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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 30/07/2025 02:39
Las imágenes corresponden a la cámara de seguridad de un edificio en Palermo, en donde cometió el robo que hizo caer a la banda Noelia, a sus 17 años, actuaba como viuda negra para una banda de la Villa Zavaleta. Ella se ocupaba de avisarle a la víctima que estaba llegando, de hacerle 'la coreo’ de que la noche iba a ser hot y de, obviamente, drogarlo para que sus cómplices desvalijaran la casa. Pero, no le pagaban acorde. A tiempos de 2024, cobraba unos 3 mil pesos por ataque, aunque estaba negociando el doble. Pero para hacerse una plata extra, a las baratijas que sacaba de cada golpe las revendía en redes sociales. Su perdición fue un par de zapatillas. El ocaso de Noelia Fernández, y en consecuencia de sus cómplices y de otra organización criminal más, comenzó en abril del año pasado. Con roles definidos y con Ricki, un ex presidiario que hacía de community manager de los perfiles en redes sociales de las viudas negras, la banda encontró a su víctima. El 16 de abril de 2024, un hombre denunció ante personal de la Comisaría Vecinal 14A haber sido drogado y asaltado por una mujer a la que llevó a su departamento de la calle Malabia en el barrio porteño de Palermo. De las imágenes de cámara privada del edificio surgió que del departamento salían dos sospechosos, además de la joven. Era Noelia, la viuda negra, lo que no se conocía era que era menor para ese entonces. Con la causa delegada por la Justicia a la División Delitos Tecnológicos Complejos de la Policía de la Ciudad, comenzó otra historia y el fin de la banda de Noelia, pero también otra a la que Ricki le administraba las redes sociales. Los investigadores identificaron a la viuda negra y vieron que en sus perfiles vendía el remanente de los robos y también de sus andanzas como mechera. Justamente, tenía al mejor postor unas zapatillas que se había llevado del ataque de abril en el departamento de Palermo. De las imágenes de cámara privada del edificio surgió que entraron dos sospechosos y les abrió Noelia Algo inusual, pero efectivo, la Fiscalía Nacional de Menores N°2, cuyo titular es María Eugenia Sagasta, y el Juzgado Nacional de Menores N°4 de Cristian Von Leers, secretaría 10 de Esteban Seré; dieron luz verde para la propuesta de la División Delitos Tecnológicos Complejos: hacer una compra controlada de las zapatillas y abrirle el teléfono al momento del arresto frente a testigos para dar con sus cómplices. Dicho y hecho, el celular de Noelia fue un libro abierto para los investigadores cuando la arrestaron en la zona de outlets de Barracas el 31 de julio del año pasado, cuando ya tenía 18 años. Ahí, surgieron los nombres de Lucas y Aye, una pareja de la Villa Zavaleta que se encargaban de seducir desde los perfiles de redes sociales creados por Ricki a las víctimas que iba a atacar Noelia. Ellos, en criollo, eran los encargados del chamuyo. Lucas, con antecedentes por encubrimiento, además era uno de los que aparecía saliendo del edificio de Palermo donde habían cometido el robo. Aye, por su parte, también se ocupaba de reclutar a las viudas negras. Cuando los allanaron encontraron el celular de la mujer, y otra vez con el OK de la Justicia, lo abrieron. Quedaron detenidos al instante. Una de las detenidas Del teléfono de Aye y Lucas los investigadores llegaron a Ricki, de 24 años y que había salido de la cárcel un mes antes del robo en Palermo tras siete años preso. Él no sólo les creaba las redes sociales a las viudas negras a la banda que tenía a Noelia entre sus filas, sino que se encargaba de generar un nuevo perfil si lo denunciaban, les pedía fotos a las chicas y estaba todo el tiempo monitoreando que estuvieran en línea en todos los sitios donde podían captar clientes. Lucía Pero Ricki también trabajaba con otra banda que operaba en el Conurbano bonaerense y ahí la viuda negra era Lucía. Justamente, ella en junio de 2024 llegó a la propiedad de Remedios de Escalada de su víctima. Pero algo pasó cuando lo quiso dormir al dueño de casa para que sus cómplices entren a robar. El hombre, de 56 años, estaba más despierto que ella y la joven decidió abortar la misión. Pasaron al plan B. Cuando Lucía estaba saliendo de la vivienda, llegaron sus cómplices para hacerle una presunta entradera. La víctima estaba armado. Y disparó. Mató a uno de los sospechosos de 17 años. Los otros huyeron con la viuda negra. Y en el cambio de coche cometieron un error que les costó la cárcel: se olvidaron los celulares y las huellas dactilares que había en los equipos hicieron lo suyo. Tres de los detenidos de la banda En este caso, que investigó el fiscal Martín Rodríguez, titular de la UFI N° 6 de Lanús, y de la que participó la Policía Bonaerense, también fue parte División Delitos Tecnológicos Complejos de la Policía de la Ciudad. Lucía fue detenida en la casa de una tía en La Matanza. Los cómplices con los que había escapado, Matías y Nahuel, cayeron en el barrio porteño de Flores y en la Villa Zavaleta. Noelia, por su parte, fue la última en caer. Estaba prófuga luego de que le habían puesto una tobillera electrónica porque debía cuidar de su bebé. Pero a su hijo lo dejó en la casa de la familia que salió como garante y donde tenía la domiciliaria, y huyó el 5 de diciembre pasado. La capturaron en la plaza 1° de Mayo, en Hipólito Yrigoyen y Pasco, en Balvanera.
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