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  • La llama que se extiende

    » Diario Cordoba

    Fecha: 16/07/2025 08:42

    La llama que se ha encendido este pasado fin de semana en Torre Pacheco es un síntoma de cómo se está narrando la historia y de qué forma se está culpando al migrante de robos, violaciones, extorsiones y todas esas cosas que hacen que las sociedades tengan miedo y el miedo es la herramienta que algunos utilizan para alcanzar sus fines que tienen que ver con fronteras limpias, patrias santiguadas y deportaciones masivas de todos aquellos que no somos nosotros y que rezan a otros dioses, hablan otras lenguas y sobre todo tienen la piel de un color más oscuro. No resulta comprensible el odio al migrante solo por haber tenido que huir de su casa para buscar fortuna, que es una forma amable de decir: para buscar un lugar en el que poder sobrevivir alejado del hambre, las guerras, los odios, las persecuciones, las dictaduras y todo ese demonio de desigualdades a las que unos se ven sometidos por su lugar de nacimiento y contra el que intentan revelarse para que sus hijos vivan mejor allende de los mares y sus padres pasen menos hambre en sus casas que son el recuerdo al que es mejor no volver. Entonces, ¿por qué ese odio tanto a esos hombres y a esas mujeres que en su inmensa mayoría llevan vidas ejemplares, trabajando en muchas ocasiones en trabajos que nadie quiere, intentando pasar desapercibidos para no generarse más problemas de los que ya tienen, pero no cuentan y luchando para ser, si no admitidos, sí permitidos? No lo sé; entiendo que aquellos que van a la caza del migrante han sido aleccionados, ignoro con qué manual, pero sin duda es un manual muy efectivo y efectista, ya que poner nombre al odio es el camino más rápido para hacer prender una llama que se extiende por determinados puntos de España y que es preciso detener antes de que sea irremediable y nos veamos siendo cómplices del mayor deterioro humano cuando se odia a otro ser humano por incultura, intolerancia, prepotencia y una frenética moda de ser el más entre los más al haber golpeado la cabeza del migrante que hará por defenderse y por ello también será acusado. Hay mucho que reparar y mucho que enseñar, porque pedir perdón por las atrocidades cometidas puede que sirva a algunos, pero solo demuestra que cuando se muerde la cápsula del odio el depredador busca sangre y algo semejante a la venganza que se mide en quinientos gramos de estupidez. *Periodista y escritora

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