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» Primerochaco
Fecha: 31/07/2025 09:56
El presidente de Chaco For Ever habló a corazón abierto sobre el presente del club, el valor del grupo humano por sobre el talento, la deuda con la infraestructura y la desidia del empresariado chaqueño. También reivindicó su gestión y su compromiso con una marca que, según él, volvió al primer plano nacional sin hipotecar el futuro. “No voy a mandar a For Ever a la guerra con un escarbadientes” setencio con la sinceridad brutal que lo caracteriza y en su mejor momento En plena campaña de la Primera Nacional y con For Ever a solo tres puntos de la punta, Héctor Gómez baja un cambio. No se marea con la tabla, no promete lo que no puede cumplir, y ante los micrófonos no escatima en crudeza: “Yo no voy a llevar a la guerra a mis soldados con un escarbadientes”. Y esa frase resume toda una filosofía de conducción. Gómez lleva más de 15 años al frente del club. Le tocó asumir con una institución quebrada, en lo económico y lo deportivo. Hoy, bajo su gestión, For Ever no solo compite de igual a igual con equipos de presupuestos tres veces mayores, sino que volvió a instalarse en la conversación nacional del fútbol argentino. Del sufrimiento al presente esperanzador “Hoy estamos cumpliendo con creces nuestras expectativas. Forever ya cumplió su principal objetivo en este torneo”, reconoce Gómez. La cautela no es impostada: “Estamos a tres puntos de la punta, sí, pero primero quiero entrar al octogonal. Si se da algo más, será una bendición”. Desde su mirada, el secreto de este presente está en el grupo humano más que en la calidad individual. “El año pasado teníamos más pie, pero no teníamos grupo. Este año tenemos grupo y eso es todo. En el fútbol de hoy no importa si sos tiki-tiki. Gana el que traba con la cabeza, el que tiene hambre”, define. El eterno dilema: técnicos, decisiones y autocrítica Sobre las decisiones de entrenador, Gómez no evade su cuota de responsabilidad. Reconoce que volver a traer a Osella no fue un error, pero sí una apuesta que no funcionó. “El equipo tenía buen pie, pero nunca se armó el grupo. Ahí falló la cabeza”, dijo sin vueltas. “Después fuimos a buscar a Pancaldo. Ya sabíamos que era él, pero en su momento no se pudo cerrar”. Respecto al frustrado arribo de Grelak, fue tajante: “Lo bajé yo. No porque no quisiera venir, sino porque me di cuenta que como club no estábamos a la altura de él. El día a día en Chaco no es para cualquiera”. Una economía de guerra: bonos, semillas y sponsors que no aparecen Uno de los momentos más duros de la charla fue cuando Gómez abordó el costado económico de la gestión. El club tiene el 50% de su presupuesto atado a la ley de sponsorización, una herramienta valiosa pero lenta: “La burocracia nos está haciendo perder plata. Por esperar los pagos, vamos a pagar 8 millones de pesos en intereses. Una locura”. La crudeza de la situación se traduce en imágenes cotidianas: bonos para pagar máquinas que nivelen el campo, canchas que requieren millones en semillas importadas y fertilizantes, y la constante necesidad de mendigar apoyo empresarial. “Los principales sponsors de For Ever son de Buenos Aires o Corrientes. Los chaqueños miran para otro lado”, lamenta. El peso de la marca y la soledad del dirigente Aun en este escenario, Gómez reconoce con orgullo lo que ha logrado: “Pusimos la marca For Ever de nuevo en el plano nacional. Pero no me detengo a pensarlo, porque acá no tenés tiempo. Terminás un partido y a las 10 de la noche ya tenés un quilombo para resolver. Te llaman a las 3 AM porque se robaron reflectores. Esto es así”. También puso en valor el trabajo colectivo: “Yo soy la cara, pero hay un grupo de dirigentes que está conmigo desde el primer día. Si alguno se quiso desviar o hacer negocios turbios, se fue. Pero la gran mayoría sigue firme. Esta locura no se banca solo”. El vínculo con la AFA y el federalismo genuino Uno de los temas donde más se enciende es al hablar del fútbol del interior y su rol en el Consejo Federal. “Nos costó que nos vean. Gracias a la llegada de Pablo Toviggino y la gestión de Chiqui Tapia, los clubes del interior tenemos voz. Pero aún hay dirigentes que llegan a Buenos Aires, dan dos vueltas a la General Paz y se creen que están en Nueva York”. Resalta la creación del Torneo Nacional Juvenil Sub-13 y Sub-15, impulsado desde el Chaco: “Nuestros pibes no compiten como los de Buenos Aires. Allá tienen torneos desde los 12 años. Acá eso no existe. Si no formás, no creás talento. Este torneo que impulsamos es para eso. Dentro de cinco años, alguien va a decir ‘mirá, este pibe salió de ahí’”. El hincha, la ilusión y las redes sociales Lejos de enojarse con la crítica, Gómez la filtra. “Leo todo. Pero de cada 10 críticas, 9 vienen de bobos. A las otras las escucho, sobre todo si vienen con buena leche”. Y responde también a quienes lo acusan de no querer ascender: “Yo soy el hincha número uno de Forever que quiere ascender. Pero también soy el presidente que tiene que cuidar al club. No puedo regalarle a la gente un espejito de colores y después fundir la institución.” Conclusión: pasión, realidad y una guerra desigual Héctor Gómez es, sin dudas, una de las figuras más singulares del fútbol del interior argentino. Su sinceridad incómoda, su dedicación a prueba de todo, y su convicción de no hipotecar el club por un éxito efímero lo definen como dirigente. “Queremos ascender, claro que sí. Pero no vamos a dejar el club rematado por eso. Esta es una guerra en la que entramos con menos armas, pero con más coraje. Y eso vale.” El futuro de Chaco For Ever es incierto, como el de cualquier equipo que compite. Pero si algo parece seguro, es que bajo esta gestión no se venderá el alma por un resultado. El escarbadientes puede no alcanzar, pero el escudo no se entrega.
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