05/08/2025 05:32
05/08/2025 05:31
05/08/2025 05:31
05/08/2025 05:30
05/08/2025 05:30
05/08/2025 05:30
05/08/2025 05:30
05/08/2025 05:29
05/08/2025 05:24
05/08/2025 05:23
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/08/2025 12:42
China le ha echado el ojo a África como opción para producir la soja que no logra conseguir en su territorio. Tiene fuerte presencia en este continente (EMBRAPA) En tono coloquial no es desacertado decir que Donald Trump pateó un hormiguero. Despertó al oso y lo empujó a salir de su cueva para proveerse sus propios alimentos. La alegoría bien puede aplicarse a China, que antes de las guerras de tarifas desatadas por el republicano en 2018 y en 2025 no trepidaba en comprar fronteras afuera los commodities agrícolas que necesitaba, hasta ahí en cantidades crecientes. Ahora la historia es distinta. Sin quererlo, Trump convenció a los chinos de que corren un riesgo dependiendo del exterior; los asiáticos aprendieron la lección y pusieron manos a la obra inmediatamente. En maíz y trigo han multiplicado su propia producción como para reducir a un mínimo sus importaciones. Con la soja es un poco más complicado. La noticia es que una filial del conglomerado estatal chino Citic Ltd. desarrollará grandes plantaciones de soja y maíz en Angola, para asegurar el suministro a largo plazo en medio de la guerra comercial con Estados Unidos. La empresa invertirá 250 millones de dólares en cinco años para desarrollar hasta 100.000 hectáreas de cultivo en el país africano. Alrededor del 60% de la producción se exportará a China, mientras que el resto se destinará al consumo local. En Angola esperan aumentar los acuerdos de producción de soja al pactar con otras compañías chinas (EMBRAPA) La información disponible indica que ya han comenzado los trabajos de desmonte en 3.000 hectáreas en Cuanza Norte y 5.000 más en Malanje, y la siembra se iniciará una vez que se aseguren los derechos de superficie. La intención es alcanzar entre 10.000 y 20.000 hectáreas implantadas para el próximo año. Lo más impactante es que –según afirman- la empresa china gestionará un fondo de apoyo agrícola y “aplicará tecnología de alto rendimiento para producir ocho toneladas de maíz y cinco toneladas de soja por hectárea”. Citic no está sola en esta movida. SinoHydro Group, empresa estatal de energía hidroeléctrica e ingeniería civil, invertirá más de USD 100 millones a cambio de una concesión de tierras libre de impuestos por 25 años que abarca 30.000 hectáreas, para construir una base de cereales a gran escala en seis provincias orientales. Al asegurar acuerdos de este tipo, Beijing reduce su dependencia de Estados Unidos y Brasil para cultivos clave como la soja, a la vez que consolida una posición estratégica en África. Si bien China y Estados Unidos han acordado un marco comercial para resolver las disputas arancelarias, los detalles aún no están claros. Es más, una nueva prórroga por 90 días hace pensar que las dos más grandes economías del planeta están aún lejos de un acuerdo concreto y duradero. El gobierno chino trabaja en todos los frentes para aumentar la oferta propia de soja, lo cual no es tarea sencilla (EMBRAPA) China importó algo más de 100 millones de toneladas de soja en 2024, con una participación decreciente de Estados Unidos y una dependencia exagerada de las exportaciones de Brasil, el gran favorecido a partir de la primera guerra de tarifas de Trump contra el gigante asiático. De hecho, China aún no ha efectuado anotaciones para la soja estadounidense 2025/26, llenando de preocupaciones a los exportadores de este país y deprimiendo los precios en Chicago. Paralelamente, Beijing se ha comprometido a apoyar a sus agricultores en la siembra, compra, venta y procesamiento de soja y semillas oleaginosas. La idea es poner todo lo necesario para impulsar la producción nacional y diversificar las importaciones con el fin de asegurar el suministro de alimentos a sus 1.400 millones de habitantes. Cabe recordar que el grueso de la soja que importa China termina siendo procesada y transformada en harina y aceite. Además, se alienta a las instituciones financieras a emitir bonos especiales destinados a la agricultura, el desarrollo rural, y las pequeñas y microempresas. El compromiso del gobierno chino con la agricultura se refleja en el crecimiento del crédito hacia el sector: Hay una decisión férrea de no tropezar de nuevo con la misma piedra, en alusión a los ataques de Trump, más allá de que los chinos parecen estar ahora mucho mejor preparados para enfrentarlo que en 2018. La brecha comercial entre Estados Unidos y China le quita el sueño a Trump y lo lleva a complicar a todo el mercado (AP) Por lo demás, las autoridades en Beijing vienen trabajando para reducir el uso de harina de soja en la alimentación animal al 10 % para 2030, frente al 13 % en 2023 y el 18 % en 2017. De concretarse, queda claro que la movida de Trump no solo perjudica a Estados Unidos, también afecta a Brasil y la Argentina. El plan de China para reducir la harina de soja en la ración comienza con la primera guerra comercial en 2018. En aquel entonces, los cerdos en este país solían consumir una ración que contenía aproximadamente un 20 % de harina de soja y entre un 70 % y un 75 % de maíz, según datos de Reuters. Un informe del ministerio chino de 2022 indicó que la proporción de harina de soja se redujo al 15,3 % en 2021. Esto permitió ahorrar un total acumulado de 11 millones de toneladas de harina de soja, equivalente a unos 14 millones de toneladas de soja, según se indica oficialmente. La nueva meta del 13% podría reducir las importaciones de soja a 82 millones de toneladas para 2025, pero todo indica que no se verificará en la práctica, lo cual sugeriría que China está subestimando el consumo de harina. La obsesión del gobierno chino pasa por seguir reduciendo el aporte de la harina de soja en la ración de engorde de los cerdos (Reuters) El año pasado, el USDA comenzó a utilizar datos de exportadores globales para estimar la demanda china de soja, en lugar de la información de las aduanas de la nación asiática, debido a que las cifras de envíos superaban con creces el consumo declarado por Beijing. El objetivo de importación de 109 millones de toneladas del USDA para 2024/25 se compara con los 94,1 millones de 2017/18. Los especialistas consideran que es posible que China esté acumulando un exceso de soja para aumentar sus reservas estatales. El gigante asiático suele preferir la soja estadounidense para este cometido, ya que se conserva mejor que la brasileña, con mayor humedad. Afirman paralelamente que la situación de la carne de cerdo en China no exige más soja, pero tampoco necesariamente menos, por ahora. Es que la producción de carne de cerdo en el gigante asiático solo ha aumentado ligeramente en la última década, lo que refleja la baja rentabilidad del sector porcino, así como la cambiante demanda de los consumidores de fuentes alternativas de proteínas. Un estancamiento en el consumo de carne de cerdo podría ser problemático tanto para los productores de cerdo chinos como para los exportadores brasileños y argentinos. Si todo esto funciona, China podría reducir las importaciones anuales de soja en aproximadamente 10 millones de toneladas. Hay muchas dudas respecto de los números de importación de soja que ofrecen las aduanas chinas (Reuters) Estados Unidos ya captó el mensaje, e impulsa la búsqueda de nuevas opciones ante la posibilidad concreta de que sus exportaciones de soja a China se depriman severamente. El USDA piensa incluso en una mayor concentración de negocio fronteras adentro –Trump ya había avisado al respecto-, enancado en la producción de diesel renovable. Por ahora todo esto se encuadra dentro del voluntarismo y los buenos deseos. El presente de la soja estadounidense es complicado y su futuro está poblado de dudas.
Ver noticia original