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Parana » AIM Digital
Fecha: 08/08/2025 01:25
El Presidente posó con sus candidatos en Villa Celina, La Matanza. Mientras destruye las políticas de derechos humanos, apunta contra el kirchnerismo. La democracia argentina se construyó bajo una promesa, el “Nunca Más”. Fue la frase que eligió la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) para titular su informe sobre los campos de concentración de la dictadura. Fue también la expresión con la que el fiscal Julio Strassera cerró su pedido de condena para los jerarcas que habían sido los señores de la vida y de la muerte hasta pocos meses antes. Javier Milei dio por iniciada la campaña posando con sus candidatos y armadores de cara a las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Todos sostenían una pancarta que decía “Kirchnerismo: Nunca Más”. La operación no solo busca banalizar el consenso democrático que la sociedad argentina sostiene desde hace más de 40 años, sino también demonizar a una fuerza política que hizo de los derechos humanos su bandera. El 4 de julio de 1984, poco después de las 22, una placa negra con letras blancas apareció en la pantalla de Canal 13. Decía “Nunca Más”. Después informaba que era el informe de la Conadep que se iba a transmitir en el ciclo que conducía el periodista Sergio Villarruel. El informe se había grabado días antes. Participaron, entre otros, los sobrevivientes Adriana Calvo y Jorge Watts, Estela de Carlotto y María Isabel “Chicha” Chorobik de Mariani. El nombre, según reconstruyó el sociólogo Emilio Crenzel en su libro La historia política del Nunca Más, fue idea de Magdalena Ruiz Guiñazú, quien integraba la Conadep. Esa noche del 4 de julio de 1984 fue la primera vez que la sociedad argentina se topó de manera masiva con la expresión “Nunca Más”. La Conadep se había creado el 15 de diciembre de 1983, cinco días después de la asunción de Raúl Alfonsín. Inicialmente tendría seis meses para reconstruir el sistema de desaparición que había aplicado la dictadura. El plazo se extendió por tres meses más. Los organismos no querían una comisión de notables sino una comisión bicameral del Congreso. Sin embargo, nadie duda del valor de la Conadep. Su trabajo quedó plasmado en el informe que el 20 de septiembre de 1984 el escritor Ernesto Sábato, presidente de la comisión, puso en manos de Alfonsín. Afuera de la Casa de Gobierno, una multitud se había movilizado bajo la consigna: “Después de la verdad, ahora la justicia”. El trabajo de la Conadep sirvió entonces para edificar la acusación de la fiscalía –que integraban Strassera y Luis Moreno Ocampo– en el juicio contra los comandantes. Y Strassera se hizo cargo de esa tradición al cerrar su alegato. “Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: ‘Nunca más’”, dijo entonces el fiscal. Los sectores militares intentaron objetar el trabajo de la Conadep. En esa línea, la organización Familiares y Amigos de Muertos por la Subversión (Famus) pidió un informe sobre el “fenómeno terrorista”. En sus redes sociales, Victoria Villarruel ha reivindicado el accionar de Famus. Sin ir más lejos, ella y Carlos Manfroni –jefe de Gabinete de Patricia Bullrich– escribieron un libro que presentan como el “informe Conadep de las víctimas del terrorismo”. La apelación al Nunca Más en su foto de campaña no es solo una banalización de la consigna con la que se edificó la democracia argentina, sino la búsqueda de erradicar lo que significa el kirchnerismo. Milei no estaba solo en la imagen que se tomó en Villa Celina, partido de La Matanza. Lo acompañaban Bullrich --a quien él tildó de "terrorista" durante la campaña--, su hermana Karina Milei, la secretaria general de la Presidencia, y Maximiliano Bondarenko, el comisario retirado que será candidato por la tercera sección electoral. Estaba también José Luis Espert, a quien la jueza Sandra Arroyo Salgado llegó a comparar con un "defensor de derechos humanos" para justificar el procesamiento de tres militantes peronistas que lo escracharon. Otro de los retratados es Guillermo Montenegro, actual intendente de General Pueyrredón. Montenegro está dedicado a perseguir a las personas sin techo en Mar del Plata y alrededores. Suena como un posible reemplazo para Mariano Cúneo Libarona en el Ministerio de Justicia. Su caso como portador de la pancarta es curioso. Ingresó como juez federal en 2004 --cuando las causas por crímenes de lesa humanidad estaban reabriéndose y tomaban impulso de la mano del movimiento de derechos humanos y el gobierno kirchnerista. Cuando ocupaba un despacho en Comodoro Py, fue el juez que mandó a Jorge Rafael Videla a juicio por los crímenes del Plan Cóndor, la coordinación entre las dictaduras del Cono Sur. También elevó a juicio a Reynaldo Benito Bignone por el plan sistemático de apropiación de niños y niñas. Montenegro difícilmente pueda decir que no conoce lo que implica el "Nunca Más". Entre Villarruel y Milei hay múltiples diferencias, que ahora se dirimen en los tribunales, pero parecen estar de acuerdo en la búsqueda de socavar el consenso democrático que se construyó sobre la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. Sin ir más lejos, la administración de La Libertad Avanza (LLA) degradó la Secretaría de Derechos Humanos, desjerarquizó el Archivo Nacional de la Memoria (ANM) y el Museo Sitio Esma, así como despidió a cientos de trabajadores que sostenían esas políticas. En la madrugada, una mayoría en el Congreso le puso un límite a su intento de avanzar contra esa construcción. Fue cuando la Cámara de Diputados decidió rechazar el decreto 351 a través del cual el Gobierno había intervenido de hecho el Banco Nacional de Datos Genéticos (Bndg), el organismo que ayuda a las Abuelas de Plaza de Mayo a buscar a los nietos y nietas apropiados durante la dictadura. Ese fue el límite que la democracia volvió a trazar.
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