Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Opinión: Cristina, paredón y después

    » El Ciudadano

    Fecha: 29/07/2025 12:40

    Por Pedro Bollea Una democracia sin oposición verdadera funciona mal. Tenemos en nuestro país una oposición singular, en la que buena parte de las representaciones parlamentarias no libertarias auxilian al oficialismo. Es la llamada con sorna la “opoficialista”. Por otro lado hay una oposición verdadera constituida por el peronismo y una izquierda trotskista. Ésta es irrelevante y aquella se encuentra dividida por disputas internas de primacía, léase Kicillof versus Cristina, y que no consigue estructurar una propuesta superadora capaz de atraer el consenso de una masa de ciudadanos. Las voluntades políticas se dividen por tres tercios, el libertarismo, el peronismo/kirchnerismo y un tercio de los llamados indecisos. Para que la oposición verdadera cobre efectividad se debe resolver un obstáculo insalvable que es la posición de Cristina en el tablero de la política nacional. Una vez más va de suyo que “con Cristina no alcanza y sin ella no se puede”. Este análisis debe afrontar el problema sobre cuál es la situación real de la mayor líder de la oposición. La proscripción y prisión domiciliaria que sufre desde hace un par de semanas, aunque parezca mentira no hace más que poner en el plano legal lo que ya había sido construido a lo largo de 17 años (desde el 2008) por los poderes mediáticos y judicial. Vale decir una mayoría de ciudadanos convencidos de su corrupción y que no la votarían. Aunque no estuviera la proscripción no podría aspirar a cargos electivos mayores porque ya pesaba desde antes una proscripción de facto. Este es el paredón que ella no puede trasponer. Claro que conserva un 30 % de adherentes firmes, esa minoría políticamente intensa, pero minoría al fin. La apoteósica despedida con que una multitud la aclamó al finalizar su última presidencia puede llamar a la confusión. Si bien consiguió finalizar su mandato en términos constitucionales y no como le ocurriera a Alfonsín y a De la Rúa, ya en 2015 era un hecho de que pesaba sobre ella una enorme oposición: el alto empresariado urbano y rural, la corporación mediática de Clarín, Comodoro Py, la CGT y una parte de la CTA, contingentes de sectores medios y medios bajos convencidos de que a ellos les sacaban lo que le daban a los más pobres y a los jubilados. Además de una entente de partidos políticos de derecha, de centro y de izquierda, que en conjunto con los factores arriba mencionados hicieron lo imposible por desprestigiar los adelantos indudables que hubo en el terreno económico, previsional, laboral y de derechos. Luego del interregno de 2015 a 2019 Cristina mediante una maniobra ingeniosa consiguió relanzarse a la arena política pero en un cargo menor como es el de la vicepresidencia. Ese fue un plus que sorprendió a los que la creían definitivamente fuera de juego. La disconformidad que dejó el desastroso gobierno de Macri y la candidatura del disidente Alberto Fernández fue la combinación exitosa. En lo que va desde el 2008 hasta la actualidad Cristina fue cobrando real dimensión de que la fortaleza política verdaderamente existente depende de muchos factores externos a la voluntad y se adecuó en cada momento a lo que éste le permitió. No podemos saber si su presentación a candidata por la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires fue una maniobra calculada para precipitar la proscripción. Lo cierto es que haciendo de necesidad virtud la proscripción de marras reactivó la memoria peronista de los años de 1955 al 73 y sirvió para estrechar filas en el movimiento. Sirvió también para ponerla en el lugar visible de víctima en plena democracia. De esta manera, aunque sea paradójico se desactivó la proscripción social y quedó su figura abierta a los posibles e imprevisibles giros de la política argentina. La posición real de Cristina que quedó plasmada en la condena por la causa Vialidad, fue largamente anticipada por ella cuando dijo categóricamente que no sería candidata a nada e instó a que nuevas figuras “tomaran el bastón de mariscal”. El final de las disputas con el gobernador de Buenos Aires y el lugar de presidenta del PJ que se reserva como estratega en el “exilio” de la calle San José, parecieran ser promisorios para que el peronismo salga de su lugar defensivo, crezcan nuevos liderazgos que no tengan la impugnación social y pueda tener propuestas a futuro.-

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por