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  • "Esto es por y para ellos, los que no salen en la foto" dijo el entrenador que devolvió a Central a la gloria

    Gualeguaychu » Reporte2820

    Fecha: 02/08/2025 16:21

    Martín Pascal vivió una noche inolvidable. Central Entrerriano se consagró campeón, volvió a la Liga Argentina y lo hizo con una marca indeleble: el trabajo en equipo, la defensa como bandera y un entrenador que apostó al corazón tanto como al juego. Crédito: Mauricio Ríos y Damián Cáceres. La imagen lo dice todo. Pascal, abrazado a sus jugadores, a su familia y al cuerpo técnico. La tribuna explotando, los rostros cargados de emoción, y una frase que resume un recorrido largo, trabajado y, sobre todo, sentido: "Esto es por y para ellos. Estoy muy feliz por todos y por todo lo que nos ha pasado", dijo en diálogo con R2820 y Radio Nacional. Los festejos fueron intensos, pero no desbordados. Como todo lo que hizo este Central. “Intenté que no se vayan tan largos en el día, sabiendo que hoy va a ser un día movido. Todavía quedan un par de cosas por hacer para cerrar el torneo”, explicaba Pascal, sin dejar de disfrutar, pero con los pies sobre la tierra. Un sueño improbable que se volvió posible Desde el inicio del torneo, Pascal sabía que la empresa era difícil: “Cuando arranca un torneo con 110 equipos, uno no puede decir que quiere salir campeón. Las probabilidades son menos del 1%”, reconocía. Pero también sabía que si había un lugar donde ese milagro podía gestarse, era en Central Entrerriano, con su gente y en Gualeguaychú. Y la hinchada respondió: “Sabía que cuando llegara el momento, la gente iba a explotar la cancha. Es una hinchada pasional, que no espera menos. Fue un factor increíble, le da un plus a los chicos y ellos pueden dar más del 100%”, dijo. Pero el ascenso y el campeonato no fue un camino de rosas. "Hubo que sortear muchos obstáculos para poder llegar a esto. Con el correo del torneo la hinchada se fue enganchando, confiaba que estábamos ante una oportunidad muy grande", expresó Pascal. El quiebre en el tercer cuarto El tercer juego de la final tuvo momentos de tensión. Santa Paula había dominado de local el primer partido, el miércoles, el "Rojinegro" le devolvió la gentileza en el segundo cruce y llegó la definición que se jugó con los dientes apretados, táctica y corazón. El primer tiempo fue duro, Central no lograba romper la hegemonía del visitante que marchaba arriba en el marcador. Pero en el vestuario hubo calma, sin gritos ni reproches. “Transmití tranquilidad. Defensivamente estábamos bien. Solo había que esperar que la pelota empezara a entrar”, explicó Pascal sobre el clic que cambió el partido. Y así fue. "Convertimos 28 puntos en todo el primer tiempo y 32, solo en el tercer cuarto. Fue el giro del partido. Supimos manejarlo desde ahí con tranquilidad", rememoró ante R2820. Esa convicción es la que, para Pascal, marcó toda la campaña: “Nunca negociamos nada en defensa. Y adelante, sabíamos que alguien iba a aparecer. Siempre alguien da la cara. Siempre”. El entrenador destacó la preparación física de su equipo: "Durante esta última fase regular, todos los chicos estaban a tope de su rendimiento". Una familia en la cancha De todos los gestos y emociones que dejó esta consagración, uno de los más profundos fue el de los hermanos Lado. Manu y Benja compartieron cancha, camiseta y gloria. “Manu arrancó entrenando con nosotros sin saber si iba a jugar. Lo hizo para estar en ritmo, para ser una red de contención en caso de que se lesionara alguien, para acompañar a su hermano, por amor al club. Terminó jugando todo el torneo y fue clave en la final”, contó Martín. Con orgullo sincero, destacó el valor del compromiso y del sentido de pertenencia: “Son del club, su familia está identificada con Central. Se lo merecen”. El entrenador que dejó de jugar para volver a soñar Pascal se retiró como jugador hace poco más de un año. Lo suyo fue una transición inmediata: “Este es mi tercer torneo como entrenador. El año pasado llegamos a cuartos, después ganamos el Pre Federal y ahora este Federal, con el ascenso en el medio”, repasó. Pero su decisión fue mucho más que una continuidad profesional: fue una apuesta por seguir construyendo desde otro rol. “Arranque con formativas. Me preparé, lo busqué. Sabía que Central no pedía menos que ser protagonista. Pudimos estar a la altura y devolver al club a la Liga Argentina, donde debe estar”, dijo. Y todo eso, con la familia a distancia en Caseros, departamento Uruguay, pero cerca del corazón. “Es muy difícil no estar en el día a día con mis hijos. Mi familia me apoya desde siempre, me bancan en todo. Eso es un plus enorme”, confesó emocionado. Y sintetizó "es increíble todas las cosas que me han pasado en poco tiempo, impensado". Una victoria colectiva Pascal no se olvidó de nadie. En sus palabras hubo lugar para cada parte del engranaje: “Desde el que barre la cancha hasta el utilero, pasando por los jugadores, dirigentes y nuestro cuerpo técnico que somos 8 personas, todos son indispensables. Todos han aportado su granito de arena. Ellos también tienen un ascenso y un campeonato”. Ahora vendrán las vacaciones. Cortas, seguro. Porque como él mismo dijo: “Ya empecé a trabajar. Tenemos que armar un equipo que esté a la altura de la Liga Argentina. Vamos a entrar a una competencia donde ya hay equipos que están prácticamente conformados, con muchos jugadores contratados. Nosotros vamos a sostener la base de este equipo, sumar algunos jugadores para jerarquizarnos y ojalá que puedan seguir la mayoría. Estos chicos se lo han ganado”. Pero antes, un instante para respirar, mirar hacia atrás y saber que lo lograron. Que lo hicieron con identidad, con humildad y con mucho básquet. Y que la historia, apenas, comienza.

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