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Parana » Informe Digital
Fecha: 15/07/2025 06:08
GENERAL LAS HERAS.- Han transcurrido casi seis años desde aquella fría madrugada de julio en la que un incendio devoró por completo el frigorífico de Cabaña Argentina, en esta ciudad. Las llamas arrasaron la estructura, el humo obligó a cerrar la ruta 6 y más de 200 bomberos trabajaron durante horas para evitar una tragedia mayor. Hoy, en el mismo terreno, se erige una planta completamente nueva, diseñada desde cero y con la intención de competir a nivel mundial. La inversión total alcanzó los US$35 millones, financiada a través de una combinación de capital propio, créditos bancarios y el seguro cobrado tras el siniestro. “Es una planta que, aunque abastecerá el mercado doméstico, está completamente orientada a la exportación por su diseño”, explicó Daniel Fenoglio, presidente de Carne Porcina Seleccionada, la empresa que ahora se encuentra en pie. Detrás del proyecto están los hermanos Blaquier (Santiago, Alejandro, Charlie, Ignacio y María Elena) y el grupo 5L SA, que reúne a seis productores porcinos —Lartirigoyen, Las Lilas, Las Taperitas, La Payana, Los O’Dwyer y Llorente Hnos.— comprometidos a proveer al menos el 50% del volumen que demande la planta. El frigorífico tiene capacidad para faenar hasta 40.000 cerdos mensuales, despostar más de cuatro millones de kilos de carne, congelar 140.000 kilos diarios y almacenar 1,6 millones de kilos en cámaras especiales. Fenoglio indicó que ofrece servicios de empaque, clasificación, despacho y logística personalizada, lo que le permite adaptarse a diferentes perfiles de clientes y mercados. El sistema de faena es automatizado e incorpora estaciones diferenciadas de prelavado, lavado, oreo y enfriado rápidoPOFOTOGRAFO – PABLO OLIVA – CPS Si bien operará inicialmente con un solo turno, representará el 5% de la faena nacional porcina. Su diseño le permite escalar hasta tres turnos diarios sin necesidad de ampliar la infraestructura. “Cuando uno duplica la producción, no duplica los costos. Aumentan entre un 20 y un 30%. Eso te permite aspirar a mejores procesos y un menor costo por cerdo procesado”, destacó el ejecutivo. El complejo se extiende sobre un terreno de 38 hectáreas, con 18.000 metros cuadrados de superficie cubierta; podrá prever nuevas ampliaciones si el negocio lo demanda. Actualmente, más de 240 personas trabajan en el lugar, y esa cifra podría crecer si se activan más turnos de producción. Fenoglio resaltó que hay un diferencial significativo: la planta no está concebida como una estructura cerrada. “Queremos que funcione como una unidad de servicios abierta al sector, donde puedan faenar desde grandes productores hasta industriales que necesiten congelado o envasado”, apuntó. De esta manera, los socios minoritarios del proyecto comprometieron su producción como parte de un esquema de integración que también permite el acceso de terceros a través del sistema de fasón. Tiene capacidad para faenar hasta 40.000 cerdos por mes, despostar más de cuatro millones de kilos de carne, congelar 140.000 kilos diarios y almacenar 1,6 millones de kilosCPS La ubicación también fue una decisión estratégica. Situado a menos de 100 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, el establecimiento fue planeado desde el inicio con un enfoque exportador. Cuenta con vestuarios, comedores y circuitos internos diferenciados por áreas de riesgo sanitario, accesos separados para animales y productos, estaciones de prelavado y lavado, faena automatizada, cámaras de frío, oreo previo, desposte flexible y túneles de congelado rápido. Un aspecto destacado de la planta es el sistema automatizado de enfriado, que incorpora un robot encargado de organizar las medias reses en las cámaras de oreo, garantizando una distribución homogénea del frío y reduciendo el esfuerzo físico de los operarios. Este proceso, esencial para conservar la calidad de la carne, se complementa con túneles de congelado rápido que permiten disminuir la temperatura de manera controlada y más eficiente. Daniel FenoglioPicasa – CPS “El objetivo fue cumplir desde el primer día con los protocolos de exportación más exigentes, para no estar limitados en el futuro”, explicó. En Argentina, existen alrededor de 140 plantas de faena porcina, pero solo unas 10 están habilitadas para exportar. Además de enfocarse en el comercio internacional, la planta también se adapta a un cambio significativo en el consumo doméstico. La carne de cerdo fresca ha ido ganando terreno frente a los productos industrializados, como fiambres y embutidos. “Antes, lo que importaba era el sabor; ahora también es relevante la presentación, el color y la textura. El cerdo ya no es una rareza: hoy es una proteína que compite en igualdad de condiciones”, afirmó Fenoglio. Este cambio requiere mayor calidad, mejores procesos y trazabilidad garantizada. “Ya no es suficiente con producir: hay que hacerlo bien, con estándares que permitan vender en cualquier parte del mundo”, resumió. La cadena porcina enfrenta una serie de dificultades estructurales: la presión fiscal, la falta de incentivos para nuevas habilitaciones exportadoras y la volatilidad macroeconómica. A esto se añade que Argentina aún no cuenta con una estrategia integral para el desarrollo de la carne porcina, a diferencia de lo que ocurre con el pollo o la carne vacuna. “No basta con tener una buena planta; también necesitamos un entorno que nos permita competir”, concluyó. El establecimiento cuenta con corrales de 3.600 m² para la recepción de animales, diseñados para minimizar el estrés en la descarga y facilitar el control sanitarioPOFOTOGRAFO – PABLO OLIVA – CPS Uno de los principales desafíos que enfrenta el sector es el esquema impositivo. “El saldo técnico de IVA que nos queda estancado es millonario. Construimos con un IVA del 21% y vendemos con una alícuota del 10,5%. Es una distorsión que encarece cualquier proyecto a gran escala”, advirtió Fenoglio. Recordó que durante el gobierno de Mauricio Macri se aplicó una reducción del IVA para todas las carnes, una medida que no consideró la particularidad del cerdo, que es mucho más intensivo en capital y estructura que la carne vacuna o el pollo. “Es un impuesto que debería ser neutro y no lo es. Y eso desincentiva las inversiones”, sintetizó. Robot de almacenajePOFOTOGRAFO – PABLO OLIVA – Cps A pesar del incendio que obligó a empezar de nuevo, Fenoglio destacó que esta planta no fue concebida simplemente para reemplazar lo perdido, sino como una apuesta hacia el futuro. La idea fue construir un frigorífico que sirviera como base para que toda la cadena porcina pueda crecer, con infraestructura moderna y capacidad de adaptación. “La carne de cerdo seguirá creciendo en el mercado interno, pero también aumentará la competencia de las importaciones. En ese contexto, exportar no es una opción: es una necesidad”, concluyó.
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