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» Diario Cordoba
Fecha: 03/08/2025 10:03
A Dolores y a Secundino los mueve un poderoso "motor", el de hacer justicia por su hijo. "Pero justicia de verdad", puntualizan. Es el motivo por el que se "levantan" cada mañana. Son los padres de Iván, el joven de 36 años que este domingo hace justo un año falleció en el accidente mortal del "«saltamontes" de las fiestas de Matamá. El infinito dolor por la pérdida convive en sus rostros con la sonrisa que aflora cuando recuerdan a su hijo. "No podemos estar más orgullosos de él, de la gran persona que era", describen. Ahora luchan para que nadie más tenga que pasar por lo que "estamos pasando nosotros". Para que se depuren responsabilidades. Con la esperanza puesta en la investigación judicial, tienen claro que el accidente ocurrido la madrugada del 3 de agosto de 2024 "se pudo evitar". "A Iván nos lo quitaron, nos lo asesinaron; ese ‘saltamontes’ no tenía que haber estado funcionando y, pese a ello, lo dejaron funcionar", zanjan. Este matrimonio está personado como acusación particular en el Juzgado de Instrucción 3 de Vigo. Conscientes de que se enfrentan a un proceso «lento», consideran que, al menos de momento, la magistrada está dando los pasos "adecuados". "Sabemos que esto puede ir para muy largo, pero no tenemos prisa. Ahora que lo que más queríamos ya no está con nosotros, porque lamentablemente a Iván no nos lo van a devolver, tenemos todo el tiempo y toda la paciencia del mundo para afrontar esta investigación y para luchar para que se llegue hasta el final", afirman acompañados de su abogado, el vigués Carlos Pérez Parga. Dolores y Secundino están personados en la investigación judicial abierta por el siniestro Junto al dueño de la atracción, en el procedimiento está investigado el presidente de la comisión de fiestas. Pese a que el Concello había desautorizado al 'saltamontes' por no haber aportado toda la documentación, la máquina funcionaba con normalidad cuando se desprendió uno de sus brazos articulados causando la muerte a Iván. "Claro que el presidente de la comisión no era competente para precintar ni para multar, pero él sabía que la atracción no tenía el permiso del Ayuntamiento y lo mínimo que debería haber hecho fue llamar a la Policía Local para avisar de que estaba funcionando", dice el abogado. Los padres del fallecido asienten: "Su posición como investigado es correcta. Como responsable de lo que pasa en las fiestas, debió de llamar a quien fuese competente para alertar". Dolores y Secundino, junto a su abogado Carlos Pérez (izq.) / José Lores El matrimonio se siente abandonado "por las autoridades públicas". Siguen esperando a que, como pidieron por registro, los reciba el alcalde. Y batallan para que en la causa judicial también se llame al Concello. "Deben estar ahí como investigados. Emiten un decreto desautorizando la puesta en funcionamiento. ¿Y no hacen nada? Su obligación era la de haber dado los pasos para precintar la atracción, pero no hicieron nada. En realidad nadie hizo nada. Ni el Ayuntamiento ni la comisión de fiestas. ¡No pasa nada! Hasta que pasó, claro", lamentan. Su letrado pone el acento en la necesidad que se clarifique la normativa sobre espectáculos públicos, pero censura que haya tenido que haber una muerte para que se sea "escrupuloso" con la existente ahora. Dolores y Secundino coinciden e inciden en lo que está ocurriendo este verano en las fiestas de Vigo, en las que las atracciones no han obtenido licencia para funcionar: "¿Ha tenido que fallecer alguien para que se cumpla la normativa? Porque lo que se evidencia con esto es que este año sí se está cumpliendo y el año pasado no se hizo". Familiar y deportista: "El primer y el último rayo de sol de cada día eran para él, era feliz en el mar" Iván Castaño Hervella era un joven muy querido. Un joven que dejaba huella. "Se hacía querer. Era amigo de sus amigos y familiar como el que más: jamás nos dijo que no a nada, siempre estaba dispuesto a ayudar", describen sus padres. De 36 años, llevaba más de una década trabajando en El Corte Inglés, donde su pérdida se vivió con enorme tristeza, y, cuando ocurrió el fatal accidente de Matamá, acababa de comprarse un piso que estaba reformando para iniciar allí una nueva etapa de su vida: "Lamentablemente ya no le dio tiempo a estrenarlo". A Dolores y a Secundino les reconforta que su hijo «disfrutó de cada segundo de su vida». Era un «deportista nato». «Iba al gimnasio, a correr, con la bicicleta... Le encantaba», recuerdan. Y junto a la moto, el mar era su gran afición. La playa le llenaba de energía – «el primer y el último rayo de sol de cada día eran para él», afirma con una sonrisa su madre– y "era feliz" en el agua. "Era como un pulpo bajo el agua, nadaba que era una maravilla", agrega su padre mientras cuenta anécdotas de un viaje que hicieron al Algarve o de las muchas veces que iban al pueblo, en O Bolo (Ourense), algo con lo que este joven nacido en Vigo, donde se asentaron sus padres hace casi cuatro décadas, disfrutaba mucho. Suscríbete para seguir leyendo
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