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Parana » Valor Local
Fecha: 23/07/2025 19:31
El sector hotelero en Argentina atraviesa una situación crítica. Según un relevamiento hecho por la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT) se pierden hoy 10 puestos de trabajo por día. Esta industria es la principal generadora de empleo federal, formal, joven y primer empleo, de la economía argentina. Publicidad Desde la entidad señalan que el complejo escenario se debe a la excesiva carga impositiva (60 de cada 100 pesos cobrados), el incremento exorbitante de costos – que duplican y hasta quintuplican el IPC – y una fuerte caída de la demanda. “Este combo letal pone en jaque la operación y supervivencia de sus establecimientos”, indica el informe. La hotelería en las vacaciones de invierno Iniciando el mes de vacaciones de invierno en todo el país, la hotelería se encuentra atravesando una severa crisis, que ya tiene consecuencias concretas: la destrucción de 10 puestos de trabajo por día en el último año. “Mientras que otros países apuestan al desarrollo del turismo como principal multiplicador de empleo, las políticas argentinas están generando la destrucción de una de las ocho industrias más representativas del país. Estamos solicitando una rebaja impositiva, específicamente apuntando a un IVA diferencial como ocurre en muchos países”, manifestó Gabriela Ferrucci, presidente de AHT. “De cada 100 pesos de tarifa hotelera, 60 se destinan a pagar impuestos, contemplando las últimas medidas provinciales y municipales y los componentes impositivos en todos los servicios y prestaciones de servicios”, explicó Ferrucci. “En este aspecto vemos que hay una profecía autocumplida. Cuando el presidente en campaña decía que con esta presión impositiva era inviable trabajar, tenía razón. Y eso que aún no habían ocurrido las subas en impuestos inmobiliarios del 350% al 500%, o los incrementos de las tarifas eléctricas del 300% al 400%, por mencionar ciertos costos. La destrucción de puestos formales se está acelerando día a día con las condiciones actuales”. Presión impositiva y crecimiento exponencial de costos Ferrucci subrayó que desde el sector están pidiendo “una baja en la alícuota del IVA, y la crisis del sector es tal que no podemos esperar mucho tiempo más. En este sentido, el Gobierno nacional está facultado por la propia Ley de IVA para reducir hasta un 25% este impuesto vía Decreto. Esto llevaría la alícuota del 21% al 15.75%”. “Competir con otros mercados por precio, cuando se deben asumir costos entre 5 y 9 veces más altos que los existentes en otros países, o una presión fiscal que la duplica o triplica, es imposible. La reducción de impuestos es indispensable para recuperar competitividad y mitigar el progresivo cierre de establecimientos hoteleros y gastronómicos en nuestro país”, agregó. Propuestas desde el sector hotelero Ferrucci enumeró una serie de alternativas que, desde la AHT acercaron al Gobierno nacional. En tal sentido, explicó que las mismas “están vinculadas a la promoción de acciones dentro de la industria y del marco normativo, para obtener competitividad y ser una opción factible para el turista. Resulta inviable competir en el mercado turístico internacional cuando existen brechas tan significativas en carga impositiva, regulación laboral y estructura de costos con respecto a otros destinos”. Desde la entidad señalan que el turismo es una de las pocas industrias con una tasa de formalidad laboral mayor al 92%, y es por eso que promueven medidas “que ayuden a mantener la formalidad, que año tras año pierden otras industrias”. A su vez, el turismo genera cuatro veces más empleo que industrias pesadas por el mismo millón de USD invertido. “Por ende, es una gran oportunidad para el gobierno que a través de la reducción de las cargas laborales equiparen el marco impositivo en ese sentido con el resto del mundo, y permitan mantener el trabajo formal que, para nuestra industria, en este último año ya se redujo en un 4%”. Finalmente, otra de las medidas propuestas es incorporar el gasto turístico doméstico como deducción especial en el Impuesto a las Ganancias, “una política que lograría un doble objetivo, estimular la demanda interna mediante beneficios fiscales directos a los contribuyentes y premiar la formalidad, ya que solo serían deducibles consumos facturados en establecimientos registrados”.
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