Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Córdoba, la provincia de los castillos

    » Diario Cordoba

    Fecha: 18/07/2025 05:46

    El titular «Córdoba, provincia de castillos» quizá no se ajuste del todo a la realidad, pero tampoco miente. Ciertamente, en Alemania, según gustan recordar en ese país, existen entre 20.000 y 25.000 castillos, que en los 357.000 kilómetros cuadrados del país vienen a suponer uno por cada 17 kilómetros cuadrados. Para los británicos, el País de Gales es la zona de mayor densidad de castillos conservados de Europa, mientras que en España es Jaén la provincia con más fortalezas censadas: 237 de este tipo de construcciones en sus 13.489 kilómetros cuadrados. Lo que viene a suponer un castillo por cada 57 kilómetros cuadrados, que si estuviera en el centro de un círculo, éste tendría un radio de 4,26 kilómetros hasta topar con el círculo del castillo vecino. Imaginen la densidad de fortalezas jiennenses, más que suficiente para advertir desde las murallas quién venía e iba por las inmediaciones y con qué intenciones. En Córdoba, esa densidad de fortalezas es menor. Aunque los 37 castillos que presentamos en esta guía viene a suponer de media una de estas construcciones fortificadas por cada 57 kilómetros cuadrados, que representa una nada desdeñable media de 22 kilómetros de distancia entre una y otra construcción militar. También hay que recordar que no todo es cantidad, debemos contar con la calidad. Como ese castillo de Belalcázar con la torre del homenaje más alta de España; el de Almodóvar del Río, el más cinematográfico de los últimos años en España tras filmarse escenas de la serie Juegos de Tronos, los de Montilla y Priego, con un excelente modelo de gestión... A los valores materiales de los castillos hay que sumar que son elementos identitarios de sus poblaciones. Pero lo más importante, esto no es ninguna competición. Porque lo que no tienen los castillos del resto del mundo respecto a los de Córdoba es que no son cordobeses. Una verdad de Pero Grullo, como bien denunciaría Quevedo. Aunque también es evidente y ridículamente obvio decir que el patrimonio cordobés, incluidos los castillos, es algo que pertenece y deben defender los cordobeses y, sin embargo, se nos olvida a veces. Demasiadas veces. Y así nos va. Precisamente por eso, y como solo se cuida lo que se ama y «solo se ama lo que se conoce», frase que atribuyen a Da Vinci, nada mejor que divulgar la muchas veces ignorada riqueza que Córdoba tiene en sus castillos a través de iniciativas como la presente guía. Hablamos, nada menos, que de valores históricos, artísticos, etnológicos, antropológicos, culturales, arquitectónicos, turísticos, socioeconómicos actuales e incluso psicológicos, identitarios para las poblaciones a los pies de esas fortalezas... Podríamos seguir alargando mucho más la lista de atributos de esta riqueza que, como ven, no solo se trata de patrimonio físico, sino también patrimonio inmaterial. Castillos y otras construcciones defensivas Para comenzar a profundizar, quizá lo primero sea volver al comienzo del artículo en donde se habla tanto de castillos en lejanos países como de cercanos territorios para replantear esos números y preguntarnos qué es exactamente un castillo y distinguirlo de un simple recinto fortificado, un espacio amurallado o cualquier construcción militar o civil histórica con carácter defensivo. Los criterios que sigue esta guía son precisamente los que nos ofrece en una entrevista Julián Hurtado de Molina, cronista oficial de Córdoba y presidente del Instituto Andaluz de los Castillos. Aunque todo ello no signifique darle la espaldas al resto de los hitos defensivos que pueblan la geografía cordobesa y que en tantos casos padecen un triste abandono. De hecho, las páginas finales de esta obra proporciona gracias al Instituto Andaluz de los Castillos un listado de los hitos defensivos, además de los propios castillos, que pueblan la geografía cordobesa y que están considerado Bien de Interés Cultural (BIC). Nada menos que 123 referencias entre murallas, fortificaciones, torres o torreones reconvertidos en ermita, palacetes, campanarios... Y por supuesto, castillos. Construcciones defensivas de todo tipo se suman en la provincia al atractivo de los castillos. Pongamos un simple ejemplo de ese patrimonio paralelo: el al-linar (torre para comunicar mediante fogatas los movimientos de los enemigos) que se encuentra integrado en el santuario de la Virgen de Linares Coronada. En este enclave de la Sierra de Córdoba cercano a la ciudad, y según la tradición, Fernando III planificó la conquista de Córdoba. De ahí le viene el sobrenombre de La Conquistadora a la imagen traída por el rey, una de las mayores devociones cordobesas venerada y cantadas desde hace siglos y aún viva en el acervo popular, por ejemplo, con la romería de Linares y con su veteranísima hermandad. Y si todo este patrimonio lo encontramos en un simple al-linar perdido en la Sierra, casi abruma plantearse la cuestión clave: ¿Qué podemos encontrar en los grandes castillos cordobeses? Piedra a piedra, comarca a comarca Pues bien, buena parte de la respuesta a esa pregunta la aporta en esta guía el capítulo sobre «Las rutas de los castillos en Córdoba», en el que se hace un recorrido que va más allá de las piedras y la historia para recordarnos, comarca a comarca, otros múltiples valores, otros atractivos que complementan y hacen aún más especial la experiencia de visitar estas construcciones históricas. De hecho, precisamente por comarcas se ordena el grueso de la presente obra centrada en 37 castillos emblemáticos, uno a uno, con una ficha que facilita de un vistazo conocer los datos básicos, las características e historia del monumento y planificar su visita, además de un esmerado texto en el que prima la actualidad y que incorporan tanto el devenir en el pasado como el estado presente, los últimos datos del castillo y los proyectos en curso en torno al mismo. Un espectáculo en el Castillo de Almodóvar. / CÓRDOBA En todo caso, este recorrido por comarcas de los castillos cordobeses está condicionado en buena parte por la propia historia de Córdoba, destacando esa selección de diez castillos (algo más de la cuarta parte de la provincia) en la Subbética, tierra de frontera envueltas en luchas medievales en donde más, y en varios casos mejores, castillos encontramos. Así, por orden de paginación les invitamos a conocer tres castillos en la comarca de La Vega, cinco en el Alto Guadalquivir, siete en la Campiña Sur y cuatro en la comarca del Guadajoz. En la capital, y a pesar de ser la población que más estructuras defensivas conserva, les traemos como castillos propiamente dicho solo dos: el Alcázar de los Reyes Cristianos y la Torre de la Calahorra. El caso contrario, como hemos adelantado, lo encontramos en la Subbética con diez construcciones militares; mientras que, volviendo al norte de la provincia, presentamos dos castillos en el Guadiato y cuatro en Los Pedroches. Lo único de cada castillo Castillos que, además, no se pueden comparar entre sí porque todos tienen algo en especial, aunque sólo queden de él los cimientos y cuatro sillares. Aún en estos casos de ruina, observen cómo el paisaje dictó lo que tuvo que ser el castillo y como la construcción, aunque apenas exista algo significativo, parece a su vez marcar el paraje en la actualidad. Mucho más fácil, por supuesto, es ver todas estas singularidades en los castillos que no fueron desmantelados o que volvieron a reconstruirse y aún se mantienen pujantes. Y es que estas construcciones son cada una «de su padre y de su madre», como dice el refrán; de sus cimientos prerromanos y de almenas reconstruidas, de sus nobles que lo abandonaron y ahora de la familia y la entidad pública o privada que lo miman, de las pesadillas de las que fueron testigos en las guerras y de los sueños de progreso cultural de la actualidad... Destaca la singularidad de cada castillo, fruto de su época, el entorno y el devenir tan distinto entre una construcción y otra. Quizá todo esto ocurre porque los castillos se comportan como seres vivos que por naturaleza se diferencian unos de otros. Nacen en enclaves que quizá otros ocuparon mucho antes, crecen según las necesidades de cada época (militares, como residencias palaciegas o, en la actualidad, como centros culturales), se reproducen dejando más huellas de construcciones defensivas en el entorno o, incluso cuando mueren, propiciando que con su mismo cadáver y piedras se construyan los posteriores centros de muchas poblaciones. Pedroche y Fuente Obejuna son dos de los numerosos ejemplos en los que el castillo está en espíritu en su iglesia y su plaza, aparte de documentos históricos que se conserven y de obras literarias universales. Más aún, incluso tenemos castillos que, como el ave fénix, resucitan de sus cenizas. Un poco de historia y mucho de futuro ¿Y por qué hay tantas diferencias entre estas construcciones en la provincia y la suerte que han corrido con el devenir del tiempo? José María Zapico Ramos, del Instituto Andaluz de los Castillos, lo explica en un magnífico ejercicio de síntesis en el penúltimo capítulo de esta guía, remontándose primero al pasado para hablar del declive de los castillo, su ruinoso estado en el siglo XX y su resurrección desde mediados de la pasada centuria, antes de abordar cuestiones como la actual titularidad de estos inmuebles históricos, su estado, los proyectos y usos que existen para ellos, el tipo de gestión... La conquista cristiana en la provincia duró casi tres siglos, de 1155 a 1434, lo que la convirtió en una 'tierra de frontera'. No vamos a repetir aquí los acertados argumentos de este penúltimo capítulo, pero sí despedirnos con una anécdota histórica, una última invitación a la curiosidad y al ánimo del lector para que convierta lo que vea en esta guía en visitas a nuestros castillos. Recuerden que los primeros castillos que pasaron de manos musulmanas a cristianas en la provincia fueron en torno a 1155, con la caída, reconquista y vuelta a conquistar del desaparecido castillo de Pedroche, y que la última fortaleza cordobesa tomada por los cristianos fue en 1434, la de Iznájar. Hablamos de casi tres siglos en los que Córdoba fue tierra de fronteras, luchas y castillos. Frente a ello, hay ingentes ejemplos en la historia de conquistas mucho más cortas. Julio César, por ejemplo, se hizo con la Galia en doce años. Claro que los celtas nunca tuvieron tan buenos castillos como los que tuvimos y en muchos casos conservamos en Córdoba.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por