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Parana » Informe Digital
Fecha: 03/08/2025 03:30
Javier Milei aseguró a mediados de semana, en una larga conversación de streaming, que se había inaugurado en el gobierno un nuevo “triángulo de hierro político” con la inclusión de Guillermo Francos como el encargado de vincularse “con el resto de la política” y en algunos despachos oficiales se recordaron aquellos meses del 2018, durante la administración de Cambiemos. En plena turbulencia cambiaria, Mauricio Macri y Marcos Peña hicieron trascender que se estrenaba en el corazón de la coalición de gobierno una novedosa mesa política que incorporaba, por fuera de la conducción del PRO, a gobernadores de la UCR, a Emilio Monzó y a Ernesto Sanz para ampliar el sistema de toma de decisiones. El tiempo decretaría que, tal como intuían hasta los mismos participantes, el grueso de las resoluciones políticas, de gestión y electorales volvería a quedar en manos de la mesa chica macrista. El anuncio del Presidente parece inscribirse en esa misma lógica, en momentos de turbulencia cambiaria y zozobra de los mercados, de campaña electoral, y de la crisis reciente que sacudió al triángulo de hierro por la disputa política y electoral entre Karina Milei y Santiago Caputo que Milei buscó calmar con la supuesta incorporación de Francos al engranaje principal de la toma de decisiones para evitar decisiones extremas. En las últimas semanas, en alguna cena ocasional en la quinta de Olivos, el Presidente reconoció que su consultor estrella, e integrantes de su entorno, se habían extralimitado por la disputa pública que se acumuló en torno al cierre de listas en la provincia de Buenos Aires. Pero Milei tiene real afecto por Caputo, lo considera un socio fundamental del proyecto, y desarmar el diseño que implementó en la administración de la gestión, con resortes muy sensibles a cargo del estratega, implicaría un costo elevadísimo que no quiere ni está dispuesto a afrontar. Profesional, respetado por la clase dirigente y con extensa experiencia en la burocracia del Estado, Francos fue incorporado por Milei al esquema central del poder después de semanas en las que se instaló que el jefe de Gabinete se iría de su cargo después de las elecciones para dejarle el lugar a Manuel Adorni, el vocero presidencial, muy cercano a la secretaria General, a quien le habrían prometido un premio mayor por encabezar la boleta ganadora en las legislativas de la ciudad de Buenos Aires. No fue un invento de los medios, si no una versión que surgió desde el propio entorno de Karina Milei y que empezó a perder fuerza a medida que el sistema de toma de decisiones libertario entró en crisis. “La semana pasada nos íbamos y ahora somos decisivos en el gobierno”, ironizó una fuente que orbita en el universo del jefe de ministros. Ni una cosa, ni la otra. El Gobierno navega la campaña electoral en un proceso de transición para llegar a octubre y tratar de poner en marcha, en línea con el recambio legislativo, una nueva fase de la administración con las reformas laboral, impositiva y previsional en el horizonte. En ese orden. En el Ejecutivo reconocen un desgaste en el sistema de toma de decisiones. Incluso la narrativa oficial entró en una zona gris: aún altas en comparación al resto, las mediciones de las apariciones presidenciales ya no registran los números de antes, el libreto dejó de ser tan efectivo y una buena porción de la sociedad que respalda al Gobierno empezó a preguntarse hasta cuándo vale la pena el esfuerzo. En ese aspecto, los estrategas del oficialismo encuentran sosiego en la crisis del peronismo, la dispersión de la oferta electoral y la bajísima atracción que, por ahora, ofrece la dirigencia moderada. En ese contexto, a mediados de semana se presentó en sociedad un nuevo bloque de gobernadores, conformado por Maximiliano Pullaro, Ignacio Torres, Martín Llaryora, Claudio Vidal y Carlos Sadir, “Un grito federal”, que apunta a consolidar una opción de centro en esas cinco provincias con proyecciones hacia otros distritos. “Somos litio, soja, granos y petróleo. Queremos ser un espacio de sensatez, no una oposición acérrima”, explicó uno de sus miembros. Se reconocen aún novatos, aglutinados por la mezquindad presupuestaria del Gobierno y la implosión de las estructuras partidarias tradicionales, y con el objetivo de amalgamar, a partir del 10 de diciembre, un bloque de legisladores en el Congreso “sólido y consolidado” tras el recambio legislativo. “Los bloques se rompieron por diferencias personales, no ideológicas”, aseguró uno de esos gobernadores. La Casa Rosada sigue con atención a este bloque de gobernadores mientras redefine no solo su lógica de construcción interna sino la relación con los aliados. En el inicio de la campaña electoral, y frente a una negociación crucial para el programa fiscal: el veto al paquete previsional y de discapacidad que el Presidente firmó este fin de semana. “Creemos que tenemos los votos para blindar el veto”, deslizó en estas horas un operador oficialista. El nuevo bloque de gobernadores, al que se sumaría después de la elección provincial Gustavo Valdés, de Corrientes -así se lo manifestó a alguno de sus integrantes-, no acordó una posición homogénea. Por política fiscal, y por alianzas, y para no quedar en el mismo listado que la oposición del peronismo K, que lidera en el Parlamento el avance en la actualización de las jubilaciones. “El kirchnerismo es genial en cagarla, te ensucia quedar pegado a ellos”, resumió un gobernador de ese bloque. La Casa Rosada ató la negociación parlamentaria a las alianzas electorales que cierran el próximo jueves. Están avanzadas las conversaciones en Mendoza, Chaco y Entre Ríos, podría encaminarse un acuerdo de no agresión en San Luis y hay diálogo en otras provincias. Todavía es una incógnita la ciudad de Buenos Aires: este fin de semana seguían las tratativas entre Ezequiel Sabor, uno de los asesores de la administración porteña del PRO, y los delegados de Karina Milei en la capital, con Pilar Ramírez a la cabeza. Hasta hace algunas semanas, la hermana del Presidente estaba muy decidida en no entablar ningún tipo de negociación con los Macri en la casa matriz del PRO. ¿Qué cambió esa postura? “Puede haber sido la volatilidad del programa cambiario”, opinó una fuente oficial. Se habla, además, de la necesidad de mostrar en octubre un triunfo contundente para darle un espaldarazo a la administración libertaria de cara al segundo tramo del mandato. Y de consolidar los votos macristas del PRO para blindar en el Congreso los próximos vetos presidenciales. Para ese objetivo, la provincia de Buenos Aires es clave. Octubre, pero primero septiembre. Todavía persisten resquemores por el cierre de listas, aunque en Casa Rosada ya se avanzó en suturar las heridas con la conformación de la mesa estratégica en la que confluyen la hermana del Presidente, Eduardo “Lule” Menem, Caputo y colaboradores de ambos vértices del triángulo de hierro original. El estratega terminaba de delinear en estos días el diseño comunicacional de la campaña electoral, que estará bien centrado en la primera sección, a cargo de Diego Valenzuela como cabeza de la lista de senadores, que desde el comando de campaña admiten que es el reaseguro para un eventual triunfo electoral y una derrota casi segura en la tercera sección, que desde el propio Gobierno pronostican holgada en favor del peronismo. “No vamos ni a pisar la tercera sección, está perdida”, reconocieron fuentes libertarias. La postulación del ex comisario Maximiliano Bondarenko no convenció a casi nadie. El conurbano asoma esquivo para LLA. El slogan “kirchnerismo o libertad” no sería el adecuado. La elección en la primera sección tendría, en ese contexto, consecuencias no solo electorales para el Gobierno: una buena performance de Valenzuela podría terminar por catapultarlo al Ejecutivo. ¿De reemplazo de Patricia Bullrich, si es que, como pareciera, la ministra de Seguridad encabeza la boleta de senadores de la capital en octubre? Es una posibilidad. La ex presidenta quiere dejarle ese sillón a Alejandra Monteoliva, pero en el gabinete están convencidos de que no tiene el suficiente peso para el cargo. La ministra quiere sí o sí garantizar los lugares de su equipo. En ese debate se cuela Valenzuela, al que Milei le habría prometido la carrera para la gobernación en el 2027, un proyecto para el que el intendente de Tres de Febrero necesita sí o sí una vidriera mucho más auspiciosa que una senaduría provincial. Puertas adentro del Gobierno, sin embargo, existen maniobras para intentar propiciar otros candidatos para la sucesión en Seguridad. En el interior provincial, las secciones están repartidas. En la quinta, con Guillermo Montenegro a la cabeza, LLA debería tener un triunfo asegurado. En la segunda, deberían imponerse los hermanos Manuel y Santiago Passaglia, que en un primer momento ensayaron un acercamiento con el oficialismo nacional pero que desde las propias filas libertarias reconocieron que no llegó a buen puerto por la propia mala praxis del Ejecutivo. Las conversaciones, aseguran, incluyeron algunos organismos del Estado. En el seno de La Libertad Avanza creen que la elección de septiembre es una moneda en el aire, que el peronismo corre con ventaja, que la primera sección será crucial para el resultado y que, en todo caso, será cuestión las narrativas que logren instalar los diferentes espacios. Para el Gobierno, una mala performance en septiembre podría sumarse a un peor resultado de una semana antes, con la elección ejecutiva de Corrientes, en la que la estrategia de LLA corre muy serios riesgos. Octubre es otro tema, y en el Gobierno creen que pueden ganarle al peronismo si vuelven a reeditar una alianza con el PRO y consiguen, además, propiciar con diversos mecanismos -no solo políticos- una opción de centro que pueda restarle electores al kirchnerismo. Para eso siguen con interés los movimientos por fuera del peronismo K del último mes y medio. Se analizó, incluso, la figura de Facundo Manes, en torno a quién se vería más perjudicado con su postulación, si la oposición o el oficialismo. El bloque de gobernadores que se fundó a mediados de semana podría incidir en esa decisión, con Juan Schiaretti como figura protagónica detrás de los mandatarios provinciales. Entre los candidatos ya se anotó Florencio Randazzo, que podría ratificar, ocho años después, la misma colaboración que prestó en el 2017, en su momento para el PRO, ahora para LLA. Ese grupo de gobernadores que en la semana lanzaron el espacio de centro en la casa de la provincia chubutense en Buenos Aires quiere tener una representación en las elecciones presidenciales del 2027, pero la primera escala estará en el Congreso, a partir del 10 de diciembre. Una suerte de reedición del interbloque de Provincias Unidas que se presentó en sociedad el año pasado en el Senado, y que se selló con una comida en el departamento de la capital del senador Juan Carlos Romero, a la que asistió Santiago Caputo.
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