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  • ¿Se puede entrenar la empatía? Cómo vincular la felicidad ajena con una recompensa propia, según la ciencia

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 30/07/2025 10:48

    Un estudio de la USC demuestra que la empatía puede entrenarse mediante la asociación emocional (Imagen Ilustrativa Infobae) Un estudio de psicólogos de la Facultad de Letras, Artes y Ciencias Dornsife de la USC señala que el cerebro puede aumentar el interés por una persona al asociar su felicidad con una experiencia positiva propia. Publicado en Psychological Science, el trabajo muestra que la empatía puede desarrollarse con entrenamiento y no depende únicamente de experiencias o valores compartidos, sino de la conexión emocional entre la satisfacción ajena y la recompensa percibida a nivel individual. Un experimento innovador: cómo se entrenó la empatía El equipo de psicólogos de la USC Dornsife, liderado por Leor Hackel, profesor adjunto de psicología, y Yi Zhang, estudiante de doctorado y autor principal del estudio, diseñó una serie de experimentos en línea con la participación de 1.500 adultos estadounidenses. Según detalló Phys.org, los investigadores recurrieron a un personaje animado para explorar cómo las personas pueden aprender a preocuparse más por otros a través de la asociación emocional. Los participantes priorizaron el bienestar del personaje incluso cuando implicaba un costo personal (Imagen Ilustrativa Infobae) Durante los experimentos, los participantes observaron a este personaje de dibujos animados enfrentando situaciones cotidianas, como disfrutar de un momento con un perro o sufrir una caída de bicicleta. Tras cada escena, los voluntarios veían en pantalla un número que subía o bajaba, representando una ganancia o pérdida personal. De este modo, la felicidad o tristeza del personaje se vinculaba directamente con una recompensa o castigo para el observador. Con el tiempo, quienes experimentaron beneficios personales cuando el personaje estaba feliz comenzaron a asociar sus propias emociones positivas con el bienestar ajeno. Este proceso, según los investigadores, permitió que los participantes desarrollaran una preocupación genuina por el personaje, incluso en situaciones nuevas donde ya no existía una recompensa directa. Resultados: más empatía y conductas prosociales Los resultados del estudio, recogidos por Phys.org, mostraron que la asociación emocional entre la felicidad del personaje y la recompensa personal no solo incrementó los sentimientos empáticos, sino que también influyó en las acciones de los participantes. En una fase posterior del experimento, los voluntarios debían elegir tarjetas de regalo digitales para el personaje, sabiendo cuáles le gustarían y cuáles no. En ocasiones, seleccionar un regalo que complacía al personaje implicaba una pérdida de puntos para el participante. La empatía se desarrolla más fácilmente en entornos cooperativos que en contextos competitivos según los autores (Imagen Ilustrativa Infobae) A pesar de este costo, quienes habían aprendido a vincular la felicidad ajena con la recompensa personal tendieron a priorizar las preferencias del personaje o, al menos, dudaron más antes de tomar una decisión que pudiera perjudicarlo. Este comportamiento sugiere que el aprendizaje emocional no solo afecta cómo nos sentimos respecto a los demás, sino también cómo actuamos en situaciones donde nuestros intereses pueden entrar en conflicto con los de otros. El estudio concluye que “valorar el bienestar ajeno es un aspecto fundamental de la empatía y la conducta prosocial", y que el aprendizaje asociativo permite a las personas generalizar la empatía a nuevas situaciones y tomar decisiones morales influenciadas por el bienestar de los demás. El condicionamiento pavloviano: una analogía para entender la empatía Para explicar el mecanismo detrás de este fenómeno, los investigadores recurrieron al concepto del aprendizaje asociativo. “Es una versión social del experimento clásico de Ivan Pavlov. Así como un perro aprende a salivar cuando una campana anuncia comida, nuestro cerebro puede aprender a sentirse bien cuando alguien más está feliz”, explicó Leor Hackel. La ONU considera la empatía esencial para sociedades justas, pacíficas y saludables (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio de la USC Dornsife sugiere que las personas pueden aprender a asociar señales sociales, como la sonrisa o la alegría de otro, con una recompensa personal, generando así una respuesta emocional positiva hacia el bienestar ajeno. El equipo de investigación propuso que este tipo de condicionamiento permite a las personas asociar la recompensa no solo con señales concretas, sino también con los estados mentales abstractos de los demás, como la felicidad o el sufrimiento. De este modo, la empatía puede surgir y fortalecerse a través de experiencias de aprendizaje social. Los hallazgos del estudio tienen implicaciones que van más allá del laboratorio. Según los autores, la empatía tiende a desarrollarse con mayor facilidad en entornos cooperativos, como familias, aulas o equipos de trabajo, donde el éxito de una persona suele beneficiar a todos. En cambio, en contextos competitivos, donde la ganancia de uno implica la pérdida de otro, los vínculos emocionales y la empatía pueden verse obstaculizados. El entorno social es clave para moldear la empatía y fomentar conductas prosociales (Imagen Ilustrativa Infobae) Yi Zhang, autor principal del estudio, destacó en Phys.org la relevancia de estos resultados para el diseño de tecnologías sociales: “Comprender cómo las personas forman vínculos emocionales podría ayudarnos a diseñar una IA que responda de forma más humana. Pero también nos recuerda cuánto depende la empatía de nuestro entorno social y cómo podemos moldearlo". El estudio sugiere que, al comprender los mecanismos que permiten entrenar la empatía, se podrían desarrollar estrategias para fomentar relaciones más solidarias en la sociedad. La empatía según la ONU: una habilidad esencial para la convivencia La Organización de Naciones Unidas (ONU) define la empatía como la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás, una habilidad crucial para establecer relaciones sociales y profesionales saludables, desarrollar la conciencia de uno mismo y contribuir a sociedades justas y pacíficas. El experimento analizó cómo es posible vincular la felicidad ajena con recompensas personales (Imagen Ilustrativa Infobae) De acuerdo con la ONU, la empatía es fundamental para el bienestar mental y físico, ya que fomenta la compasión y la motivación para actuar ante el sufrimiento ajeno. Además, enseña a niñas y niños a tomar decisiones responsables y a considerar el impacto de sus acciones en la familia, la comunidad y el mundo. Las personas empáticas, según la ONU, son más receptivas a los demás y tienen mayor conciencia de sí mismas, lo que puede protegerlas frente a conductas de riesgo y contribuir a la reducción del acoso, los prejuicios y el racismo. La ONU sostiene que la empatía sienta las bases de sociedades más justas, pacíficas y compasivas, y permite comprender el estado de ánimo de los demás, promoviendo comportamientos solidarios, especialmente hacia quienes no forman parte de nuestro círculo cercano. El estudio de la USC Dornsife concluye que la empatía puede moldearse a través del aprendizaje y la experiencia social. Los investigadores subrayan que el entorno en el que nos desenvolvemos juega un papel determinante en el desarrollo de la empatía, ya sea en la familia, la escuela, el trabajo o la sociedad en general. “Valorar el bienestar ajeno es un aspecto fundamental de la empatía y la conducta prosocial”, escribieron los autores en Psychological Science. “Las teorías del aprendizaje asociativo sugieren que las personas pueden asociar señales sociales, como las sonrisas, con la recompensa personal, sintiéndose así bien cuando otros prosperan”, sumaron.

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