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Parana » Analisis Litoral
Fecha: 23/07/2025 09:08
El Partido Justicialista de Entre Ríos se anticipó tanto al calendario electoral que sus candidatos ya recorren ferias, clubes y fotos de redes como si la campaña estuviera por terminar. Mientras tanto, el resto del peronismo –ese que no fue invitado a la fiesta o llegó cuando ya estaban sirviendo el postre– se debate entre la resignación, el litigio judicial, la diáspora organizada y la boleta corta. En el búnker oficialista, donde confluyen figuras como Adán Bahl y Guillermo Michel, hay cierto entusiasmo alimentado por encuestas –como las de Aresco– que muestran un leve descenso en la imagen de Rogelio Frigerio y un escenario que se calienta entre Milei sí o Milei no. En este nuevo esquema de polarización, el peronismo espera encontrar un lugar sin necesidad de explicar mucho qué propone, sino simplemente siendo “el otro camino”. Adiós al Frente de Todos (literal) El acuerdo entre los intendentes del espacio Presente y Futuro y el Peronismo Amplio Renovador (PAR) parecía prometedor… hasta que la Justicia Electoral cerró la disputa por los avales. Como quien encuentra la puerta cerrada después de haber tocado timbre en una casa equivocada, los jefes comunales comenzaron a mirar para otro lado. La decisión no se ha comunicado oficialmente, pero todo indica que no acompañarán aventuras por fuera del PJ. Esto deja a PAR con el tablero desarmado: su principal figura, Damián Arévalo (intendente de Feliciano), tendrá que buscar otro juego para jugar, o una banca más modesta. Renovadores por la libre Los que no se resignan son los renovadores. Fieles a su estilo de “si no es adentro, será afuera”, analizan utilizar el sello del Frente Grande, hoy en manos de Nelio Calza. La idea: armar algo sin el PJ, pero con peronismo. Una pirueta que ya hemos visto muchas veces, aunque casi nunca aterriza de pie. A este grupo se le sumarían los experimentados Hugo Berthet y Eduardo Jourdan, que no solo anduvieron charlando con Manuel Troncoso (sí, el libertario), sino que lo hicieron con José Allende como celestino. En ese enredo de nombres aparece también Gustavo Guzmán, hoy en la lista del PAR. Si está en las mismas conversaciones, tal vez convenga que no se enteren los más ortodoxos del espacio: la mixtura de perfiles haría enrojecer hasta a un alquimista. Dato de color: Domingo Rossi Alguna vez socio de Berthet y Jourdan, Domingo Daniel Rossi parece haber redescubierto a PAR, al que ahora le dedica elogios públicos. El peronismo es así: no hay ruptura, hay intermitencia. Maya y su cruzada quijotesca Héctor Maya, figura apadrinada por Allende, sigue peleando una interna que ya no existe. Su nuevo objetivo: que Cristina Fernández de Kirchner intervenga el PJ entrerriano y abra las listas. El único detalle es que Cristina probablemente tenga otras prioridades, como, digamos, la política nacional. Pero soñar no cuesta nada, y reclamarle a la historia también es parte del ADN peronista. La Cámpora, en modo auricular Mientras tanto, en el silencio estratégico que los caracteriza, en La Cámpora nadie dice nada. Escuchan, toman nota, analizan la posibilidad de armar por afuera. Pero no adelantan jugadas. En esa espera, están tan quietos que pareciera que la elección ya pasó y nadie les avisó. ¿Y ahora qué? El 17 de agosto vence el plazo para oficializar candidaturas. En ese camino corto, el PJ entrerriano parece más preocupado por ordenar lo que queda de su mesa chica que por ofrecer una alternativa seria a una sociedad que ya decidió polarizar. En definitiva, cuando el ciudadano se dispone a elegir entre Milei o no-Milei, el peronismo provincial corre el riesgo de no figurar ni como opción alternativa. ¿Será que la interna nunca existió? ¿O fue sólo una coreografía para justificar candidaturas que ya estaban decididas de antemano? ¿Quién representa hoy al peronismo entrerriano? ¿El que va por dentro, el que va por fuera o el que espera una intervención milagrosa? La realidad es que todos hablan con todos, pero pocos dicen algo concreto. Y en esa nebulosa, lo que queda de la interna del PJ no es más que un eco cada vez más tenue de un partido que supo tener músculo, pero hoy apenas ensaya gestos en el espejo.
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