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Parana » ER 24
Fecha: 01/08/2025 13:40
CONTRATOS TRUCHOS: Bahl y Lauritto: impunes, blindados y de gira proselitista Mientras Entre Ríos sigue lamiéndose las heridas de uno de los escándalos de corrupción más escandalosos de su historia democrática —el caso de los contratos truchos de la Legislatura—, sus verdaderos jefes políticos caminan impunes. Adán Humberto Bahl y José Eduardo Lauritto, dos de los grandes arquitectos de ese sistema de desvío millonario de fondos públicos, hoy recorren empresas, se encierran en unidades básicas con empleados municipales y se preparan para volver al poder como si nada hubiera pasado. Las pruebas están. Las firmas están. Los decretos están. Las planillas de contrataciones ilegales también. Todo fue publicado y documentado —con pelos, señales y nombres propios— en La Caldera, mucho antes de que la Justicia siquiera pestañeara. Pero la impunidad, también está. Porque en Entre Ríos no hay Estado de derecho si la estructura política decide blindar a los suyos. Bahl firmó cientos de contratos como vicegobernador y presidente de la Cámara de Senadores. Lauritto hizo lo propio, desde 2007 en adelante. Ambos integraban el mismo sistema que armó el circuito de los tarjeteros: personas vulnerables que prestaban sus nombres a cambio de migajas mientras los millones iban a la caja negra del PJ. Una caja que financiaba campañas, militancia rentada, pactos de silencio y distribución de poder. Una caja a la que aportaban todos, pero de la que solo sacaban los de siempre. Hoy, mientras los perejiles son condenados —empleados administrativos, gestores de cuarta línea, secretarias y algún contador sin espalda política—, ni Bahl ni Lauritto fueron llamados a declarar. No están imputados. No están siquiera mencionados en las acusaciones fiscales. Y sin embargo, todo lleva a ellos. Porque los decretos tienen sus firmas. Porque el sistema operaba en sus narices. Porque nadie podía haber montado semejante esquema sin aval político. La gira proselitista que encabezan ahora, a espaldas de la ciudadanía, es una burla. Se sacan fotos con empresarios que esperan licitaciones. Se rodean de empleados municipales llevados en horario de trabajo a actos que simulan “militancia”. Se encierran en sedes partidarias que aún funcionan como centros de recaudación y reparto de favores. Todo mientras siguen sin dar una sola explicación. Ni una. En cualquier provincia seria, habrían sido separados, investigados y procesados. Acá no. Acá se candidatean. Y lo hacen con la tranquilidad de saber que tienen un Poder Judicial absolutamente sometido. Con fiscales funcionales. Con jueces disciplinados. Con un procurador que nunca investigó nada. Con un Tribunal de Cuentas cómplice. Con una Legislatura que nunca pidió informes ni creó una comisión investigadora. Con una oposición que negocia silencio a cambio de contratos para los suyos. Todo ese sistema está montado para garantizar la impunidad de Bahl, Lauritto, Allende, Urribarri, Stratta, Michel y todos los que durante dos décadas usaron la Legislatura como una máquina de desviar fondos. Porque eso fueron los contratos truchos: una estructura delictiva estatal con jerarquía, coordinación, objetivos políticos y financiamiento encubierto. Hoy que vuelven a escena con discursos reciclados y sonrisas impostadas, hay que recordarlo con crudeza: son los jefes de la banda. No los delegados. No los gestores. Los jefes. Y Entre Ríos no puede permitirse que los jefes de los contratos truchos vuelvan al poder. Porque no hay democracia posible sin justicia. Y no hay justicia posible si quienes la corrompieron se pasean impunes por nuestras calles. Los vimos firmar. Los vimos gobernar. Ahora los vemos de gira. Lo que no vemos, es justicia.
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