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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/07/2025 14:59
Jack Sweeney expuso los vuelos privados de celebridades usando datos públicos, desatando un debate global sobre privacidad y amenazas legales (@jacksweeney) En 2022, la actividad de Jack Sweeney, un estudiante universitario de Florida, captó la atención mundial al exponer el trayecto de aviones privados de celebridades y empresarios influyentes. Con solo 21 años, se transformó en el centro de un debate legal y mediático tras demostrar que, mediante el acceso a datos públicos, era posible seguir en tiempo real los vuelos de figuras como Taylor Swift, Elon Musk, Kim Kardashian, Jeff Bezos y otros. El inicio de esta historia tiene raíces familiares y personales. Sweeney creció en Orlando, hijo de un controlador de operaciones de mantenimiento de una aerolínea y de una maestra. Desde joven mostró interés por la aviación y la tecnología, en particular por empresas como SpaceX y Tesla. Esa pasión lo llevó a crear un sistema que, a través del sitio web TheAirTraffic.com y cuentas en redes sociales, recolectó y compartió información sobre aviones de personajes públicos. El mecanismo explotó la disponibilidad de señales que los propios aviones emiten durante el vuelo, datos que cualquier aficionado, usando receptores accesibles, logra captar y sistematizar. Al principio, Sweeney consideró el proyecto un pasatiempo. Con el tiempo, detectó el valor público que tenían esos datos, especialmente cuando sirvieron para evaluar la huella de carbono que generan los desplazamientos en vuelos privados. Por ejemplo, estudios posteriores verificaron el impacto ambiental de los viajes de Taylor Swift, aunque la artista aseguró haber comprado créditos de carbono para compensar esas emisiones. El rastreo de jets privados de figuras como Taylor Swift y Elon Musk por parte de Sweeney generó reacciones legales y controversia sobre la transparencia de datos (Facebook) El éxito de las cuentas de Sweeney provocó consecuencias jurídicas inesperadas. Según precisó BBC, en el caso de Taylor Swift, sus abogados enviaron una carta advirtiendo que divulgar la posición del jet privado de la cantante ponía en riesgo su seguridad, dado que cualquiera podía anticipar sus movimientos exactos. Definieron al rastreo como “un asunto de vida o muerte” y afirmaron que no existía “ningún interés legítimo o necesidad pública de esta información”. Sweeney no aceptó esos argumentos. Defendió la transparencia y el carácter público de los datos, aclarando que el principal interés en esas publicaciones provenía de seguidores de las propias celebridades, como los “Swifties”, fanáticos de la artista. El joven, aun recibiendo amenazas y críticas, propuso incluso alternativas para reforzar la privacidad de los dueños de aviones, como usar registros corporativos anónimos y códigos menos evidentes en los sistemas de identificación. El caso de Elon Musk representó otra derivación legal relevante. Musk, tras prometer tolerancia con la cuenta @elonjet en nombre de la libertad de expresión al adquirir Twitter (actual X), cambió de postura semanas después. De acuerdo con Forbes, Musk clausuró la cuenta y amenazó a Sweeney con acciones judiciales, alegando que el seguimiento permitió a un supuesto acosador aproximarse a su vehículo cuando viajaba su hijo pequeño. Una pesquisa policial determinó que el incidente no guardaba relación alguna con la información publicada por Sweeney, ya que involucró a un miembro del propio equipo de seguridad de Musk. Sweeney defendió el uso de información pública y propuso alternativas para proteger la privacidad de los dueños de aviones (Facebook) Desde entonces, Sweeney ajustó el funcionamiento de algunas de sus cuentas. Para respetar normas recientes de X, la publicación sobre el seguimiento del jet de Musk se realiza con 24 horas de desfase. El estudiante también se topó con restricciones por parte de otras plataformas: Meta suspendió las cuentas relativas al avión de Swift, aunque mantuvo activas otras similares que rastrean aeronaves de distintas personalidades. El abogado de Sweeney, James Slater, interpretó las amenazas legales como intentos de intimidación que no hallan sustento en la legislación vigente. Según Slater, “la carta fue un intento de intimidar a Jack para que hiciera algo que legalmente no tiene que hacer”, remarcando que el joven nunca violó ninguna norma sobre datos públicos. La actividad de Sweeney se insertó dentro de la comunidad Osint, dedicada a la recolección y análisis de información de acceso abierto. En ese entorno, internautas, periodistas y aficionados exploran y comparten grandes volúmenes de datos en la web sobre temas de interés social, ambiental y de seguridad. El caso de Sweeney en 2022 se usó en debates sobre privacidad, acceso a la información y los nuevos límites que enfrentan tanto los ciudadanos como los famosos en la era digital. El pasado 15 de mayo, Sweeney se recibió en la Universidad de Florida Central con un título en Tecnología de la Información. Hasta el momento el joven, que recuperó su cuenta de X, continúa compartiendo el registro de vuelos. Entre ellos, los de Taylor Swift. La experiencia de Jack Sweeney ilustró cómo la utilización de datos públicos puede derivar en conflictos legales y en discusiones sobre los derechos y límites de la vigilancia digital en el siglo XXI.
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