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» Corrienteshoy
Fecha: 14/07/2025 21:47
Baja la natalidad y el tiempo ya corre Por Ricardo Braginski En apenas 8 años la cantidad de nacimientos en el país se derrumbó un 36%. Es una oportunidad educativa, pero esconde un riesgo importante. Las cifras son elocuentes: en apenas 8 años la cantidad de nacimientos en el país se derrumbó un 36%: de 777.012 en 2014 se pasó a 495.295 en 2022. La caída ya se está reflejando en las escuelas, con un desplome en la matriculación en todos los niveles y todo el país. Los últimos estudios estiman que habrá un 31% menos alumnos en los próximos años. Espasmódicamente, el tema escala cada tanto en la agenda pública. Muchas veces por la preocupación de un creciente número de personas, de más de 50 años, que tienen hijos grandes, pero no son abuelos. El año pasado se hizo viral el posteo de la vicejefa del gobierno porteño, Clara Muzzio, que comentaba una nota del New York Times sobre el tema. “El silencioso dolor de nunca ser abuelo”, era el título de esa nota. Pero además de los abuelos que no son, también crece la preocupación por el impacto de la baja natalidad en los sistemas de salud y previsional. Y surgen lecturas que llaman la atención: algunos ven en esta tendencia -que es global, pero se registra con fuerza en el país- una oportunidad para mejorar la calidad educativa. ¿Cómo es eso? Sí, diversos expertos afirman que, con menos alumnos en el sistema, se podrían armar clases más reducidas y personalizadas, destinarse más docentes al acompañamiento de los estudiantes con problemas de rendimiento educativo, o a la capacitación de más maestros. Pero claro, para que todo esto ocurra se necesita algo que suele escasear por estos pagos: planificación. En las últimas semanas se conocieron dos datos que lo ponen de manifiesto. Mientras que el 90% de los colegios tienen problemas para hallar docentes -sobre todo en materias clave como inglés e informática-, se supo que la cantidad de egresados de los profesorados creció 54% en la última década. Algo ahí está fallando. El problema de estas inconsistencias es que la oportunidad educativa que abre la baja natalidad esconde un riesgo, y es que el tiempo ya corre. En los próximos años habrá una población económicamente activa reducida que deberá sostener a más adultos mayores. Y si no mejoran los aprendizajes, esos jóvenes podrían quedar mal preparados para un mundo cada vez más exigente. Lo que falta planificar, en definitiva, es un proyecto de país que ponga el foco en el desarrollo. Hoy casi nadie discute que se necesita equilibrio fiscal. Pero no parece suficiente. La cuestión de la baja natalidad viene a subrayar que hay que invertir en educación y conocimiento. Y que es ahora, o después puede ser demasiado tarde.
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