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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 17/07/2025 15:03
El empleo formal se mantuvo estable, pero la recuperación resultó insuficiente para revertir el impacto de la crisis (Shutterstock) El último informe de actividad de la Universidad de Buenos Aires (UBA) detalla que la economía argentina exhibió un rebote en algunos indicadores durante los primeros meses del año, pero aún no muestra señales claras de crecimiento sostenido. El estudio, realizado por el Observatorio de Coyuntura Económica y Políticas Públicas (OCEPP) de la Facultad de Ciencias Económicas, analiza una amplia gama de variables y advierte sobre la fragilidad y heterogeneidad de la recuperación. En el inicio, el PIB de Argentina, medido por el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), mostró en el primer trimestre una suba respecto al trimestre anterior. Sin embargo, ese repunte se explicó en parte por el piso muy bajo que dejó la fuerte caída registrada durante la fase más crítica de restricciones sanitarias por la pandemia. El informe señala que durante el mes de marzo la actividad económica todavía se ubicó por debajo de los niveles alcanzados en igual período del año previo a la pandemia, lo que refleja las dificultades para alcanzar una recuperación vigorosa. El comportamiento sectorial fue desigual. Por ejemplo, la industria manufacturera evidenció cierta mejoría, principalmente por la recomposición de algunos rubros vinculados a la producción alimenticia, química y la fabricación de maquinaria y equipo. A pesar de este dato, otros segmentos industriales mostraron un desempeño rezagado, como el sector automotor y textiles, aún muy afectados por la caída de la demanda interna y el encarecimiento de insumos importados. El sector de la construcción experimentó una dinámica oscilante. Durante el primer trimestre, la construcción logró sostener niveles de actividad por encima de los mínimos observados meses atrás, impulsada en parte por la continuidad de obras públicas pequeñas y algunas inversiones privadas focalizadas en proyectos inmobiliarios. Sin embargo, esa expansión reveló limitaciones cuando se analizó la combinación de crecimiento de empleo y nuevas inversiones. En materia de empleo formal, el sector apenas generó nuevos puestos y permaneció lejos de los máximos anteriores al brote de la pandemia. El comercio minorista, tanto en supermercados como en autoservicios mayoristas, reflejó una demanda deprimida. El informe muestra que el consumo privado apenas se recuperó y las ventas de bienes durables continuaron por debajo de los registros históricos. Factores como la pérdida de poder adquisitivo del salario real, la inflación persistente y la incertidumbre sobre el futuro económico condicionaron la mejora de la actividad comercial. En el segmento de servicios, la actividad turística mostró pequeños signos de reactivación debido al impulso del turismo interno. Políticas de promoción local e incentivos implementados por el Gobierno generaron un leve incremento en la circulación de turistas dentro del territorio nacional, particularmente en las zonas tradicionales de veraneo y sitios emblemáticos. No obstante, el informe remarca que ese repunte no resultó suficiente para compensar la virtual ausencia de visitantes internacionales, que impactó especialmente sobre la hotelería y la gastronomía. En abril de 2025, se registró un incremento interanual de casi 7,7 % en la actividad económica, acompañado por subas en las principales áreas productivas: (i) Industria, +7,58 %; (ii) Construcción, +17,5 %; y (iii) Comercio, +15,6 por ciento La generación de empleo formal mostró movimientos leves. Según los datos oficiales citados en el reporte, durante el primer trimestre el empleo asalariado registrado en el sector privado permaneció prácticamente estancado. En algunos segmentos, incluso se perdieron puestos de trabajo, mientras que la creación de empleo se observó en actividades puntuales como salud y desarrollo de tecnología. El informe detalla que los niveles totales de empleo registrado no retornaron a los valores anteriores a la crisis sanitaria. Además, los salarios reales continuaron perdiendo poder de compra frente a la aceleración de los precios. La inflación siguió siendo uno de los principales desafíos. En los primeros meses del año, el aumento de precios al consumidor superó nuevamente el 4% mensual. Este fenómeno afectó especialmente el rubro de alimentos y bebidas, lo que impactó con mayor fuerza en los sectores de menores ingresos. El OCEPP advirtió que la inflación se mantuvo en niveles superiores al 40% interanual, lo que complicó la capacidad de recuperación del salario real y debilitó la demanda interna. La dinámica del crédito bancario al sector privado se mantuvo restringida. Aunque algunas modalidades de préstamos experimentaron cierta reactivación, en términos reales el crédito siguió por debajo de los niveles observados antes de la crisis. Las tasas de interés y la volatilidad macroeconómica colaboraron para desalentar la toma de financiamiento por parte de familias y empresas. El informe subraya que la escasa profundidad del sistema financiero argentino limitó el papel dinamizador del crédito. En cuanto al sector externo, las exportaciones nacionales observaron un repunte impulsado por los altos precios internacionales de productos agrícolas, en especial la soja y sus derivados. Sin embargo, la mejora en las ventas externas no alcanzó para compensar el rezago en otros sectores vinculados a la industria manufacturera. Las importaciones, por su parte, crecieron levemente debido principalmente a la compra de insumos productivos y bienes intermedios. El saldo comercial continuó siendo superavitario, pero su sostenibilidad estuvo asociada más a la mejora en los precios de exportación que a un incremento genuino en las cantidades exportadas. El informe también analiza la problemática de la pobreza y la desigualdad. Los últimos datos oficiales muestran que la proporción de la población por debajo de la línea de pobreza se mantuvo elevada. El OCEPP destaca que, pese a la leve mejora de algunos indicadores de actividad y el aumento en la asistencia social, no se logró una reducción significativa de la pobreza estructural. La recuperación parcial de los ingresos, tanto laborales como provenientes de transferencias, no alcanzó para revertir la tendencia a la desigualdad en la distribución del ingreso. Sobre las finanzas públicas, el informe señala que la recaudación tributaria total estuvo en línea con las proyecciones presupuestarias. El crecimiento en los tributos ligados al comercio exterior y a la actividad industrial permitió compensar la caída en la recaudación de impuestos asociados al consumo interno. El gasto público primario reflejó la continuidad de políticas de asistencia social y de estímulo a la inversión pública. La administración del déficit fiscal supuso nuevos desafíos en cuanto a la sostenibilidad a mediano plazo, dado el aumento de los compromisos de deuda y la presión sobre la caja fiscal. La industria logró mejorar algunos indicadores, pero otros sectores aún muestran señales de debilidad El OCEPP puso el foco sobre el desempeño de las exportaciones agropecuarias, las cuales consolidaron su posición como uno de los motores del rebote económico. Las altas cotizaciones de soja, maíz y derivados generaron un aporte importante de divisas, lo que alivió parcialmente la situación del mercado cambiario. Sin embargo, el informe advierte que esta dinámica acentuó la dependencia de la economía argentina de los ciclos de commodities y de las fluctuaciones en los mercados internacionales, un aspecto que introduce vulnerabilidad estructural. En el mercado laboral, la proporción de trabajadores informales y cuentapropistas se mantuvo elevada. Muchos ocuparon empleos precarios como estrategia de supervivencia frente al estancamiento de la demanda formal. El sector asalariado formal no logró una expansión suficiente como para absorber el excedente de mano de obra que dejaron los meses más duros de la pandemia. Las brechas de género y la exclusión de jóvenes del mercado laboral persistieron como problemas estructurales no resueltos durante el período analizado. En el ámbito industrial, el rendimiento de las pyme como grupo resultó especialmente heterogéneo. Algunas empresas consiguieron mejorar su facturación de la mano de la sustitución de importaciones o el aprovechamiento de nichos de mercado internos, pero un número significativo enfrentó problemas para acceder a insumos críticos y líneas de crédito. La incertidumbre macroeconómica y las restricciones cambiarias también formaron parte del escenario que limitó la toma de nuevas inversiones. La evolución de la demanda interna estuvo condicionada por las restricciones de ingreso en amplios sectores de la población. El informe subraya que, durante el periodo considerado, la persistencia de la inflación y el moderado ajuste de los salarios nominales impidieron una reactivación robusta del consumo. Asimismo, la inversión pública y privada se incrementó en términos relativos, aunque sin alcanzar magnitudes capaces de impulsar un crecimiento acelerado de la economía. Sobre los factores de la oferta, la baja utilización de la capacidad instalada en la industria se destacó como uno de los puntos críticos. Aunque se observó una recuperación en comparación con los picos mínimos de la cuarentena estricta, la industria operó lejos de sus máximos históricos. Esto se explica por la combinación de demanda insuficiente, dificultades en la provisión de insumos importados y los límites financieros a la inversión empresarial. En materia de comercio exterior, resaltó la brecha entre los sectores que lograron exportar a precios internacionales favorables y aquellos orientados al mercado interno o dependientes de insumos extranjeros. Las empresas industriales vinculadas a la exportación de bienes de alto valor agregado enfrentaron obstáculos, como la volatilidad cambiaria y la escasez de incentivos específicos. El informe del OCEPP de la UBA concluyó que, si bien los indicadores de actividad registraron una mejora respecto de los meses de mayor retroceso, la economía argentina no alcanzó aún un ciclo de crecimiento sostenido. La estructura productiva permanece condicionada por factores estructurales y coyunturales que limitan la consolidación de un proceso expansivo. El rebote observado hasta el momento se apoyó en sectores puntuales, pero no arrastró significativamente al resto de la actividad económica.
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