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Parana » AIM Digital
Fecha: 27/07/2025 09:27
El operativo involucró la recuperación de aves y mamíferos que habían ingresado con lesiones o en condiciones de cautiverio, gracias al trabajo de especialistas y equipos técnicos. La Policía Ambiental, dependiente del Ministerio de Ambiente y Economía Circular de Córdoba, junto al Parque de la Biodiversidad, realizó una nueva liberación de fauna silvestre a orillas del río Segundo, en la zona rural de Cosme, dentro del departamento Santa María. Las acciones incluyeron la reintegración a su ambiente de 15 ejemplares de diferentes especies. Estos animales habían sido rescatados en operativos de control y luego alojados en el centro de fauna silvestre del Parque de la Biodiversidad, donde recibieron atención veterinaria hasta obtener el alta para regresar a su entorno natural. La selección del sitio de liberación se definió en función del área de distribución y las necesidades de hábitat de cada especie. Las tareas se concretaron tras un período obligatorio de cuarentena sanitaria y rehabilitación. Entre los ejemplares liberados figuran un zorro gris, una comadreja overa, dos lechuzas vizcacheras, cuatro lechuzas de campanario, un carancho, un alicucú, un chimango y cuatro brasitas de fuego. En el operativo participaron la ministra de Ambiente y Economía Circular, Victoria Flores; el secretario de Policía Ambiental, Adrián Rinaudo; técnicos y personal del Parque de la Biodiversidad de la Municipalidad de Córdoba. Victoria Flores destacó que estas acciones reflejan “el compromiso con el ambiente, los recursos naturales y las instituciones, garantizando que cada eslabón del proceso funcione correctamente para cuidar nuestra casa común”. Por su parte, Adrián Rinaudo explicó la complejidad del procedimiento, señalando que “no es una tarea sencilla poder liberar fauna rescatada porque cada caso es particular, algunos individuos sólo requieren una cuarentena sanitaria para estabilizarse y otros, un esfuerzo mayor de cuidados y rehabilitación. Después poder verlos en libertad es como la frutilla del postre”. El proceso de recuperación El centro de fauna silvestre del Parque de la Biodiversidad recibe habitualmente aves pequeñas, conocidas como paseriformes, que permanecieron en cautiverio. En la mayoría de los casos, estos ejemplares presentan desnutrición o un plumaje menos vistoso, producto de una dieta inadecuada o condiciones de encierro. Para estos animales, el proceso de recuperación consiste principalmente en una cuarentena breve, dirigida a estabilizarlos y restablecer su nutrición antes de la liberación. Sin embargo, algunos casos requieren una intervención más prolongada debido a lesiones severas. Uno de los casos recientes involucra a un zorro gris que ingresó con un grave traumatismo de cráneo, ocasionado por un golpe. Melody Bayro, bióloga del Parque de la Biodiversidad, precisó que el animal presentaba “una herida abierta que comprometía piel y hueso, muy severa, producto de un golpe fuerte como un mazazo. Por suerte, comenzó a responder al tratamiento, su lesión se regeneró y después de algunos meses está totalmente recuperado”. Un proceso similar debieron atravesar varias lechuzas de campanario, que ingresaron siendo crías de pocas semanas de vida. Según Bayro, “tres de ellas debían tener entre siete y ocho semanas, aún estaban en plumón”. Y agregó: “Hubo que enseñarles a cazar, que fortalezcan su musculatura, que se recuperen y emplumen completamente. Hoy ya están en estadío adulto y obtuvieron el apto para ser liberadas”. Las especies involucradas El zorro gris (Lycalopex griseus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Canidae, nativa de Sudamérica. Su distribución abarca principalmente Argentina, Chile, sur de Bolivia y zonas del sur de Perú. También se lo conoce como “zorro patagónico” o “chilla”. A su vez, tiene hábitos principalmente nocturnos y crepusculares. Es un animal solitario, aunque en ocasiones puede observarse en pequeños grupos familiares. Se adapta a variados ambientes: estepas, bosques, matorrales y áreas rurales. En cuanto a su dieta, es muy variada y oportunista y se alimenta principalmente de pequeños mamíferos, aves, huevos, reptiles, insectos y frutos silvestres. Por su comportamiento flexible, puede sobrevivir en zonas cercanas a asentamientos humanos. La comadreja overa (Didelphis albiventris) es un marsupial nativo de Sudamérica. También se la llama comúnmente zarigüeya, zarigüeya común sudamericana o comadreja de orejas blancas. Habita desde selvas y bosques hasta áreas rurales y urbanas. Su dieta es omnívora, ya que consume pequeños vertebrados, insectos, frutos, huevos y carroña. Es trepadora y utiliza la cola como herramienta auxiliar para desplazarse y manipular alimentos. La lechuza vizcachera (Athene cunicularia) es una especie de ave rapaz nocturna, ampliamente distribuida en América, desde Canadá hasta el sur de Argentina y Chile. En Argentina, es frecuente en pastizales, sabanas, campos agrícolas y zonas rurales abiertas. A diferencia de otras rapaces nocturnas, la lechuza vizcachera muestra hábitos tanto diurnos como crepusculares. Es muy territorial y se muestra activa durante el día, especialmente al amanecer y atardecer. Suele observarse posada en el suelo o en pequeñas elevaciones. Y su alimentación se basa en insectos, pequeños mamíferos, aves, reptiles y anfibios. Por ende, cumple un papel importante en el control de plagas agrícolas. En tanto, la lechuza de campanario (Tyto alba) es una especie de ave rapaz nocturna de amplia distribución mundial (también se conoce como “lechuza común” o “lechuza blanca”). Usualmente habita en ambientes variados, desde áreas rurales, praderas y pastizales hasta zonas urbanas donde suele ocupar campanarios, edificios viejos, graneros y árboles huecos para anidar y refugiarse. Es una cazadora eficiente de pequeños mamíferos, sobre todo roedores, aunque también incluye aves pequeñas, insectos y anfibios en su dieta. Suele cazar durante la noche, ayudada por su vuelo silencioso y su agudo sentido de la audición. El carancho (Caracara plancus) es una especie de ave rapaz diurna que pertenece a la familia Falconidae. Se lo observa en ambientes abiertos como llanuras, estepas, sabanas, zonas rurales y urbanos, incluso a la vera de rutas y campos de cultivo. Y se alimenta a base de carroña, pequeños animales, huevos y desperdicios humanos. El alicucú (Megascops choliba), también conocido como búho chico o autillo común sudamericano, es una especie de ave rapaz nocturna de la familia Strigidae; que habita en bosques, selvas, montes, áreas rurales y jardines arbolados. Es de hábitos estrictamente nocturnos y pasa el día oculto entre el follaje. Su dieta está basada principalmente en insectos grandes, aunque también captura pequeños vertebrados como roedores, aves, lagartijas y ranas. Por su parte, el Chimango (Milvago chimango) es de la misma familia que el carancho y es sumamente adaptable, ya que se lo puede ver en ambientes muy variados. Es un ave omnívora y oportunista, que se alimenta de insectos, pequeños vertebrados, restos de comida, carroña e incluso desperdicios humanos. Por último, el brasita de fuego (Coryphospingus cucullatus) es una pequeña ave paseriforme que habita en Sudamérica, principalmente en Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia y Uruguay. Esta especie ocupa una variedad de ambientes abiertos o semiabiertos, tales como matorrales, bordes de bosque, plantaciones, sabanas y jardines. Su nombre popular se debe al llamativo color similar a las brasas encendidas que muestran los machos durante la época reproductiva. El brasita de fuego se alimenta principalmente de semillas, frutos pequeños e insectos. Es inquieto y activo, y suele desplazarse en parejas o en pequeños grupos familiares. Además, construye su nido en arbustos o ramas bajas, y es frecuente oír su canto durante la primavera y el verano.
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