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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/07/2025 10:51
La transformación de las cadenas de suministro es hoy uno de los ejes centrales en la agenda de las empresas de energía y recursos naturales. Así lo refleja el reciente informe de una firma global especializada en auditoría y consultoría, que analiza las principales tendencias y desafíos que atraviesan las cadenas del sector de minerales y metales en la región. Con la descarbonización como meta ineludible, el rediseño operativo ya no responde únicamente a criterios de eficiencia económica, sino también a exigencias regulatorias, ambientales y sociales. La pandemia de COVID-19 marcó un antes y un después en la percepción global sobre la fragilidad de las cadenas de suministro. A las disrupciones sanitarias se sumaron, en los años siguientes, conflictos armados, guerras arancelarias y nuevas tensiones comerciales. Como consecuencia, muchas empresas iniciaron un replanteo profundo de sus estructuras logísticas, priorizando criterios de resiliencia, diversificación y proximidad. Nearshoring y control de costos: el nuevo mapa de abastecimiento En este escenario, el informe señala al nearshoring como una de las estrategias más adoptadas por las compañías para mitigar riesgos. Esta tendencia implica relocalizar etapas de la cadena en territorios más cercanos a los mercados de destino. En ese sentido, Latinoamérica aparece como un destino atractivo para empresas estadounidenses, gracias a su riqueza en recursos naturales y su matriz eléctrica, que ya es un 70% renovable. Paralelamente, se destaca la necesidad de avanzar en una comprensión granular de los costos logísticos. Separar por producto, cliente, canal y etapa es clave para tomar decisiones ágiles y responder con flexibilidad ante interrupciones. Esta visión integrada no puede lograrse sin la incorporación de tecnologías como inteligencia artificial (IA), aprendizaje automático (ML), análisis de datos, soluciones cloud e internet de las cosas (IoT), que permiten monitoreo en tiempo real, alertas tempranas y planificación predictiva. Tecnología y sostenibilidad: binomio clave en la cadena minera En el sector minero, la digitalización ya está mostrando resultados. Según la última encuesta regional de la consultora autora del informe, el 48% de las empresas mineras de países como Brasil, Chile, Perú y México consideran a la IA y al ML como herramientas clave para optimizar sus operaciones y avanzar en sostenibilidad. Más de la mitad de los líderes consultados aseguró que invertirá en tecnologías alineadas a objetivos de descarbonización. Entre las aplicaciones más destacadas se encuentran la electrificación de operaciones, el uso de hidrógeno verde, tecnologías de captura de carbono y digitalización de procesos para mejorar la eficiencia energética. También se registran avances en la adopción de indicadores y sistemas de TI para medir el impacto ambiental y reportar los progresos en materia de huella de carbono. Obstáculos logísticos y oportunidades financieras A pesar de este impulso, los desafíos persisten. Las empresas latinoamericanas identifican como principales obstáculos a la falta de personal calificado para gestionar cadenas complejas, la volatilidad de precios y los problemas de transporte. Como contrapartida, se están priorizando soluciones como la diversificación de proveedores, la mejora de la infraestructura y el fortalecimiento de la logística como eje estratégico. El acceso al financiamiento aparece como un punto clave. Si bien muchos proyectos cuentan con apoyo estatal o incentivos —como el RIGI en Argentina o los fondos del BNDES y la FINEP en Brasil—, las empresas señalan que las exigencias de retorno de inversión y las dificultades regulatorias de los sistemas financieros aún limitan el flujo de capital hacia iniciativas sostenibles. Un cambio estructural en marcha La industria de minerales y metales tiene por delante una doble misión: expandir su capacidad productiva para responder a la creciente demanda de minerales críticos y reducir drásticamente su impacto ambiental. Lograrlo implicará transformar modelos operativos, redefinir alianzas con proveedores y adoptar tecnologías que permitan tomar decisiones con base en datos y no en intuiciones. Para Latinoamérica, esta transformación representa tanto un desafío como una oportunidad. La región no solo posee gran parte de los recursos que el mundo necesita para avanzar en la transición energética, sino que también puede posicionarse como un nuevo nodo estratégico en la configuración de cadenas globales más sostenibles. La resiliencia ya no es una opción, sino una condición para competir. Y en esa ruta, las cadenas de suministro no serán testigos pasivos, sino protagonistas de la próxima década.
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