahí sí me preocuparía porque me conoce y me está puteando. Puedo tener mil comentarios negativos y no los leo, no me interesa, no lo respondo. Pollo: — ¿No te pasa en algún momento que decís: “¡Uy! Esto sí me pegó”? Juan: — No. Me da bronca cuando la bardean a mi vieja. Eso sí me da bronca porque es una mina que se rompió el ort* todo el tiempo y siguen intentando buscar pincharla. Me da bronca que cuestionen su talento, su vida y sus decisiones. Lo que me digan a mí me chup* un huevo porque soy un pendej* de 16 años que a nadie le importa lo que hago, pero lo de mi vieja sí me da bronca... Pollo: — Te molesta cuando lees algún comentario negativo o una noticia que habla mal de ella. Juan: — Sí, obvio. Pero más que nada sobre situaciones irreales. Si es una opinión sobre ella como artista, qué sé yo, eso es subjetivo y pueden opinar lo que quieran. Pero la opinión que va más allá de eso, opinando sobre su vida y sus elecciones, ahí sí me molesta. Pollo: — ¿Y cómo hacés? Porque me imagino que ella está curada de espanto y sabe que cuando dice algo, puede generar repercusión. ¿Te cuesta manejarlos a vos? Juan: — Sí, me cuesta un poco. Yo creo que ella ya tiene las medidas como para manejarlo bien y yo también estoy aprendiendo bastante. Pero hay una realidad y es que es mentira ese hate. En mi vida me pasó que una persona en la calle me diga algo negativo y yo creo que a mi vieja le ha pasado pocas veces. Es poco porque no es la realidad eso. Tal vez si no le gustas no te dice nada, pero no se animan a decirte algo negativo en la cara. Entonces, yo me quedo con eso. Mi novio es muy antitele y no soporta leer comentarios negativos y yo le digo: “Quédate con que viene una señora en la calle y dice que nos quiere, que le damos ternura. Quédate con eso. No te quedes con un comentario negativo de una señora que está en la casa comentando al ped*”. Pollo: — ¿Le estresa eso a él? Juan: — Que hablen u opinen de la vida de él o mía, ya lo pone del ort*. Imagínate que nunca en la vida nadie lo conoció y ahora es un poquito conocido, entonces es re nuevo esto para él. Odia ver que la gente opine, que la gente comente. ¡Se pone a responder comentario por el comentario! Yo le digo: “¡Error! No lo hagas”. Aparte comentarios que como decís: “No te podés rebajar a contestar eso”. Pollo: — ¿Hace cuánto están juntos? Juan: — Ayer cumplimos cinco meses. Pollo: — ¿Y quién encaró a quién? Juan: — ¡Yo! Por supuesto... Amo encarar. Pero encaro si sé que no me van a rechazar (risas). Pollo: — ¿Dónde lo conociste? Juan: — En una fiesta en la costa el año pasado, en enero 2024. Hace un montón. Y es más, yo estaba saliendo con un pibe en ese momento y la mejor amiga de ese pibe me presenta a mi actual novio. Pollo: — ¿Pero te lo presenta en plan: “Dejá este y agarra el otro”? Juan: — Sí (risas). Malísima la mejor amiga. Yo realmente me quedé impactado con la situación. Aparte después la mina fue la que le contó que yo estuve con este. Fue rarísimo todo. Pollo: — ¿Y ahora? Juan: — Ahora tengo dos tatuajes con él. Uno que dice: “Until the end”, que significa hasta el final; y yo me hice un corazón con su inicial. La pareja utiliza aplicaciones para rastrearse y mantenerse informados sobre sus movimientos diarios. (Diego Barbatto) Pollo: — Se supone que si te hiciste el tatuaje, ya está. Juan: — Sí, para toda la vida (risas). Sí, obvio. Los hijos, la casa, todo (risas). No vivimos juntos, pero no hay un día a la semana que no durmamos juntos. Un día en su casa y un día en la mía y nuestras familias se quieren... Pollo: — Y estás feliz. Juan: — Estoy re feliz, re contento y me encanta. La verdad que en mi vida había estado en pareja tanto tiempo y tan seriamente. Siempre estuve soltero y es algo nuevo para mí, pero me divierte. Pollo: — Aparte el chabón es muy fachero. Juan: — Es muy lindo mi novio y no parece gay entonces se le tiran mujeres y hombres. Pollo: — Pero no le da bola a las mujeres. ¿O le gustan también? Juan: — Sí, le gustan también. Pollo: — ¿Pero él puede estar con una mujer? Juan: — No, no. Si está conmigo no puede darse ni un pico ni hablar con nadie (risas) sea hombre o mujer. Yo soy la persona más tóxica del mundo. Pero igual él también es un poco tóxico. Él aprendió a ser tóxico por mí. Él no era tóxico… Un bajón lo re enfermé. Estoy re chiflado... Pollo: — Pero tratalo si te sentís re chiflado... ¿Hacés terapia? Juan: — Sí en terapia lo hablo un montón. Creo que la terapeuta un poco me quiere ya. Como que se siente afectada conmigo (risas). Me pregunta: “¿Y Mateo?” Y yo le cuento todas las cosas. Pero no puede estar con nadie: ni un beso ni un abrazo. Nada. Es más, me ha pasado de tener que agarrarlo y decirle: “Vení”. Porque se le tiran… Salidas, control y confianza en pareja Pollo: — ¿Te gusta salir de noche? Juan: — Sí, me encanta. Pero te digo la verdad, ahora que estoy en pareja, no salgo nunca. Pollo: — Está mal eso. Juan: — Sí ya sé. Está mal, lo que pasa es que no me gusta que salga él, entonces no puedo... Pollo: — Pueden salir juntos. Juan: — Además, si él sale, ¿cómo mierd* me entero que va a hacer esa noche? Pollo: — Es que no te tenés que enterar. Tenés que dejarlo ser… Hacé tu vida. Y si él se equivoca, chau. Juan: — Igual creo que hay una cuestión energética que si se me caga yo me entero energéticamente. Pollo: — Bueno, mejor para vos. Pero, para mí, déjalo salir y vos salí o salgan juntos. Juan: — Es que yo soy una perra suelta. No puedo salir en pareja. Yo necesito estar desaforada (risas). No estoy con nadie, pero estoy en unísima. Pero bueno, me cuesta salir con él y me cuesta que salga. Nos tenemos rastreados igual, por cualquier cosa. Pollo: — ¿En dónde se tienen rastreados? Juan: — En una aplicación. Yo sé qué hace: si está caminando, si está en auto, si está comiendo o cargando el teléfono. Si no tiene batería... Pollo: — ¿Y él a vos? Está mal. Juan: — No, no está mal. Está perfecto. Pollo: — ¡Free! Sean libres… Juan: — ¡Qué libres! No, ni en ped*. O sea, entro a la aplicación y veo que está en su casa… Pollo: — ¿Pero para qué querés saber? Juan: — Yo quiero tener la tranquilidad de que está en su casa o que está trabajando. Ponele si sale del trabajo y no va a su casa, ¿qué hace? Yo tengo que saber qué hace... Pollo: — No sé. Irá de paseo… Juan: — Ahí le escribo: “Che, gordo. ¿Qué estás haciendo?” “¿Qué te importa?”, me dice. Obvio que me importa y lo videollamo: ¿Por qué viste que la videollamada te delata? Si está con alguien, en la videollamada, sale (risas). Juan se consagró subcampeón del Cantando 2024 y hoy se perfila como una de las grandes promesas del mundo artístico. (Diego Barbatto) Millón Pollo: — ¿Qué harías con 1 millón de dólares? Juan: — Quiero una mansión grande y lujosa. Con una de esas se me va el palo... En Estados Unidos o en algún lugar que no sea tan caro. Pollo: — Estados Unidos es caro, pero depende la costa. ¿Que tipo de mansión sería? Juan: — Tipo la de Las Kardashian... Pollo: — Eso es algo enorme. Para mí no te va a alcanzar para comprar la mansión de Las Kardashian, pero podrías alquilar una mansión. Tal vez por 100 lucas por mes. Pero son solo diez meses de tu vida... Juan: — Bueno, probamos un mes. Lo que pasa es que en realidad quiero una casa porque soy tan bueno que le quiero construir a mi novio una pista porque es fanático de la Fórmula 1. Pollo: — ¡Igual que yo! Juan: — Es fanático, pistero. Si le gusta un auto, frena y le saca una foto. Y quisiera construir una pista con autos en mi casa... Pollo: — ¡¿Una pista dentro de la casa?! Juan: — En el parque. Pollo: — Pero eso es carísimo, chabón. Juan: — ¿Cuánto sale? Pollo: — A ver. Te ayudo. Con 100 mil alquilás una mansión un mes y con otros 100 mil, porque no vas a poder comprar una pista, vas a un autódromo y les decís: “Chicos tengo 100 mil, el día que no hay careras es todo mío”. Ellos te libera la pista y tu novio es feliz con los autos. ¿Bancas? Porque los autódromos valen millones y millones. Juan: — Me re va. Pollo: — ¿Qué más? Le faltarían autos a tu novio… Juan: — Sí. Una BM que creo que hay que traerla de afuera. Pollo: — Te doy 100 lucas para eso. Tal vez haya que poner un poquito más. Te quedan 700 mil. Juan: — 100 de lleno a ropa. Literalmente agarro Balenciaga.... Yo soy fanático de la ropa rota y Balenciaga es el líder en ese estilo. Me quiero comprar todo: buzos rotos, remeras rotas, todo... Pollo: — ¿Cuántas prendas te podrías traer? Porque imagino que tenés que viajar para comprar... Juan: — Y calculo que unas 50 prendas. Pollo: — Te quedan 600 mil. Juan: — Haría un viajecito hermoso para recorrer el mundo con mi novio. Pollo: — ¿A dónde? Juan: — No sé. A las Maldivas, Ibiza, tal vez… Me quiero sentir Valentina Zenere literalmente. Tipo todo bronceado, bronceado falso, sopleteado, pero divino. Sacando fotos, haciéndome la millonaria con los viejos verdes. Me divierto... Pollo: — Separo 100 para ese viaje y te quedan 500 mil. Juan: — De buen hermano, le regalaría 100 a mi hermanito chiquito. A Felipe. Para que se compre lo que quiera. Siempre que puedo le doy todo lo que tengo. Es la persona a la que más le doy. Le encanta la play, jugar a los jueguitos. No sé para que se compre la mejor tablet del mundo. Aparte le encanta decir que tiene ahorros. Pollo: — Restan 400 mil. Juan: — ¿Sabés que me gustaría? Pero no me va a alcanzar: tener un crucero. O sino alquilo uno por una semana para ir con mis amigos. Pollo: — No conozco tanto de cruceros, pero lo que podemos hacer con 200 mil comprar todos los tickets. Así no puede ir nadie más, es todo tuyo por una semana y sumás a la gente que te cayó bien. A quien vos quieras. Juan: — ¡Re! Me encantó. Que venga todo el mundo… Pollo: — Te quedan 200 lucas. Juan: — ¿No se puede ahorrar? Porque yo no sé ahorrar... Pollo: — ¿No querés comprarte un monoambiente o un dos ambientes? Algo que te quede... Juan: — ¡Ay! Sí. Quiero mudarme… Algún departamento en Palermo. Pollo: — Vamos con eso entonces. Listo. Te felicito. Juan: — Lo di todo. Pollo: — Para mí está re bien gastado. Con el Pollo Álvarez, Juan se atrevió al Juego del Millón y distribuyó el dinero entre viajes, ropa y regalos de lujo para su novio. (Diego Barbatto) Sobre dorado Pollo: — Tenés varias frases fuertes, pero la producción eligió una que dijiste públicamente y la idea es que cuentes el por qué: “La separación de mis padres fue lo mejor que me pasó” Juan: — ¡Ay! Sí. Pollo: — ¿Pero no es feo que separen los papás? Juan: — No. Yo tenía tres años, imaginate. No lo sufrí, no lo viví. Ahora tengo dos casas, dos regalos, dos viajes, dos familias. Es espectacular. Increíble. La plata se duplica, chicos. Es increíble eso. Pollo: — Tus viejos están felices, pero como hijo ¿no deseaste que estuvieran juntos de nuevo en algún momento? Juan: — No. ¿Para qué? Son dos vidas diferentes, dos familias diferentes, dos mundos distintos y me encanta. Tengo más espacios para relacionarme. Si están los dos juntos, así como una familia tipo: dos padres y dos hermanos, me mato, una paj*. Me encanta ampliar, tener hermanos de un lado y del otro. Me encanta. Aparte mi familia siempre fue así. Nunca en la vida nos sentamos a cenar todos juntos porque mi hija llega a las doce de la noche, yo no estoy nunca en casa, mi hermano cocina hasta las dos de la mañana porque es chef y Felipe está en la suya. Sí pasamos momentos juntos y solemos hacer viajes de un mes. No sé, nos vamos un mes al Caribe y estamos todos los días juntos. Pero durante el año es más relax.
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