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Fecha: 18/07/2025 20:30
Cómo será “AMIA, la serie”, la coproducción protagonizada por la argentina Malena Sánchez. La ficción, inspirada en hechos reales, recrea el atentado a la Embajada de Israel, en 1992, y lo aborda como antesala de la tragedia de 1994. Con un elenco de argentinos, israelíes y uruguayos, la serie está disponible en Flow desde este jueves, y el viernes 18 se estrenará por Telefe, justo cuando se cumplen 31 años del atentado a la AMIA. La actriz cuenta cómo fue abordar el horror desde la ficción: compone a una periodista que va en busca de la verdad y se involucra con un agente del Mossad. Ella no tenía ni un año cuando se produjo el atentado a la Embajada de Israel y estaba por cumplir los tres cuando ocurrió la tragedia de la AMIA. Ahora, a los 33, Malena Sánchez asume el protagónico de una ficción inspirada en hechos reales que se anima a contar otro costado del horror en la Argentina. Si bien no es ciento por ciento nacional, la coproducción que este jueves 17 sube completa Flow y que este viernes estrena Telefe tiene, en parte del elenco y de las locaciones, raíces argentinas. Y pone el foco en lo sucedido el 17 de marzo de 1992 en la Embajada de Israel, de lo que se ocupa a lo largo de ocho episodios, para cerrar esta primera temporada con la antesala del atentado del 18 de julio de 1994, del cual este viernes se cumplen 31 años. En la previa a este estreno que, de alguna manera, marca el regreso de la ficción “nacional” a la TV abierta -Amia, la serie irá los viernes a las 23.15 por Telefe, con un episodio por semana-, la actriz comparte cómo se vivió este rodaje, cuya producción es de Dori Media y Yair Dori, con dirección del cineasta uruguayo Guillermo Rocamora. Ella integra el trío principal del relato -en el rol de una periodista de televisión-, junto al actor israelí Michael Aloni y al uruguayo Alfonso Tort. También trabajan César Bordón, Soledad Pelayo, Roberto Suárez y Jameel Khoury, entre otros nombres de Israel, la Argentina y Uruguay. La palabra de Malena -¿Qué estado emocional tenés en la previa a este estreno que, uno imagina, no es una ficción más? -Creo que lo que más me moviliza es poder estar estrenando una serie que hicimos hace dos años con tanto amor, con muchas horas de trabajo, mucho compromiso, con una historia fuerte. Y que eso finalmente vea la luz me ilusiona. -Y que esté inspirada en hechos reales tan trágicos ¿te genera algo especial como actriz? -Para mí, que todo hecho histórico se recuerde, se recree o se reconstruya de alguna manera bienvenido sea. La memoria siempre está buena, sea la temática que sea. -¿Pero hay un compromiso mayor con este tipo de proyectos? -No tan claramente, es el mismo compromiso siempre, pero se mueven otras cosas, porque hubo muertos, muchas familias afectadas y destruidas... Un atentado es un tema delicado para abordar, pero es necesario hacerlo para no olvidar. Y porque es parte de nuestra historia. -Pasaron 33 años de uno y 31 del otro, y en gran parte de la sociedad pareciera que fueron hechos recientes. -Es muy cercano y al mismo tiempo, para generaciones como la mía, es muy inimaginable pensar que de golpe eso puede suceder, como las guerras. Cuando yo las estudiaba de chica no era conciente de que esas guerras no se terminaron y que son conflictos que vienen de hace muchísimos años, que por momentos estallan y por momentos no, pero estuvieron, están y seguirán estando. -¿Cómo fue para vos reconstruir lo de la Embajada sin haber sido testigo de época? ¿Necesitaste estudiar la historia o estabas en tema? -Me sucedió mucho que hasta no estar filmando todo lo que fue el atentado del '92 no caí en la verdadera dimensión de lo que había sucedido. Tenía los datos, pero meterme en la reconstrucción de ese hecho me hizo tomar mucha más conciencia. Es algo que te sacude por todos lados. En relación al rodaje, cuya mayor parte se realizó en Uruguay, reconoce que “fue increíble el laburo que hubo para recrear la explosión. Justo habían demolido un edificio en Uruguay para hacer una construcción y empezaron a meter escombros a lo loco, y cuando llegamos y vimos eso, más el fuego, más la cantidad de extras, más la entrega de todos respetando tanto dolor fue un mazazo, muy impresionante. Muy conmovedor todo, pero ese primer contacto fue impactante. Todo el tiempo era ‘Ah, esto es muy heavy de verdad’”. -¿Te superaron las emociones en algún momento? -Creo que sí. Incluso yo jodo con que en el primer capítulo estoy un poco pasada de actuación, porque se me ve como muy impresionada. Siento que en la vida real debe haber sido realmente muy tremendo, pero cuando estás en la ficción hay algo que tenés que regular y yo me miro y no me soporto en el primer capítulo. -¿Para tanto? -Sí, porque es mi reacción de estar viendo lo que estaba viendo y no pude administrarlo bien de entrada. Sentí muy reales esas escenas de gente buscando personas entre las piedras. -Hasta que te convocaron para este proyecto, ¿lo de la AMIA o la Embajada eran temas de los que estabas empapada, se hablaba de esto en tu casa? -Claramente habia estudiado, leído, me lo habían contado y explicado en casa. Ademas la comunidad judía es muy grande en nuestro país, imposible haber estado ajena. También depende mucho del colegio al que fuiste, de la familia… En mi casa siempre hubo mucha conciencia de la historia. Igual confieso que no tenía tan claro que había habido dos atentados. Para mí era un todo como “la AMIA”. Su personaje Actriz que ha trabajado en películas como Familia para armar, El Potro, lo mejor del amor y Abzurdah y en ficciones episódicas como ATAV y El encargado, comparte que en AMIA, la serie compone a “Gisela, una periodista que es la primera en llegar al lugar de los hechos. Pero su compañero de trabajo, que es el que se encarga de cubrir las noticias frente a cámara, tarda. Ella en general ocupa un lugar de asistente. Su jefa le dice ‘No podemos seguir esperando, fuimos los primeros, tenemos que salir con esto ya’. Entonces se expone a salir al aire, lo hace muy bien, con mucho compromiso social y empieza ganarse un lugar ahí. El haber llegado primera hace que tenga contacto inmediato con la desesperación, con cada historia familiar que va descubriendo”. Y aclara que esta coproducción episódica “está contada desde tres lugares y somos tres protagonistas: una periodista, un agente del Mossad, que es Michael Aloni, y Alfonso Tort que es un agente de la SIDE. La historia está dividida en esos tres mundos y esos tres mundos se empiezan a conectar. En el atentado a la Embajada ella conoce al agente del Mossad, pero cree que es un familiar de una víctima, que está buscando a su hermana. Empatiza mucho con eso. Y empatiza tanto con esa situación y todo lo que vive ahí que no puede sacarse esas imágenes de la cabeza. Y necesita encontrar la verdad, se involucra mucho por su trabajo y por una cuestión humana, también. Y corre riesgos”. -¿Por qué si los ocho episodios hablan de la Embajada la serie se llama “AMIA”? -Y, bueno, hablá con los productores, no sé. Creo que la idea es mostrar el escenario previo al atentado del '94: un cómo se llega. Cuando me preguntan por el título digo ‘Bueno, enojate si querés, pero de paso sirve para no olvidar que hubo un antes de AMIA, del que para mucha gente joven no hay tanto registro'. Ex alumna del Carlos Pellegrini cuenta que “de chica siempre estuve muy informada. Fui a un colegio muy politizado y en casa se hablaba siempre de política, entre otras cosas”. ¿Se viene la escritora? Malena está a la espera de este estreno y del de “una película que hicimos en Chile el año pasado, de Alica Scherson, que se llama Guerra de verano, basada en una novela de (Roberto) Bolaño, con un elenco internacional. Y, mientras tanto, estoy escribiendo una serie y una peli, en mis comienzos, digamos, de escribir ficción”. Y adelanta que el filme se enmarcaría en la “comedia romántica, que sólo dirigiría, y de la serie sólo podría decir, porque va cambiando en el proceso, que indaga en la sexualidad de una mujer a los 65 años, que se queda sola por primera vez”. No tienen títulos, pero ya están dibujados los primeros palotes de los relatos. Con las notas que estuvo dando estos días a cuento de la serie que irá por Flow y Telefe avivó los recuerdos de aquellos días de rodaje intenso en Uruguay, país en el que se instaló por cuatro meses: “Aunque es cerquita, estaba alejada de mi vida cotidiana, pero me fascinó ser parte de esto. Quiero resaltar también que el director, Guille Rocamora, tiene un don para manejar las emociones en equipo. Éramos personas de tres países diferentes, hablando distintos idiomas, en inglés casi todo el día, y yo terminaba los rodajes con la cabeza muy quemada. Tengo un inglés intermedio, me hago entender, y no lo necesitaba tanto para el guión, pero sí para no quedarme afuera de las charlas técnicas. Fue un rodaje muy guerrero, con un interesante y atractivo cruce cultural”. Vuelve la ficción a una televisión que estaba extrañando a los actores argentinos contando historias, nuestras, dolorosas, que merecen no ser olvidadas. Aguante la ficción, dirían. Aguante la memoria.
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