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  • El Gobierno normaliza la inestabilidad legislativa con cuatro decretos tumbados y cinco ministros reprobados

    » Diario Cordoba

    Fecha: 02/08/2025 23:21

    Septiembre será un mes clave para medir la viabilidad de la legislatura. El Gobierno pretende afrontar la reválida del decreto ‘antiapagones’, tumbado en el último pleno antes del parón estival, retomar las normas estrella que congeló ante la falta de apoyos, como la ley Bolaños para la reforma del acceso a la carrera judicial y fiscal y la reducción de la jornada laboral, y poner la primera piedra para la presentación de los Presupuestos con la aprobación del techo de gasto, como avanzó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, esta semana. Una intensa hoja de ruta que busca diluir el efecto del caso Cerdán retomando la iniciativa. Para afianzar este mensaje de normalización es fundamental el proyecto de Presupuestos, por lo que se iniciarán negociaciones con los grupos con especial énfasis en el cumplimiento de medidas pendientes de los pactos de investidura. Sin embargo, los socios de investidura han dejado claros avisos, antes y después del ingreso en prisión del ex secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, de la complejidad para armar mayorías. Avisos que no se limitan a la retórica cuasi rupturista. Apenas alcanzado el ecuador de la legislatura, se han derogado cuatro decretos, el número de proyectos rechazados se ha multiplicado y se han reprobado hasta cinco ministros en las Cortes. En el Ejecutivo justifican estos golpes al enmarcarlos en la normalidad de un Gobierno en minoría, con un Congreso fragmentado y, ahora, introduciendo el matiz de que no tiene mayorías claras ni de izquierdas ni de derechas. Con todo, desde Moncloa argumentan que solo el PSOE es capaz de aunar voluntades de unos y otros y que esta situación no difiere de las dificultades de la anterior legislatura. Los números no avalan esta comparativa. Si en la pasada legislatura se derogó un solo decreto, desde que arrancó la actual son ya un total de cuatro. Desde que Sánchez llegó a la Moncloa son en total seis los decretos que han sido derogados, el doble que en las cuatro décadas anteriores de democracia. Lo cierto es que el Gobierno de coalición ha multiplicado el recurso al decreto-ley, que requiere justificar una "extraordinaria y urgente necesidad”, y ha logrado convalidar decretos en un segundo intento, como en el caso del ómnibus y el de la reforma de subsidios de desempleo, que decayó al inicio de la legislatura con el voto en contra de Podemos y la abstención de Junts. Un recurso anómalo y que busca seguirse nuevamente con las medidas del decreto ‘antiapagones’ que precisan convalidación, pues algunas de ellas se han rescatado con un decreto sin rango de ley para no pasar por el Congreso. El Congreso tampoco avaló la senda de déficit, bloqueando el primer paso para los Presupuestos de 2025, y el Ejecutivo ha recurrido en ocasiones a retirar una ley en el último momento, ante la evidencia de la falta de apoyos, como con la ley del Suelo y la senda de estabilidad. Aunque sin consecuencias prácticas, pero altamente simbólicas, el número de reprobaciones de ministros que han salido adelante en el Congreso también hacen diferente esta legislatura de las anteriores. Freno a la producción legislativa El Ejecutivo de Sánchez acumula durante estos dos años las de Fernando Grande-Marlaska y Óscar Puente en el Congreso, este último por partida doble, y las de Félix Bolaños, José Manuel Albares y María Jesús Montero en el Senado. Desde su llegada a Moncloa son un total de once, frente a las cinco del Ejecutivo de Mariano Rajoy. La primera reprobación en la Cámara baja de la democracia fue en 2017, al ex ministro de Justicia Rafael Catalá, del Gobierno de Mariano Rajoy, a quien se sumaron después la de Cristóbal Montoro, Alfonso Dastis y Juan Ignacio Zoido. Jorge Fernández fue reprobado en la Comisión de Interior. Pedro Sánchez hizo un balance triunfalista durante su comparecencia del cierre del curso político para negar que “no hay nada nuevo bajo el sol” en estos momentos respecto a los “siete años de un gobierno de coalición en minoría parlamentaria”. En la anterior legislatura, comparó, “las mayorías también eran escurridizas”. La confianza se sigue teniendo que ganar cada día, añadió. Tras ello, justificó que “el hecho cierto es que algo muy común en las democracias europeas como es la fragmentación parlamentaria en las Cortes Generales españolas”, pero señalando al PSOE como “el único partido que puede articular mayorías en positivo, no en negativo”. Lejos de asumir una mayor debilidad parlamentaria, normalizó esta inestabilidad al destacar el dato de que el 86% de las votaciones salen adelante. Una medida más cuantitativa que cualitativa y que soslaya el hecho de haberse disminuido notablemente la producción legislativa con respecto a la anterior legislatura. Entonces, las normas aprobadas superaban con creces el medio centenar anualmente, frente a las 42 de estos dos años. Fugas en el bloque de investidura Con las cuantas públicas de 2023 prorrogadas, Sánchez reforzó su mensaje de normalización anunciando la voluntad de presentar los Presupuestos de 2026. Eso sí, sin comprometerse a someterlos a votación y desligando su aprobación o no de la continuidad de la legislatura. La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, aclaraba después que para su tramitación se requerían garantías previas. “No se puede dar el pistoletazo de salida si no es con la seguridad de que uno tiene capacidad de poder aprobarlos”, aseguró el pasado jueves. La máxima ahora pasa por intentar atar a los socios de investidura acelerando los acuerdos pendientes a partir de septiembre. Con partidos como el PNV se ha trazado ya un calendario para ello, con la prioridad en la transferencia de competencias, e intensificado guiños, como con la aprobación de una ley de secretos oficiales del gusto de los nacionalistas vascos. Con ERC se ha cerrado el curso avanzando en la financiación singular, mientras que con Junts se pretende avanzar en las conversaciones en Ginebra, con José Luis Rodríguez Zapatero implicado, y el propio Sánchez alentó un encuentro con el expresident, Carles Puigdemont. Sin vincularlo a un contenido concreto, como el apoyo a unos Presupuestos, según aclaran en Moncloa. Un matiz que supone un cambio notable respecto a lo sostenido hasta ahora. Sin embargo, un ministro socialista del núcleo más cercano a Sánchez reconocía a este cierre de curso la incertidumbre de Podemos, al reconocer que en estos momentos estarían en una actitud de “no querer sentarse a negociar nada”. Si esto no cambia, y vistas sus posiciones de máximos para votar a favor de los Presupuestos y dar por “finiquitada” la legislatura, cualquier intento del Ejecutivo será en vano. Suscríbete para seguir leyendo

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