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  • Descubren una molécula vinculada a la aterosclerosis que podría transformar el diagnóstico

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 16/07/2025 22:35

    El imidazol propionato (ImP), producido por ciertas bacterias intestinales, se asocia al desarrollo de placas en las arterias (Imagen Ilustrativa Infobae) Según han divulgado los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés), “la aterosclerosis es una enfermedad común que aparece cuando una sustancia pegajosa llamada placa se acumula en las arterias. Las enfermedades relacionadas con la aterosclerosis son la principal causa de muerte en los Estados Unidos y el mundo entero”. En ese sentido, un equipo dirigido por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), en España, identificó el propionato de imidazol, un metabolito derivado de la microbiota intestinal, como agente capaz de desencadenar aterosclerosis. El hallazgo fue publicado en la revista Nature. Aterosclerosis: una amenaza persistente y difícil de detectar a tiempo Publicado en Nature, analizó al ImP como marcador temprano de aterosclerosis (Imagen Ilustrativa Infobae) El estudio, liderado por David Sancho y con Annalaura Mastrangelo e Iñaki Robles-Vera como primeros autores, identificó que el ImP es un metabolito producido únicamente por ciertas bacterias intestinales. La molécula llega al torrente sanguíneo y promueve una reacción inflamatoria intensa que favorece la formación de placas en las arterias, según el estudio. Los investigadores postularon que la aterosclerosis se caracteriza por la acumulación de grasas y colesterol en las arterias, lo que ocasiona su endurecimiento y estrechamiento. Este proceso puede derivar en infartos y accidentes cerebrovasculares, entre otros cuadros. A pesar de los avances médicos en el control del colesterol, la presión arterial alta y el tabaquismo, la identificación temprana sigue siendo un reto, siempre de acuerdo con los expertos. Según el CNIC, gran parte de las personas desarrolla la enfermedad sin factores de riesgo evidentes, lo que dificulta su diagnóstico y prevención eficaces. Los autores precisaron que en la actualidad, el diagnóstico suele depender de técnicas de imagen complejas y costosas que no siempre están disponibles en los sistemas de salud públicos. Esta situación ha impulsado la búsqueda de biomarcadores que permitan identificar la aterosclerosis en fases iniciales. Los expertos destacaron la importancia del abordaje temprano de este cuadro (Imagen Ilustrativa Infobae) La investigación sobre el ImP incluyó a más de 4.000 voluntarios sanos, permitiendo un análisis profundo del inicio de las enfermedades cardiovasculares. Los datos reflejaron que el 63% de los participantes presentaba síntomas de aterosclerosis sin tener antecedentes clínicos, y que niveles elevados de ImP estaban presentes en uno de cada cinco voluntarios con signos de la enfermedad. Annalaura Mastrangelo explicó: “Este metabolito es producido exclusivamente por las bacterias intestinales. Nuestro estudio demuestra que su presencia en el torrente sanguíneo se asocia con el desarrollo de aterosclerosis activa en personas aparentemente sanas“. La activación del receptor imidazolina tipo 1 (I1R) por el ImP impulsa la respuesta inflamatoria vinculada a la enfermedad (Imagen Ilustrativa Infobae) Según Mastrangelo, “detectar este marcador sanguíneo ofrece una gran ventaja, ya que las herramientas de diagnóstico actuales se basan en técnicas de imagen avanzadas que son complejas, costosas y no están cubiertas por los sistemas de salud pública. Los niveles sanguíneos de ImP proporcionan un marcador diagnóstico que podría ayudar a identificar a individuos aparentemente sanos con aterosclerosis activa y, por lo tanto, permitir un tratamiento más temprano”. Una de las claves destacadas del trabajo es que el ImP puede causar aterosclerosis sin necesidad de que existan niveles elevados de colesterol. Se ha comprobado en ratones que la administración directa de propionato de imidazol induce la enfermedad. Iñaki Robles-Vera señaló: “No solo observamos niveles elevados de ImP en personas con aterosclerosis, sino que también demostramos que el propio ImP es un agente causal de la enfermedad. En modelos animales de aterosclerosis, la administración de ImP provocó la formación de placas arteriales. Esto se logra activando el receptor de imidazolina tipo 1 (I1R), que aumenta la inflamación sistémica y promueve el desarrollo de la aterosclerosis”. Bloquear el receptor I1R en modelos animales previno la formación de placas, según los investigadores (Imagen Ilustrativa Infobae) El CNIC subrayó que este descubrimiento evidencia que en la aterosclerosis, el componente inflamatorio tendría un papel fundamental. El rol del receptor I1R en la respuesta inflamatoria David Sancho, jefe del Laboratorio de Inmunobiología del CNIC señaló: “Este descubrimiento es importante porque abre la puerta a una línea de tratamiento completamente nueva”. Para Sancho, el estudio demuestra que el bloqueo del receptor I1R previene la aterosclerosis inducida por ImP y ralentiza la progresión de la enfermedad en modelos murinos alimentados con una dieta rica en colesterol. “Esto sugiere que un tratamiento futuro podría combinar el bloqueo del I1R con fármacos hipocolesterolemiantes para producir un efecto sinérgico que prevenga el desarrollo de la aterosclerosis“, dijo. En Nature, los autores escribieron: “La aterosclerosis es la principal causa subyacente de las enfermedades cardiovasculares. Su prevención se basa en la detección y el tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular tradicionales. Sin embargo, los individuos en riesgo de enfermedad vascular temprana a menudo permanecen sin identificar. Investigaciones recientes han identificado nuevas moléculas en la fisiopatología de la aterosclerosis, destacando la necesidad de biomarcadores de enfermedades alternativas y objetivos terapéuticos para mejorar el diagnóstico temprano y la eficacia de la terapia”. Pablo Lamelas, cardiólogo intervencionista de la Fundación Favaloro, le dijo a Infobae sobre este hallazgo: “Se trata de una molécula generada por la microbiota de ciertas personas, asociada al desarrollo de aterosclerosis. A pesar de que este descubrimiento aún requerirá replicación en otros estudios, no solo para entender si realmente causa enfermedad cardiovascular, sino también para saber si es un factor importante para su desarrollo, resulta una buena noticia”. Si bien resta seguir investigando las implicancias del hallazgo, los expertos destacan que podría facilitar un tratamiento eficaz y temprano (Imagen Ilustrativa Infobae) “Lo más positivo es entender que podrían existir nuevos objetivos de tratamiento si logramos demostrar que esta microbiota genera esta molécula adversa. En ese caso, podríamos tratarla y, eventualmente, reducir la enfermedad cardiovascular mediante la reducción de la microbiota que produce esta molécula. Por lo tanto, esto abre un nuevo horizonte de tratamiento para la enfermedad cardiovascular, que tanto necesita ser abordada, siendo una de las primeras causas de muerte a nivel global, dependiendo de la región”, planteó Lamelas. Y agregó: “La aterosclerosis puede resumirse como el envejecimiento de las arterias. A medida que una persona envejece, aumenta el riesgo de desarrollar aterosclerosis. De hecho, si todos los humanos vivieran 500 años, el 100% desarrollaría, al menos en algún territorio del cuerpo, signos de aterosclerosis, por más que sigan todas las recomendaciones. Sin embargo, el problema surge cuando los pacientes desarrollan aterosclerosis de manera prematura o a edades tempranas, lo que suele ser causado en parte por problemas genéticos, pero también por factores de estilo de vida como el sedentarismo, la dieta o enfermedades como la diabetes, el colesterol elevado o la hipertensión arterial”. “En cuanto a las causas de la aterosclerosis, se destacan los componentes genéticos, que son genes heredados de los progenitores que hacen a una persona más propensa a desarrollar enfermedad cardiovascular de forma precoz. También se destacan aspectos de comportamiento, como el tabaquismo, que es uno de los factores más importantes de enfermedad cardiovascular en la población joven, así como el sedentarismo y el estrés. Además, enfermedades específicas como la diabetes, el colesterol alto y la hipertensión arterial son factores de riesgo importantes. Si bien muchos de estos factores están interconectados (por ejemplo, el estrés y el cigarrillo, o el estrés y el sedentarismo, o factores genéticos y colesterol elevado, o la predisposición a desarrollar diabetes), a menudo los categorizamos de forma separada”, repasó el experto. Más del 60% de participantes del estudio presentaba signos tempranos de aterosclerosis sin antecedentes clínicos (Imagen Ilustrativa Infobae) Por su parte, en diálogo con Infobae, el médico clínico Ramiro Heredia, del departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas José de San Martín, precisó: “La aterosclerosis es una enfermedad caracterizada por el depósito de lípidos o moléculas grasas, en particular, de colesterol, en la capa íntima de la pared de las arterias de mediano y pequeño calibre, en forma de placas, con la consecuente reacción inflamatoria que lleva la disminución del calibre del vaso, y en ocasiones, a la oclusión”. “Resultados de este fenómeno son la enfermedad cerebrovascular (en particular, el accidente cerebrovascular isquémico), la enfermedad coronaria, la isquemia arterial de distintos territorios, la muerte súbita de causa cardíaca, y la demencia de causa vascular”, sumó Heredia. Al tiempo que enfatizó: “Es un proceso que progresa con la edad, y directamente relacionado a la genética, los hábitos, la obesidad, el sobrepeso, la diabetes mellitus tipo 2, las dislipemias, el tabaquismo, y la hipertensión arterial”.

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