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» Sin Mordaza
Fecha: 15/07/2025 13:06
El automovilismo es un deporte de equipo, pero el piloto va solo arriba del auto... O no tanto. El ingeniero de pista cumple un rol fundamental, tanto por lo que pueda informar por la radio como aquello que escucha e interpreta, más en la élite absoluta como lo es la Fórmula 1. Ese hombre clave al que Franco Colapinto responde y escucha cada vez que se sube al Alpine se llama Stuart Barlow y, así como el argentino, transita sus primeros grandes premios en uno de los puestos más exigentes que tiene una estructura en la máxima categoría. Barlow estudió en la Oxford Brookes University (2005-2008) de su Inglaterra natal y desde el principio se zambulló en el mundo del automovilismo. Hasta 2012 se mantuvo en el mundo de los autos de turismo, ligado especialmente al análisis de datos obtenidos en pista y simulaciones. Su llegada al mundo de los monoplazas fue en 2012, cuando se incorporó como responsable de desarrollo en los chasis de distintos equipos motorizados por Honda de la IndyCar estadounidense. Y en 2016 tuvo su primera experiencia en la F1 como ingeniero de performance de la extinta escudería Manor, que duró solo una temporada. Después de un breve paso por el prestigioso DTM alemán y la Fórmula E, en 2019 fue contratado por Renault, donde sumó experiencia al mando del equipo de pruebas para la F1. Post-pandemia, con la transformación en Alpine, también pasó a la estructura principal y trabajó en boxes durante tres temporadas en el rendimiento de Esteban Ocon. Recién este año, luego de movimientos internos, logró ascender al rol de ingeniero de carrera. En el primer tramo de la temporada estuvo con Jack Doohan y, una vez que el jefe Flavio Briatore resolvió el cambio de piloto, siguió al lado de Colapinto.
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