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» Voxpopuli
Fecha: 23/07/2025 15:16
Las declaraciones del diplomático estadounidense no solo revelan una postura ideológica marcada, sino que también anticipan una intervención directa de una potencia extranjera en asuntos internos argentinos, incluyendo la autonomía de provincias como Misiones y el delicado equilibrio de su política exterior y judicial. La indignación por sus declaraciones no se hizo esperar, pero no fue de parte del presidente ultraderechista Javier Milei. Lamelas no titubeó al definir su misión principal: combatir la «influencia maligna» de China, Irán, Cuba, Venezuela y Nicaragua en la región, con la promesa explícita de «mantenerlos fuera del continente». Esta retórica, propia de la Guerra Fría, es particularmente preocupante para Argentina, una nación con una política exterior diversificada que busca el beneficio mutuo con todos sus socios. La provincia de Misiones, por ejemplo, ha cultivado lazos estratégicos con China, atrayendo inversiones concretas en áreas como la industria del bambú, energías renovables y la exploración de fábricas de autos eléctricos. La intención declarada de Lamelas de «viajar a las 23 provincias» para «dialogar con los gobernadores» y «evitar alianzas con los chinos» no es solo una injerencia en la autonomía provincial, sino una imposición de la política exterior estadounidense sobre las decisiones soberanas de las regiones argentinas. Esto menoscaba directamente la capacidad de Misiones para buscar su propio desarrollo económico y comercial, supeditándolo a los intereses geopoléticos de Washington. De la AMIA a Cristina Kirchner: Un Embajador Juez La audacia de Lamelas se extendió a cuestiones extremadamente sensibles del ámbito interno argentino. Al referirse al trágico atentado a la AMIA, el futuro embajador afirmó la «culpabilidad» de Irán, una declaración que, emitida por un diplomático extranjero, podría interpretarse como una presión indebida sobre el sistema judicial argentino que aún busca esclarecer todos los detalles del caso. Pero la intromisión más flagrante se dio con sus comentarios sobre la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Lamelas no solo expresó que buscará asegurarse de que «reciba la justicia que merece», sino que se atrevió a juzgar el proceso judicial argentino: «Ha sido procesada y declarada culpable de fraude no por uno, sino por dos tribunales. Nuestra versión de la Corte Suprema la declaró culpable. Si no fuera política allí, estaría en prisión. Está en arresto domiciliario debido a un favoritismo político que está ocurriendo allí». Estas palabras, pronunciadas desde una posición de poder, son una afrenta directa a la independencia judicial y a la soberanía de Argentina para gestionar sus propios asuntos legales. La Sintonía de Ultraladerecha: Un Vínculo que Justifica la Injerencia Los elogios de Lamelas al presidente Javier Milei, a quien comparó con Donald Trump en su «convicción para cambiar el status quo», revelan una peligrosa sintonía ideológica. Esta afinidad entre líderes de la ultraderecha, lejos de fomentar un respeto mutuo entre naciones soberanas, parece ser el pretexto para una intervención descarada. Un embajador debe ser un puente de diálogo, no un agente de una agenda política partidista que busca dictar el rumbo de otro país, especialmente cuando esa agenda se enmarca en una visión ideológica tan específica. Las declaraciones de Peter Lamelas dibujan un panorama inquietante: el de un embajador que, lejos de la diplomacia tradicional, parece dispuesto a ejercer una tutela sobre las decisiones de Argentina. Esta postura, que evoca épocas de menor autonomía para los países de la región, plantea un desafío directo a la soberanía nacional y la capacidad de Argentina para trazar su propio destino en el concierto global.
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