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» Diario Cordoba
Fecha: 24/07/2025 16:05
Hoy necesito comunicarles que he recibido esta carta de una mujer. No sé si por correo normal, electrónico, por SMS, por wasaps, por redes sociales. Pero necesito compartirla, porque es demasiada soledad continua. Dice así: «Querido amigo: Esta última mujer te escribe para explicarte que no espero más tus artículos sobre los malos tratos que sufrí, que sufro y que sufriré, porque ya he descubierto por qué fui asesinada, y soy asesinada y seguiré siendo asesinada, quemada, destrozada, descuartizada, arrastrada, sepultada, y también mis hijos. Cada vez que esto ocurría, y ocurre, y ocurrirá, me pregunto dónde estaban, están, estarán quienes me prometieron, me prometen, me prometerán que si los votaba, los voto, los votaré, iban, van, irán a resolverme la violencia, organizando más mítines, más palabrería, más manifestaciones, más declaraciones, más histrionismo, más teatro. Y yo, y la otra yo, y la otra yo, antes, ahora, después, confiamos, y les dimos, les damos, les daremos el poder. Pero con la diferencia de que lo que nos ha dado luz es que ayer, y ahora, y mañana ya sabemos por qué fuimos, somos y seremos asesinadas. ¡Por fin lo hemos visto claro! Es un artilugio perverso: el poder habla, perora, promulga leyes maravillosas, pero luego, la realidad es que se desentiende de ellas, no evalúa los resultados para mejorarlas, no las dota de presupuestos, de personal, de suficientes policías, técnicos, jueces, abogados. Es el mismo mecanismo perverso de la asistencia a domicilio, del ela, de la atención sanitaria, de la prevención de incendios, de la jornada laboral... A ver si consigo explicar el truco y la trampa y la paradoja y el espejismo trilero. Sí, es un mecanismo perverso: sacan la ley, la airean a los cuatro vientos en todos los medios de comunicación. Todo el país se entera. Entonces, el país se siente satisfecho y duerme tranquilo, las mujeres nos sentimos satisfechas y seguras. Millones de personas. Pero luego, la realidad nos afecta a... ¿diez mil?... ¿cien mil?... Y eso ya no aparece por ningún sitio; sólo en las que somos asesinadas. Y entonces el poder se coloca a la cabecera de la manifestación, y más rentabilidad política. Pero nosotras ya no vivimos. Sé que esto que digo es muy duro, pero qué me vas a contar de violencia, si ayer me asesinaron, y hoy, y mañana, quemada, arrastrada, apaleada, apuñalada, y que mis hijos me siguen en la muerte. Para los millones de personas lo que consta es esa patraña para embadurnar de miseria la verdad, como esa adormidera del lenguaje inclusivo de todas, todos, ‘todes’. Aunque debo reconocer que, quizás, con ese lenguaje han acertado en palabras como muerta, muerto, muerte». *Escritor
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