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  • Santiago el Mayor, el apóstol del camino

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 25/07/2025 03:05

    Hijo de Zebedeo y hermano de Juan, fue uno de los primeros discípulos llamados por Jesús mientras pescaba en el mar de Galilea Santiago, hijo de Zebedeo y hermano de Juan, fue uno de los primeros discípulos llamados por Jesús mientras pescaba en el mar de Galilea. Junto con su hermano y con Pedro, formó parte del círculo íntimo de Jesús. Fue testigo privilegiado de momentos decisivos, como la resurrección de la hija de Jairo, la Transfiguración en el monte Tabor y la agonía en el Huerto de Getsemaní. Jesús lo llamó, junto a su hermano, “Boanerges”, que significa hijos del trueno, por su carácter impulsivo y apasionado. De hecho, en una ocasión le pidieron al Señor hacer caer fuego del cielo sobre una aldea samaritana que no los había recibido (Lc 9,54), pero Jesús los reprendió, marcando el camino de la misericordia y no de la violencia. Después de la Resurrección y la Ascensión del Señor, Santiago predicó el Evangelio. Según la tradición más antigua y arraigada en España, viajó hasta la península ibérica para anunciar a Cristo, convirtiéndose en el primer evangelizador de Hispania. Aunque no hay pruebas históricas directas de este viaje, la tradición sostiene que, desanimado por los pocos frutos de su prédica, tuvo una visión de la Virgen María sobre un pilar, en Zaragoza —la advocación de Nuestra Señora del Pilar— que lo alentó a seguir adelante, diciéndole que aquel territorio sería cuna de muchos creyentes. Según la tradición, su cuerpo había sido sepultado en Galicia, en el noroeste de España. Su sepulcro quedó oculto durante siglos, hasta que en el siglo IX un ermitaño llamado Pelayo fue guiado por luz de una estrella hasta el lugar donde se encontraba. Este descubrimiento dio origen al culto de Santiago de Compostela (del latín Campus Stellae, campo de la estrella). La catedral de Santiago de Compostela (Canva) A partir de ese momento, en un contexto de reconstrucción de la identidad cristiana del norte de España, comenzó a delinearse un camino de peregrinación hacia el sepulcro del apóstol. Desde distintos puntos de Europa, los fieles emprendían largas travesías para llegar a Compostela, buscando indulgencias, sanación, perdón o simplemente sentido. Así nació el Camino de Santiago, una red de rutas que cruzan montañas, pueblos y valles, pero que también atraviesan el corazón humano. Con el tiempo, el Camino se convirtió no solo en una de las mayores peregrinaciones de la cristiandad, junto con Roma y Jerusalén, sino también en un cruce de culturas, lenguas y espiritualidades. En su andar, el peregrino experimenta una transformación interior: el desprendimiento, el silencio, la oración, el encuentro con otros caminantes y consigo mismo A lo largo de los siglos, millones de personas han recorrido el Camino de Santiago, pero algunos testimonios han resonado con fuerza por su impacto cultural y espiritual. Dos figuras muy distintas, el escritor brasileño Paulo Coelho y el actor estadounidense Martin Sheen, encontraron en el Camino una experiencia transformadora que marcaría sus vidas y obras. En 1986, cuando aún era prácticamente desconocido como escritor, Paulo Coelho emprendió el Camino de Santiago. Esa travesía marcó un punto de inflexión en su vida y lo inspiró a escribir su primer gran éxito: El Peregrino de Compostela (Diario de un mago). El libro, mezcla de autobiografía, ficción y reflexión espiritual, presenta el Camino como un sendero iniciático de autoconocimiento y fe. Para Coelho, cada paso fue una lección: “El Camino me enseñó que la vida está hecha de pasos y de confianza. Uno camina para encontrarse con uno mismo”. Desde entonces, ha reconocido públicamente que esa experiencia le dio el valor para asumir su vocación literaria y para vivir con más coherencia sus propias búsquedas interiores. Décadas después, otro testimonio conmovió al público: el del actor Martin Sheen. Aunque inicialmente no había planeado hacer el Camino, lo recorrió en parte durante la filmación de la película The Way (2010), dirigida por su hijo Emilio Estévez. La historia narra la peregrinación de un padre que, tras la muerte de su hijo, decide completar el Camino que él había iniciado. Durante la filmación, Sheen caminó varios tramos y quedó profundamente conmovido por la experiencia y por la comunidad de peregrinos. “El Camino te transforma. La gente no llega a Santiago igual que como salió de su casa”. A partir de entonces, Sheen se convirtió en uno de los embajadores culturales del Camino en Estados Unidos, resaltando no solo su dimensión espiritual sino su capacidad de unir a personas muy distintas en una misma ruta de sentido. Hoy, más de mil años después, el Camino sigue vivo. Quien camina hacia Santiago no solo pisa un sendero de historia, sino que se une a una larga marcha de esperanza, una metáfora del camino de la vida. En palabras del propio Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, (Jn 14,6). Y el Camino de Santiago, en última instancia, nos invita a volver siempre a Él.

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