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» Diario Cordoba
Fecha: 28/07/2025 07:55
Las olas de calor marinas, que se están volviendo más prolongadas, frecuentes e intensas bajo el cambio climático, ahora representan una amenaza significativa para las especies y los ecosistemas oceánicos. Su alcance es catastrófico en algunos casos. Los estudios basados en observaciones a largo plazo ofrecen perspectivas críticas sobre cómo el cambio climático alterará la vida marina en todas las escalas, desde el plancton hasta las ballenas, desde los efectos fisiológicos en los individuos hasta las interacciones alteradas de las especies y los procesos a escala del ecosistema. Entre 2014 y 2016, el Pacífico Noreste experimentó lo que, hasta el día de hoy, sigue siendo la ola de calor marina más larga registrada a nivel mundial, desencadenando una amplia gama de respuestas ecológicas. Investigadores de la Universidad de Victoria (Canadá) han protagonizado un estudio publicado en ‘Oceanografía y Biología Marina’, en el que realizaron una revisión sistemática de estudios basados en observaciones de esta ola de calor y sintetizaron los impactos ecológicos documentados. Efectos en cascada Los autores identificaron 331 informes primarios relevantes, entre estudios científicos e informes gubernamentales. En total, se encontraron 240 especies fuera de sus rangos geográficos típicos durante la ola de calor, y muchas de ellas se encontraron más al norte que nunca. Delfiines ballena franca boreal. / NOAA NMFS Los impactos directos de las temperaturas anómalas desencadenaron efectos en cascada que transformaron la estructura de los ecosistemas. Entre los casos más extremos destacan el desplazamiento del delfín ballena franca boreal (Lissodelphis borealis) y la babosa marina Placida cremoniana, encontrados a más de 1.000 kilómetros al norte de sus hábitats típicos. La prolongada ola de calor, que elevó las temperaturas del Pacífico nororiental entre 2°C y 6°C por encima de los promedios históricos, también provocó la disminución de los bosques de algas, alteró la productividad oceanográfica marina y afectó las praderas de pastos marinos y los hábitats intermareales. "La ola de calor marina provocó una perturbación ecológica sin precedentes en miles de kilómetros de la costa oeste de América del Norte", afirma Samuel Starko, autor principal de la investigación. Proliferación de algas tóxicas Las alteraciones se extendieron a todos los niveles tróficos. Las comunidades de plancton se reorganizaron, registrando una disminución del 50% en la productividad primaria, y el fitoplancton en vastas zonas, sustituido por especies de menor tamaño y valor nutricional. Paralelamente, se produjo una proliferación histórica de algas tóxicas (Pseudo-nitzschia spp.) que generó concentraciones récord de ácido domoico (toxina amnésica de moluscos). Este evento tóxico causó la muerte masiva de mamíferos marinos: solo en California central se documentaron 229 casos de leones marinos varados con síntomas de intoxicación. Estrella de mar girasol naranja. / Ed Bowlby / NOAA La escasez y baja calidad nutricional de los peces forrajeros, como el capelán del Pacífico (Mallotus villosus), cuya abundancia disminuyó un 98% en el golfo de Alaska, tuvo efectos devastadores en depredadores superiores. Entre 2015 y 2016, aproximadamente un millón de araos comunes (Uria aalge) murieron de inanición desde Alaska hasta California, el mayor evento de mortalidad registrado para esta ave. Las ballenas jorobadas o yubartas (Megaptera novaeangliae) también sufrieron eventos de mortalidad inusuales; en Alaska, la supervivencia de sus crías cayó diez veces respecto a años previos. Más: La población de bacalao del Pacífico (Gadus macrocephalus) en el golfo de Alaska se redujo un 71%, sin mostrar recuperación hasta 2022. La ola de calor que duró 300 días Los efectos indirectos de la ola de calor también fueron de gran alcance, provocando la casi extinción de un depredador clave de las costas rocosas, la estrella girasol (Pycnopodia helianthoides), y el cierre de múltiples pesquerías por cambios en las interacciones entre especies, la proliferación de enfermedades o la pérdida de hábitat, lo que generó pérdidas de cientos de millones de dólares. "La enfermedad de desgaste de las estrellas de mar se vio agravada por las altas temperaturas, reduciendo la respuesta inmune de estos animales", explica el estudio. De hecho, la estrella girasol sigue funcionalmente extinta en gran parte de su área histórica. El estudio concluye que la duración excepcional del evento (hasta 300 días continuos en algunas zonas) amplificó sus efectos. Algunos ecosistemas, como los bosques de kelp en Washington, se recuperaron rápidamente. Otros, como los kelp bull (Nereocystis luetkeana) del norte de California o ciertas zonas de Columbia Británica, permanecen degradados años después. Efectos en cascada de la ola de calor marina en los ecosistemas pelágicos. / Oceanografía y Biología Marina Estrategias proactivas "Este estudio subraya la urgente necesidad de contar con estrategias proactivas de conservación marina basadas en los ecosistemas y medidas de mitigación del cambio climático", sentencia Julia Baum, coautora del estudio. "La ola de calor marina del Pacífico nororiental de 2014-2016 proporciona un ejemplo crítico de cómo el cambio climático está afectando la vida oceánica y cómo podrían ser nuestros océanos en el futuro", añade Baum. Este análisis exhaustivo destaca la necesidad de comprender mejor y mitigar los impactos de las olas de calor marinas, enfatizando la urgencia de fortalecer la resiliencia de los ecosistemas marinos en un mundo en calentamiento. La investigación alerta que estos fenómenos extremos ya son una consecuencia predominante del cambio climático en los océanos, y su frecuencia aumentará reduciendo el tiempo de recuperación entre eventos.
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