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  • Gypsy Vanner: los caballos que llegaron para quedarse

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 26/07/2025 10:37

    Con su melena ondulada, mirada amable y espíritu familiar, esta raza equina volvió a Palermo para mostrar que su belleza también puede sanar e incluir (SRA) No hace falta saber de caballos para quedarse mirando a un Gypsy Vanner. Su andar pausado, su pelaje brillante y ese flequillo espeso que casi tapa los ojos despiertan curiosidad y ternura por igual. Este año, la raza volvió a pisar fuerte en la Expo Rural 2025, con una historia que habla de integración, trabajo en familia y vínculo con lo humano. La presentación, a cargo de una cabaña de Capilla del Señor, reunió a tres ejemplares de seis años nacidos por transferencia embrionaria. Son parte de la primera cría argentina de una línea que comenzó en 2016 con la llegada de Panthera —el padrillo— y dos yeguas, Bette Noir (preñada de Arthur Guinness, el primer Gypsy nacido en el país) y Ebony Rose. “En 2017 esta raza llegó por primera vez a Palermo y fue recibida con los brazos abiertos. Ese año también vinieron desde Estados Unidos los fundadores del registro mundial de esta raza, que todavía es muy joven”, recuerda María Julia Burgos, la criadora detrás del proyecto. Gypsy Vanner. Su andar pausado, su pelaje brillante y ese flequillo espeso que casi tapa los ojos despiertan curiosidad y ternura por igual.(SRA) Un caballo que abraza Desde el principio, el sueño de Burgos fue claro: que estos caballos no solo sean admirados por su belleza, sino que también puedan ser parte de la vida cotidiana de las personas. “Quería que se acerquen a la familia, que participen en juegos, actividades recreativas y educativas. Que ayuden a los chicos a integrarse, en la escuela y en la casa”, cuenta. La docilidad de la raza no es casualidad. Fue criada con ese propósito desde sus orígenes. “No todos los caballos pueden hacer este tipo de tareas. Estos nacen con un temperamento especial, que viene de su genética”, explica Burgos. Con esa idea como motor, fundó una organización que busca crear un centro recreativo donde los Gypsy Vanner puedan colaborar en procesos educativos, terapéuticos y sociales. Porque, como dice ella, “el caballo también puede ser un puente”. Criar con propósito Hay un único criadero de esta raza en todo el Mercosur, y está en Argentina. Pero la intención no es conservarlos en soledad. “Buscamos personas que quieran sumarse a esta historia. Que sigan los mismos valores que se aplican en Estados Unidos, Irlanda o Inglaterra, donde estos caballos trabajan con las familias, en escuelas y en terapias”, detalla Burgos. Una historia sobre ruedas Los Gypsy Vanner nacieron en las rutas de Irlanda y Gran Bretaña, cuando las comunidades gitanas buscaban un caballo que pudiera tirar de sus caravanas: fuerte, resistente, llamativo y, sobre todo, confiable. La raza se formalizó recién en los años ’90, cuando un matrimonio estadounidense —Dennis y Cindy Thompson— se cruzó por azar con un padrillo gypsy y decidió llevar su linaje a América. Desde entonces, el Gypsy Vanner no dejó de sumar seguidores. Hoy, en Argentina, vuelve a conquistar miradas en Palermo, pero también se prepara para algo más profundo: ser compañero, maestro y amigo. Porque a veces, un caballo puede cambiar mucho más que una postal. Fuente: SRA

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