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  • Los bosques con más diversidad de árboles resisten mejor el cambio climático, revela un estudio

    » Diario Cordoba

    Fecha: 18/07/2025 05:41

    El cambio climático está afectando severamente a los bosques de buena parte de la Tierra. En España, un 40% de las áreas boscosas están en riesgo por sequías extremas, según modelos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Garantizar la estabilidad futura de los bosques es una tarea que los científicos consideran imprescindible para la buena salud del planeta. Un equipo internacional de investigadores ha identificado los factores clave que garantizan la estabilidad de los bosques frente a la crisis climática. Los más diversos resisten mejor el calentamiento global. La investigación, publicada en Forest Ecology and Management, demuestra que la diversidad funcional de los árboles –especialmente en rasgos relacionados con la tolerancia a la sequía– es tan crucial como la disponibilidad de agua para mantener la productividad forestal a largo plazo. Bosque de Redes, en Asturias. / E.P. El trabajo, coliderado por la Universidad de Oviedo y la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), analizó datos de 40.000 parcelas del Inventario Forestal Nacional de España, combinados con imágenes satelitales de la NASA que midieron la productividad vegetal entre 2000 y 2018. Esta metodología permitió evaluar cómo fluctúa la producción de biomasa en bosques mediterráneos, atlánticos y alpinos bajo condiciones climáticas variables. ‘Seguro ecológico’ Según los resultados, la disponibilidad hídrica, calculada mediante la relación entre precipitación y evapotranspiración potencial, es el principal impulsor de la estabilidad forestal. No obstante, dos factores adicionales mostraron efectos comparables: la madurez del bosque (reflejada en el diámetro máximo de los árboles) y la diversidad funcional de rasgos hidráulicos. Estos dos últimos factores incluyen la resistencia a la embolia (P50, que mide la capacidad del xilema para evitar burbujas de aire durante la sequía) y el margen de seguridad hidráulica (HSM, que cuantifica el umbral de estrés hídrico antes del colapso vascular). "Nuestros resultados muestran que los bosques más diversos, en términos de estrategias frente al estrés hídrico, tienen una mayor capacidad para mantener su productividad estable a lo largo del tiempo, incluso bajo condiciones ambientales cambiantes", destaca Raúl García-Valdés, coautor principal del estudio. Bosque con diferentes especies de árboles. / Unsplash La riqueza funcional aumentó la estabilidad en un 20%, un efecto similar al de variables estructurales como la densidad arbórea. El estudio revela que la diversidad funcional actúa como un ‘seguro ecológico’. Cuando coexisten especies con estrategias contrastadas –por ejemplo, árboles tolerantes a la sequía pero de crecimiento lento, junto a especies sensibles al déficit hídrico pero de rápido crecimiento– sus respuestas asíncronas a las fluctuaciones climáticas estabilizan la productividad del conjunto. Proteger los bosques maduros Durante sequías, las especies resistentes compensan la caída en el crecimiento de las más vulnerables. Curiosamente, los valores medios de tolerancia a la sequía a nivel comunitario no mejoraron la estabilidad. Esto sugiere que la mera presencia de especies resilientes es insuficiente sin una variedad de estrategias funcionales. Los hallazgos refuerzan la necesidad de reorientar las políticas de conservación."La gestión forestal del futuro necesita bosques diversos en cuanto a las especies presentes, pero también en cuanto a su estructura espacial, para asegurar la estabilidad de su funcionamiento y su capacidad de adaptación frente a anomalías ambientales", expone José Valentín Roces-Díaz, coautor de la investigación. Bosque caducifolio. / Pixabay En España, donde el 36% del territorio es forestal y muchas zonas son bosques jóvenes tras abandono agrícola, el estudio propone conservar la heterogeneidad estructural, evitando la tala selectiva que simplifica la distribución de edades y tamaños de los árboles; y fomentar mezclas funcionales: esto es, en reforestaciones, combinar especies con distintos umbrales de estrés hídrico. Además, el estudio incide en la necesidad de proteger bosques maduros, ya que su mayor capacidad de almacenamiento de carbohidratos y sistemas radiculares profundos amortiguan los déficits hídricos. La investigación continuará en el proyecto ‘DivTraitFor’, financiado por la Comunidad de Madrid, que ampliará el análisis a escalas continentales, integrando rasgos funcionales adicionales, como la eficiencia en el uso del agua o la plasticidad fenológica, en bosques desde Escandinavia hasta la cuenca mediterránea.

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