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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/07/2025 04:53
Cecilia Carranza: ¿cómo es la relación entre la educación y el deporte? Cecilia Carranza es una de las grandes protagonistas del deporte argentino. En Río 2016, ganó junto a Santiago Lange la medalla de oro en vela y quedó en la historia olímpica del país. Pero su recorrido empezó mucho antes y siguió mucho después: participó en cuatro Juegos Olímpicos, obtuvo más de quince títulos internacionales y fue abanderada de la delegación argentina en Tokio 2020. Ese recorrido le dio alegrías, lecciones, heridas. También preguntas. Hoy, a los 38 años, Cecilia forma parte de la campaña Volver a Estudiar, una iniciativa impulsada por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para alentar a jóvenes y adultos a terminar la secundaria. Con su historia como ejemplo —una historia de esfuerzo, de transformación, de búsqueda—, se suma a un mensaje que va más allá del deporte: siempre se puede empezar de nuevo. En diálogo con Ticmas, Carranza habla de su adolescencia, de los obstáculos que enfrentó por su identidad, del paso a paso de su carrera deportiva, de lo que significa mirar hacia adelante y, sobre todo, de la necesidad de pensar que siempre hay una oportunidad para continuar los estudios. Cecilia Carranza en diálogo con Ticmas —¿En algún momento tuviste la disyuntiva de decidir entre el deporte y la escuela? —Nunca tuve ninguna duda de que tenía que ir a la escuela y también hacer deporte. Y pude hacer las dos cosas. Tuve una institución, el Colegio San Patricio, en la ciudad de Rosario, que me acompañó con mucha alegría viendo de mi parte un gran compromiso en tratar de hacer las dos cosas. También tuve compañeras del colegio que me ayudaron mucho. —La importancia del entorno. —El entorno siempre es algo importante, aunque hay veces que el entorno no ayuda y yo creo que los objetivos se pueden lograr igual. En mi caso, agradezco la ayuda porque te hace el viaje más fácil. Cuando empecé a competir de manera internacional, tuve un colegio súper solidario, compañeros solidarios y una familia también. Eso me ayudó mucho. —¿Cómo era tu familia? —Yo vivía con mi mamá, mi papá y tengo dos hermanos varones y una hermana mujer. Soy la más chica de cuatro hermanos y la única que se enganchó con la navegación a vela como deporte. Soy la felicidad de mi padre, que intentó con los cuatro. La única que se quedó navegando fui yo, si bien mi hermano, el que me sigue en edad, practicó wakeboard y lo sigue practicando el día de hoy. Me acuerdo de que él quiso cambiarse de colegio porque quería la tarde libre para la práctica deportiva y mis padres no lo dejaron. Le quedaba un año de colegio y querían que terminara donde había empezado, que terminara el compromiso. —¿Cuáles son las herramientas que te da el deporte para ir la escuela y cuáles las que te dio la escuela para hacer el deporte? —Yo creo que, en términos generales, la educación y el deporte son elementos complementarios y de ayuda mutua. Cada uno brinda diferentes herramientas que sirven para el otro ámbito. En algún punto, en los dos ámbitos tenemos que cumplir con reglas del juego, tenemos que coordinar acciones con nuestros pares, hacer trabajos en equipo, entender diferentes órdenes o consignas a seguir. Hay veces que es más fácil en un ambiente y más difícil en otro, pero, en definitiva, yo creo que todas las experiencias nos hacen crecer. En algunas etapas de la vida somos más rebeldes y hay una experiencia que no queremos hacer porque no la disfrutamos o porque creemos que no es lo nuestro, pero me fui dando cuenta de que toda experiencia suma y que nos va a brindar algo para ese camino que vamos recorriendo, que es la vida. Cecilia Carranza y Santiago Lange, abanderados argentinos en Tokio 2020 (REUTERS/Phil Noble) —Antes de empezar la charla, me decías que un deportista está acostumbrado a transgredir las normas. ¿Pero qué significa esa transgresión? —Creo que somos una mezcla entre el saber hacer caso —por una cuestión de disciplina y de confianza en el equipo— y la transgresión por naturaleza. Ya cuando decidís ser deportista de alto rendimiento estás saliéndote de la norma. No querés hacer una carrera tradicional. Estás haciendo actividades que no son las que hace un niño o una niña a esa edad. Vas en contra de la cultura. Creo que transgredir y ser creativa es suma para poder llegar lejos. Te ayuda a enfrentar situaciones complejas, cuando aparecen trabas, dificultades, problemas. La capacidad de transgredir y de tener creatividad te ayuda a transformar una problemática en una posibilidad. Te ayuda a hacerte amiga de los problemas para que ese problema te potencie. En definitiva, es una forma de mirarlo. Lo podés mirar como: “Uy, por qué me está pasando esto”, o: “¿Qué puedo hacer con esta situación para que me potencie?”. Cuando lo podés ver así, empezás a encontrar más resultados. —Hay una aceptación generalizada de pensar a la educación como el gran factor de movilidad social ascendente. El deporte: factor de qué es. —También es un factor de movilidad social. Como el arte y la cultura. Siempre creí que el deporte y la cultura son llaves más accesibles, en el sentido de que en el deporte y en el arte podés encontrar una pasión, que, a veces, no la encontrás en la educación. Con esto no critico la educación en absoluto, pero siempre digo que si las tres cosas van de la mano son potenciadoras. La cultura y el deporte son grandes herramientas que no nos podemos perder. Volviendo a la pregunta: el deporte también tiene que ver con la salud, que es fundamental. Necesitamos un deporte que nos lleve a hacer la práctica deportiva hasta nuestros últimos días de vida. Es fundamental para la salud. —En tu caso es un deporte de alto rendimiento; en el mío, de esparcimiento. ¿Se pueden considerar pares? —El deporte social es un deporte recreativo para todas aquellas personas que encuentran en la práctica deportiva un lugar de pertenencia, un lugar de amistad, de pasión, de descarga emocional. Un lugar en donde aprender habilidades o desarrollar habilidades ya adquiridas. —Hay muchos deportistas que no alcanzan a triunfar en su disciplina. Muchos han dejado la escuela y luego, a cierta edad, se encuentran sin carrera ni estudios. ¿Cómo se acompaña ante una segunda vida después del deporte? —La segunda vida después del deporte es un tema que le quita el sueño a la comunidad deportiva. Es una problemática todavía a solucionar. Hay mucha dificultad para que los deportistas nos sintamos plenos en la vida después del deporte. Es un tema que todavía hasta el Comité Olímpico Internacional está tratando de solucionar, por decirlo de alguna manera. Y por eso creo que es tan importante la educación. Y por eso hay que combinar la educación con la vida del alto rendimiento deportivo. Hay muchas herramientas, como por ejemplo los cursos cortos. Hoy también creo que, como sociedad, nos tenemos que dar la oportunidad de entender que un chico o una chica que están tan apasionados por una actividad deportiva puede que no sepan perfectamente qué otro interés tiene a nivel intelectual, a nivel educativo. Quizás no ponemos la presión de elegir una carrera de cinco, seis años y empezamos a buscar cursos cortos que nos ayuden a ir viendo qué otros intereses podemos tener para más adelante. Hoy estamos en un mundo que cambia permanentemente, en el que la educación es constante, en el que volver a educarnos es fundamental a la edad que sea. Siempre tenemos oportunidad para seguir estudiando. Yo estoy estudiando y tengo 38 años, y estoy feliz haciendo mi formación y en el camino estudié otras cosas y tuve diferentes intereses. —¿Qué estudiás? —Estoy haciendo la formación de coaching ontológico. Estoy en el segundo año en la Fundación ELAC. Somos, me parece, la sumatoria de las mil millones de experiencias que vivimos en esta vida, y ninguna es excluyente. Mientras más nos sigamos formando, y mientras más nos sigamos interiorizando en cosas que nos gustan y que nos hagan desarrollarnos, más nos va a ayudar en este mundo cambiante en el que vivimos. Hay personas que estudiaron para ser contadores públicos a los 18, 19 años y hoy, con 45, están haciendo otra cosa. Cecilia Carranza es una de las caras de la campaña "Volver a estudiar" alentada por la OEI —Yo tengo 50 y el 40% de la gente de mi edad se dedica a otra cosa de lo que estudió originalmente. —Como sociedad, creo que tenemos la responsabilidad de sacar un poquito la presión de que estás haciendo la carrera de tu vida a los 18 años. El deporte es una constante hasta los últimos años de tu vida. La educación tiene que ser lo mismo: también es salud leer, aprender conocimientos nuevos, estudiar un idioma. Está demostrado que ayuda a sentirte más vivo. Te ayuda a estar mejor. Hay que hacer un esfuerzo desde todas las instituciones para seguir fomentando la formación constante. —¿Sentís alguna responsabilidad extra por ser mujer? Además de llevar la bandera de la diversidad, desde tu carrera deportiva, ¿tenés la presión de ser un modelo? —Creo que cada persona tiene que ser lo que tenga ganas de ser. En mi caso particular, hubo un día entendí que quería ser abanderada de mi país y que eso tenía un montón de responsabilidades. Fue mucho más temprano que el día que fui abanderada de un Juego Olímpico en Tokio 2020. Creo que fue la primera vez que representé a Argentina en un Mundial. Desde ese momento empecé a sentir que ser deportista, por más que llegues a una sola persona, te hace tener —a mí me hace tener— cierta responsabilidad, y la tomé como tal. En el camino tuve mi historia personal acerca de la diversidad, que para mí fue una historia compleja y difícil. Hasta el día que me di cuenta de que, con mi historia, quizás podía ayudar a otras personas. Entendí que quería tomar esa responsabilidad y siempre que puedo hago algo para aportar desde mi lugar. Pero así también como lo hice con la diversidad, también como como mujer. En el deporte todavía hay espacios que las mujeres no ocupamos y que queremos ocupar. Tenemos un trabajo por delante. —Los deportistas olímpicos sufren también la presión exitista del público por la conquista. ¿Cómo se maneja? Parecería que están expuestos a la victoria o el infierno. —Yo siempre me puse más presión que lo que podían decir afuera. Siempre sentí más presión por mí, por el equipo, por nosotros, que por un comentario de alguien. Cada día daba lo mejor que tenía: eso me hacía apoyar la cabeza en la almohada con la tranquilidad de que al día siguiente yo podía lograr el objetivo o no, pero sin recriminarme nada. Eso es algo muy importante para aprender en la carrera deportiva, porque, si no, es un martirio, se hace muy duro. Los que hacemos prácticas deportivas de alto rendimiento no podemos controlar lo que opine la gente. El trabajo está dentro nuestro. Hay que ver qué significa ganar y perder para la gente y qué significa ganar y perder para cada uno de los que practicamos el alto rendimiento deportivo. Nuestra responsabilidad es hacer entender que ser campeón no significa quedarte con la medalla de oro. Ser campeón significa poder levantarte cada vez que te caes. Darte la oportunidad de equivocarte. Insistir ante algo que parece imposible de lograr. Es una responsabilidad porque somos los únicos que lo vivimos en primera persona y que podemos dar esa explicación y dar esa batalla. —Me hacés pensar en Cachito Vigil. —Me siento muy identificada con él y con su manera de liderar. Es un liderazgo más humano, que yo creo que es fundamental en el deporte. Somos personas que hacemos deporte. —¿Por qué participaste en la campaña “Volver a estudiar” de la OEI? —Porque creo que es fundamental que cada vez más personas nos involucremos con esta causa. Estudiar es algo para toda la vida. Soy consciente de que hay muchas personas que no tienen la oportunidad o que han tenido que dejar el estudio. Aportar un granito de arena para tratar de ayudar a que alguien pueda retomar el estudio es, para mí, un gran honor.
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