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  • Aprender jugando: cómo convertir tu casa en un laboratorio STEAM

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 30/07/2025 06:37

    Un grupo de chicos aprende a programar (foto: Martín Salas) Es domingo y todavía la noche no se fue. El cielo vibra con rosados y naranjas en ese momento de choque entre la luz y la oscuridad. Una niña de casi tres años parada frente al ventanal mira y pregunta: “¿En el cielo hay fiesta?” Un interrogante que puede descolocar a un adulto que durmió poco, pero que al mismo tiempo invita a retomar esa mirada fresca y de curiosidad plena frente a lo que nos rodea. El reconocido divulgador y Dr. en Ciencias Biológicas, Diego Golombek suele decir que es en la primera infancia donde tenemos científicos en potencia, donde todo es pregunta y asombro. Cualidades que muchas veces pasan a estar encorsetadas cuando la educación no adquiere una visión amplia en diálogo con la cambiante contemporaneidad. La educación STEAM, que pone el foco en trabajar con la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería, el Arte y las Matemáticas, permite no solo abordar conocimientos claves sino también desarrollar capacidades como el pensamiento lógico, la resolución de problemas, el trabajo en equipo, la comunicación, la creatividad y la posibilidad de aprender de los errores; entre otras habilidades. La computadora y un laboratorio STEAM casero Jugar el juego de las preguntas “El secreto para armar un laboratorio STEAM en casa no es comprar kits costosos, sino cultivar una mentalidad de curiosidad. Un verdadero laboratorio casero funciona con preguntas, no con respuestas”, asegura Joaquín Wolf especialista en informática y tecnología educativa, integrante del equipo maker de la solución integral Ticmas. Y destaca: “Se trata de transformar la cocina en un espacio de química con bicarbonato y vinagre, el living en un estudio de ingeniería con cajas de cartón y el patio en una expedición de biología. Aprender jugando es darle permiso a los chicos (y a nosotros mismos) para experimentar, equivocarse y descubrir que la ciencia y el arte están en todos los objetos que nos rodean”. “Cuando un chico pregunta ¿Por qué el cielo es azul?, en lugar de dar la respuesta, podemos repreguntar: ¿Vos qué pensás? ¿De qué otros colores lo viste? ¿Y si lo dibujamos?. El rol del adulto es acompañar la exploración y ayudar a buscar las respuestas juntos, ya sea observando, experimentando o buscando en internet, reflexiona Wolf. Y suma sobre su experiencia como padre y apasionado por la educación: “En casa con mis hijos, los proyectos nacen del juego y evolucionan con la curiosidad. Un día es algo simple como un trompo hecho con un CD, que nos lleva a preguntarnos sobre el equilibrio. Otro día, el desafío crece y nos proponemos armar un barco. Ahí el aprendizaje se multiplica: por un lado, actuamos como científicos, probando y experimentando con distintos materiales para ver cuál flota mejor. Por otro, como ingenieros, al incorporarle componentes electrónicos para que tenga movimiento. En un solo proyecto, unimos física, experimentación y tecnología”. En esta nota, sumamos una serie de simples actividades para hacer en casa. De lo que se trata es de asombrarse y aprender a través del juego tanto para niños pequeños o en edad escolar como para adultos. Me gustan el arte y las emociones Una media vieja se puede transformar en el mejor títere casero. Elegir sus ojos, el pelo, la sonrisa o el nombre, puede ser una ocasión perfecta para hacer una simple actividad creativa en familia e invitar a los niños a expresar emociones y establecer juegos de rol. Incluso permite fomentar el trabajo en equipo al establecer quienes pueden manipular ciertos elementos pequeños, tijeras o pegamentos y así crear una actividad segura con reglas, pero sin perder la creatividad. También es posible unir el arte y las matemáticas usando compases, escuadras y transportadores para crear dibujos que inviten a redescubrir la geometría. 1, 2, 3 a contar y construir Las matemáticas pueden estar presentes desde el inicio de nuestras vidas. Así como los sonidos, las ideas de “más” y “menos”- como llenar un recipiente, u ofrecer una ración de comida- siempre son buenas opciones para apuntalar el pensamiento matemático. Con los más chicos algo tan simple como hacer bolitas de plastilina y jugar a aplastarlas gritando números, suele ser más que divertido. Para los pequeños arquitectos y arquitectas, la idea de construir puentes, torres y lo que sea usando recipientes y materiales varios siempre permite aprender física de forma divertida al descubrir la resistencia y ¡la gravedad! O incluso se puede jugar a medir “cuántas manos o cuántos pies” tienen el propio cuarto o el largo de nuestro cuerpo. ¿Alguien dijo Ciencia? El volcán casero es un experimento que nunca falla. Tan solo se necesita una botella de plástico, bicarbonato de sodio, un poco de vinagre y colorante para recrear reacciones químicas. El tip es siempre estar preparado- como adulto- a dar una respuesta a los inmediatos: “¿Por qué?”. La efervescencia del dióxido de carbono tiene que estar entre nuestros conocimientos previos. ¿Hielos que se derriten en diferentes tiempos? Echar sal a hielos, ponerlos en agua puede incentivar a la observación en detalle y a la pausa. Para trabajar con densidades, también se puede pensar en ver qué objetos flotan y cuáles se hunden. Para niños más pacientes, crear cristales con sal, azúcar y agua caliente puede ser un proyecto de mediano plazo y ¡gran asombro! Tecnología del ahora Crear robots con materiales como cartón y piezas sueltas es clave para la motricidad y la creatividad. Incluso sumar baterías y rueditas, puede generar una nueva oportunidad para aprender de la velocidad. Jugar con linternas en la oscuridad y reflejos creando mensajes codificados puede ser una buena oportunidad para trabajar con la lógica. Dos vasos de plástico y un hilo son un gran ejercicio para descubrir cómo viaja el sonido. Utilizar las pantallas para descubrir nuevos experimentos científicos a replicar permite enseñar búsquedas guiadas con criterio y marcar fuentes confiables. Todo es cuestión de ingenio, ganas y tiempo de aprender y sorprenderse.

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