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  • “Locomotora” Oliveras y una vida de resiliencias: el dramático día en que encontró a su marido en la cama con su hermana

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 29/07/2025 12:45

    Locomotora Oliveras recordó la traición de su marido El lunes 28 de julio la noticia impactó a todos : Alejandra “Locomotora” Oliveras murió tras luchar por su vida después de haber sido internada en el Hospital José María Cullén, a causa de un ACV isquémico que tuvo dos semanas atrás. Su partida provocó una ola de despedidas en redes sociales y, junto a los mensajes de adiós, resurgieron distintos videos con entrevistas donde ella misma relataba los golpes sufridos en su vida. Una de esas escenas, justamente, era la herida más profunda que alguna vez expuso en público, un golpe mucho más brutal que cualquier corte en el ring. En una entrevista concedida en abril de 2022 al programa Todo Pasa, emitido por Urbana Play, la múltiple campeona del mundo se despojó de la coraza y narró el episodio que desbordó de dolor el inicio de su leyenda: ¿acaso existe traición más despiadada que la que llega desde la propia familia?. En 2016, diez días antes de forjar su consagración mundial, antes de subir al cuadrilátero y batirse con Jackie Nava en Tijuana, México, descubrió la traición. “Diez días antes de irme a México a pelear por el título del mundo, encontré a mi marido en la cama con mi propia hermana”, reveló, sin rodeos. El corazón destrozado la acompañó hasta el aeropuerto y después, hasta el cuadrilátero. Ahí, la furia, el dolor y la humillación se transformaron en una energía inhumana: Oliveras derrotó por knock out a Jackie Nava y, bajo el nombre de la WBC, se convirtió en campeona mundial de Peso Supergallo. ¿Quién pudo imaginar el vendaval íntimo detrás de aquella hazaña? “Me fui a México con el corazón destrozado, creo que me vengué con Jackie Nava por lo que me había pasado”, admitió entre risas amargas, al recordar la noche en la que su puño fue venganza y desahogo. La multicampeona argentina alcanzó el record Guinness con seis títulos en cinco categorías distintas Ese engaño, relató, fue “uno de los golpes más duros” de su vida. Más que una caída. Más que un derechazo. Fue una herida capaz de partir el espíritu. “Me quería morir, fue una puñalada por la espalda. Para no llorar, entrenaba, porque sentía que no podía suspender el sueño de mi vida”, explicó. La sala de entrenamiento se transformó en un refugio ante el naufragio. Las lágrimas se sacrificaron en cada saco, cada cuerda, cada una de las diez horas del día que le arrebataba al sueño. El proceso de reconstrucción fue lento. Implacable. “Demoré como un año en estabilizarme, en recuperarme. En ese momento él era el amor de mi vida. Que te traicionen de esa manera duele hasta los huesos”, destacó Oliveras. ¿Qué fortalece más, el golpe físico o la afrenta invisible del desamor? Para la exboxeadora, la respuesta es cristalina: “Los golpes de la vida son peores que los del ring, porque no los esperás. La pelea más dura es la vida, es levantarte todos los días y decir ‘no voy a aflojar’”. El sacrificio nunca disminuyó. Tampoco el hambre literal. Oliveras dormía en un colchón en el suelo, trabajaba en cinco gimnasios para alimentar a sus hijos y utilizó los 2.800 dólares ganados en México para equipar su casa. Todo bajo el peso de la traición reciente. Alejandra Locomotora Oliveras fue una de las deportistas más importantes en la historia argentina La reconciliación con su pasado fue amarga pero definitiva. “En cuanto a mi expareja, pude perdonarlo, pero esa traición no tenía vuelta atrás. Por más que estaba muy enamorada, nunca más volví con él”. Un adiós sin regreso. Durante esa charla, en la que la campeona repasó los recuerdos como quien explora heridas, no vaciló en revelar la clave de su entereza: “Nadie entrenaba como yo: hacía 10 horas por día, de lunes a lunes”. La disciplina como bálsamo y fortaleza. Su palmarés, su legado, la convirtieron en leyenda, pero el drama familiar, la traición silenciosa, fueron la verdadera forja de su espíritu invicta. Ni el cuadrilátero ni la gloria pudieron anestesiar el filo del pasado. En cada tributo que despidió a la campeona, resonó su lección: aun derrotada, Alejandra “Locomotora” Oliveras supo levantarse. Porque detrás de todo golpe hubo uno peor, y nunca aflojó.

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