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  • El mercado siempre se sale con la suya

    Parana » AnalisisDigital

    Fecha: 01/08/2025 17:39

    “Comprá, no te la pierdas campeón”, ironizó a comienzos de mes el ministro, Luis Caputo, ante quienes le cuestionaban el atraso cambiario. A esta altura queda claro que el mercado siempre se sale con la suya. El tipo de cambio trepó sólo en julio 14,1% a $ 1373. Así, se ubicó un poco más cerca del techo de la banda de flotación, fijado en $1450. Para quien compró, fue una gran inversión, por lejos, la mejor del mes. Pero, para el Gobierno, aunque por estas horas esté haciendo malabares para adecuar el discurso, no necesariamente termine siendo una mala nueva. Claro, siempre y cuando, el tipo de cambio encuentre un techo ya relativamente pronto. El valor del dólar (o del peso) era percibido, en definitiva, como una inconsistencia por gran parte de la biblioteca económica. El creciente déficit de cuenta corriente, aunque soslayado por los voceros oficiales, era probablemente la señal más clara. Iniciado el periodo de mayor escasez de dólares –se liquidaron esta semana US$150 millones menos por día, según consignó el economista Fernando Marull–, era cuestión de tiempo para el que tipo de cambio se ajustara. El disparador, vaya paradoja, terminó siendo un error del propio equipo económico, cuando, en un intento algo torpe –en retrospectiva–, de desarmar las denominadas Letras Fiscales de Liquidez (LEFI) volcó de un día para el otro una millonada de pesos al mercado. ¿La suba del dólar sucedió antes de lo esperado por el equipo económico? Seguro. ¿Fue más violenta de lo que le hubiera gustado? Sin lugar a dudas. Para un Gobierno que supo tener anclado el tipo de cambio hasta abril (con un crawl de apenas 1% mensual) y que prometió que se iba a desplomar apenas liberado el cepo, que se mueva 14% en un mes no parece lo más cómodo. Los llamados por parte del funcionarios del Banco Central (BCRA) como Federico Furiase o Esteban Klein a las mesas de dinero de los bancos reflejaron el nerviosismo oficial. Hubo pedidos para que los bancos colaboren en secar la plaza de pesos y participaran de la licitación de bonos -Lecaps- que para tal fin planteó la Secretaría de Finanzas. “Era eso o nos decían que podían subir más los encajes (por el dinero que deben inmovilizar los bancos cada vez que toman un depósito del público)”, reconoció un ejecutivo del sistema. Libertarios y kirchneristas actúan de igual manera en momentos de tensión. Se llama pragmatismo. Este jueves, de todas maneras, el directorio del BCRA ejecutó su amenaza: decidió una suba adicional de encajes al 40 por ciento. En los bancos, sin embargo, generó también gran malestar que el Gobierno quisiera responsabilizarlos por la escalada del tipo de cambio. “Entendemos que los manuales de comunicación los obligan a buscar un responsable externo, que canalice la rabia o el miedo de la gente, pero no tiene sentido”, se quejó uno. Las versiones que hicieron correr desde Casa de Gobierno, en las que identificaban directamente a tres grandes entidades por la corrida, no fueron en ningún momento convalidadas en privado por Economía. Regulatoriamente, la realidad es que los bancos casi no pueden comprar dólares por cuenta propia, sino sólo trasladar órdenes de clientes. Todo relato para las redes. Es cierto que la intervención oficial en el mercado de futuros y nuevamente su participación en el circuito de pases (préstamos de cortísimo plazo en pesos) para contener la escalada del tipo de cambio desorientaron al mercado. El “Messi de las Finanzas”, como bautizaron a Caputo, perdió por momentos su magia. Pero sigue competitivo. En la City, ya se especulaba ayer con que, eventualmente, el BCRA anuncie alguna medida que dé mayor previsibilidad al manejo de pesos, después de la accidentada eliminación de las LEFI. La suba de encajes, sin embargo, es la respuesta menos amigable. Las LEFI servían hasta ahora como un instrumento para administrar la liquidez de corto plazo de los bancos. Un banco tiene que gestionar la cantidad de pesos que tiene a diario, de manera tal que, por ejemplo, cuando un depositante haga una transferencia bancaria tenga la certeza de que esos pesos puedan estar disponibles para que el destinatario los retire. Pero, al mismo tiempo, no puede tener demasiada cantidad de pesos ociosa, ya que los pesos que no se trabajan tienen un costo (dado que las entidades pagan una tasa de interés por los depósitos). Tecnicismos que hacen a un mercado naturalmente inquieto de cara a una elección. La apuesta ahora es que el famoso “carry trade” (que el inversor, que ahora cree que el dólar ya no tiene tanto recorrido alcista, decida vender sus dólares para colocarse en pesos y aprovechar las tasas de interés más altas) haga su parte para contener la escalada del dólar. Aunque también el Tesoro tiene margen de intervenir vendiendo dólares, en caso de que el tipo de cambio coquetee con el techo de la banda de flotación cambiaria. En tal caso, recuerda el economista Martín Polo, estratega de Cohen Aliados Financieros, estarían disponibles los US$11.000 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que están en las reservas. Este jueves, y tal como se había anticipado en esta columna hace algunas semanas, el directorio del organismo terminó por darle el visto bueno a la primera revisión del programa firmado en abril. Hay objeciones dentro del directorio del Fondo con respecto a la politica económica argentina, pero según reconocen fuentes con acceso al organismo, el apoyo por ahora de los Estados Unidos se impone. La discrecionalidad con la que Donald Trump administra las relaciones exteriores por ahora juega a favor de Milei. Con la aprobación del directorio, finalmente el FMI desembolsará en los próximos días los US$2000 millones que originalmente estaba previsto que le diera al país en junio pasado. El FMI dejó claro en el comunicado que difundió ayer que espera que la Argentina siga esforzándose para sumar reservas, el único compromiso que no cumplió en el acuerdo que había firmado hace tres meses. Después de comprar 930 millones de yuanes (equivalentes a US$130 millones) en una operación directa con el banco ICBC, la semana pasada, Economía no volvió a comprar divisas en bloque en los últimos días. Aunque sí logró sumar US$1600 millones esta semana vía desembolsos de otros organismos internacionales de crédito. La exigencia del FMI surtió efecto. O el mercado, aquí también, se salió con la suya: nunca aceptó la bravuconada oficial de que no hacía falta acumular reservas. Sin reservas no hay paraíso (ni baja de riesgo país). Resta por ver el nuevo esquema de acumulación que, según anticipó el ministro Caputo, aceptó pautar el FMI. “La flexibilidad del tipo de cambio debería preservarse, mientras continúan los esfuerzos por reconstruir un colchón de reservas”, instruye el comunicado del FMI. Ajustado el tipo de cambio, el Gobierno desearía ahora, de todas formas, que el dólar no siga escalando con igual virulencia. El riesgo es que una escalada mayor se traslade a los precios. Hasta ahora, coincide gran parte de los economistas, el traslado a precios de la mayor depreciación del peso no ha sido marcado. Una buena nueva para el Gobierno. Sin embargo, indefectiblemente, algo de remarcaciones habrá. Lo mismo, la suba de tasas de interés impulsada por el BCRA para contener la escalada del tipo de cambio tendrá impacto sobre la actividad.“Si el Gobierno estaba hablando de una recuperación en V, ahora probablemente veamos una actividad económica más en línea con la forma de raíz cuadrada”, dice Polo. Un poco menos de actividad se supone que va a reducir la demanda de dólares para importaciones, al mismo tiempo que una mejora cambiaria colabora para mejorar las exportaciones”, resumió. Tras la fuerte suba de tasas, en los bancos ya se preparan para morigerar la oferta de créditos. Es una cuestión prudencial. Es muy difícil, explican, que haya salarios que vayan a subir tanto como para poder pagar tasas de interés que, en términos reales, superan con creces la inflación prevista para los próximos meses. Una menor oferta de crédito es posible que repercuta en algunas de las actividades que hasta ahora venían liderando la recuperación, como es el caso de la industria automotriz. Ya en julio se había comenzado a evidenciar una desaceleración de los préstamos, que hasta entonces estaban creciendo a un ritmo del 4% mensual. No hay ajustes sin costos. El mercado siempre se sale con la suya. Fuente: La Nación

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