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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/07/2025 06:57
Carlos Hoevel: “El aire familiar que abrigaba la vida académica está herido de muerte” “La tendencia a someter a la Academia a una dirección centralizada, con estratos gerenciales y administrativos cada vez más poblados, lleva a que decanos y directores de departamento sean vistos como ejecutivos de rango medio en lugar de representantes del claustro”, asegura Enrique Aguilar, doctor en Ciencia Política y profesor, mientras presenta la versión en inglés de La industria académica: la universidad bajo el imperio de la tecnocracia global (Teseo, 2021), de Carlos Hoevel. Este libro es el resultado de una investigación sobre la reforma radical que están viviendo las universidades en el mundo. Según el autor, los reformistas buscan convertir a la universidad en una industria académica. Esto significa pasar de una universidad centrada en la formación de personas y el avance del conocimiento a otra entendida como proveedora de capital humano e insumos científicos para la economía. Y ese sería solo el comienzo de lo que hoy enfrenta la academia a nivel global. Como si se tratara de “una embarcación que se puede maniobrar para captar hasta la más pasajera de las brisas”, con el solo objetivo de facturar. Pero no es así la cosa. ¿O no debiera? Veamos. "La industria académica: la universidad bajo el imperio de la tecnocracia global" (Teseo, 2021), de Carlos Hoevel Es martes y son las 18 horas. Estamos en un aula de una universidad privada. El recinto está repleto de gente y los 3 presentadores invitados y el autor comparten las impresiones que se desprenden de la lectura. Y, en general, coinciden. “Qué lindo sería volver a la universidad para cultivar el espíritu, tal como proponía el modelo humboldtiano, aquel que pensaba al ser humano no como un mero consumidor sino como un ser integral”. La propuesta de Hoevel va por ahí. Se dirime entre la crítica al modelo contemporáneo y la nostalgia de un formato que ya fue. Hoy las regulaciones internas y externas de las altas casas de estudios, sean estas públicas o privadas, están atravesadas por dinámicas de mercado que obligan a una inevitable adaptación para sobrevivir. Aunque en el camino se vayan perdiendo cuestiones esenciales. Y según parece, la adaptación estaría sucediendo a cualquier precio. Y por supuesto, con consecuencias brutales que están a la vista: precarización del trabajo docente, baja matriculación, alta tasa de deserción y sigue. El análisis abarca varias cuestiones. Por nombrar algunas, cuestiona los modelos de evaluación externa a través de agencias de acreditación o de evaluación donde si o si la universidad tendría que forzar su quehacer para encajar en los criterios del mercado que propone básicamente la ley vigente a través de sus políticas específicas. “La lógica mercantil invadió a los actores. El aire familiar que abrigaba la vida académica está herido de muerte”, dice. Y tiene razón. Pero, paradójicamente, los pares que integran los equipos de evaluación de las agencias son académicos también. Lo cual complejiza mucho más el escenario. La tapa de la traducción del libro al inglés La universidad de usos múltiples Pensemos en esto: el alumno siempre tiene la razón. Cada vez menos profesores de planta y más por horas. Menús de actividades recreativas para estudiantes, áreas de entretenimiento y bienestar en detrimento de espacios de estudio, creación y reflexión. La indisimulada visión del alumno como cliente y al profesor como empleado. El avance simultáneo de cierto “pedagogismo” que privilegia la didáctica sobre los contenidos. ¿Hacia dónde vamos? Según explica Hoevel, actualmente la universidad ya no forma pequeñas élites como antaño, ahora capacita para la empleabilidad. Es la masividad. Es la industria académica: lo profesional – muchas veces- está por encima de las “liberal arts” o asignaturas de conocimiento general o teóricas. En fin: la expansión del mercado sobre la academia. Así, y con la esperanza de encontrar respuestas a tantos interrogantes, el autor entrevista a varios especialistas, en diversas universidades e instituciones alrededor del mundo. Un largo recorrido donde cada uno le indicó, lo que, a su criterio, falta para aflojar un poco la tensión entre un núcleo y este carácter funcional del que habla en su publicación. Y con qué se encontró no te lo voy a decir. Vas a tener que leerlo. De la presentación también participaron Enrique Aguilar, doctor en Ciencia Política y profesor, y Marcelo Rabossi, profesor en la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) e investigador visitante en la State University of New York Como sea, la multiversidad o la universidad de usos múltiples, según la definió el economista y administrador Clark Kerr en los años 60, cuando presidió la Universidad de California, “es una institución inconsistente. No es una comunidad, sino varias (…) sus fronteras son difusas”. Y es aquí donde la lectura propone pensar la educación no como una mera forma de satisfacer las necesidades del mercado, sino también como un modo de alegrar el espíritu. Así las cosas, es importante destacar que la propuesta de La industria académica de Hoevel no se enfoca en la vuelta a una universidad meramente intelectual, dejando de lado las cuestiones profesionales y la ciencia y su vínculo económico. La idea sería “fortalecer el código genético de la universidad, la búsqueda de la verdad en sí misma”. Y según aclara el filósofo, en este caso la Argentina sería la anomalía porque aquí, todavía, no tenemos ese problema. Sí lo tiene Chile, por ejemplo, donde han echado profesores porque no han cumplido con la cantidad de publicaciones que se les pidió según la planificación (cuantitativa) o simplemente para sostener o conservar un presupuesto, cuando por ejemplo se compite ante algún organismo para conseguir financiamiento. Para el autor “no somos inocentes en esta historia porque de una manera u otra todo el entramado social se transforma en cómplice de la fuerza del mercado de donde no puede salir y la academia queda relegada a través de un modelo de oferta y demanda donde el patrón es la medición constante y lo que se busca es la eficiencia, el producto y para eso se utilizan indicadores de rendimiento”. ¿Cómo robotitos? Ponele. Carlos Hoevel ¿Cuál es el norte? La anteúltima intervención de la tarde fue del doctor Enrique Aguilar y fue quien, en definitiva, sintetizó, con enorme lucidez, todas y cada una de las ideas que habían quedado flotando en el aire de un aula atenta y concurrida. “La libertad académica es o debería ser una garantía para poder cumplir con los objetivos de la universidad”, dijo. Pero está claro- según advierte el autor- que las reglas, bajo el imperio de la tecnocracia global, podrían obstaculizar esta libertad. Sigo. “Solo la sinergia entre docencia e investigación vuelve realizable esos fines al punto de confundirse con ellos”. Hermoso. Complicado, pero no imposible. Y, por último: “Cualquier universidad perdería su norte y su razón de ser si frente a tanto desafío o frente a tantos intentos de reinventarse a sí misma olvidara lo que nunca debería dejar de ser: una comunidad de profesores y alumnos dedicados, en relación activa y mancomunada a la transmisión, la creación y la multiplicación del conocimiento, o puesto, en otros términos, un espacio de encuentro intergeneracional que es al mismo tiempo depositario y transmisor y creador de conocimientos”. Clarísimo y además en sintonía perfecta con lo que propone Hoevel en su volumen. ¿Será por eso entonces que la principal responsabilidad social de las universidades hoy sea dar cumplimiento, de la mejor manera posible, a esos que son sus fines específicos? ¿Quién es Carlos Hoevel? Doctor en Filosofía (UCA) y Master of Arts in the Social Sciences (University of Chicago). Ha sido becario Fulbright, Archibald Fund, Templeton Foundation y University of Chicago. Sus áreas de investigación son: Filosofía social, Historia del pensamiento político y económico, Filosofía de la economía, Ética económica, Filosofía de la educación, Relaciones entre economía, instituciones y religión y pensamiento filosófico de Antonio Rosmini. Tiene varios títulos y artículos académicos publicados. Es profesor universitario y asesor.
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