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Parana » ER 24
Fecha: 14/07/2025 19:24
Leonardo Portela: Un juez polémico se mete en el caso de Mauricio Palito Davico: ¿quieren destituir al intendente libertario? “La Justicia nunca le dio la razón a Davico. Esto va a terminar en la Corte. Es como cuando un equipo mete un jugador que no podía, y le dan el partido por perdido en el escritorio.” La reacción no tardó en llegar. El jefe de Gabinete municipal, Luciano Garro, lo cruzó de inmediato con palabras durísimas: “PORTELA ES UN PAPELÓN, se mete en un tema delicado, y como presidente del Superior Tribunal de Justicia es muy grave que haga una comparación de ese tipo.” “El Superior Tribunal de Justicia está evaluando si corresponde o no una impugnación a la candidatura de Davico, y el presidente del cuerpo que tiene que fallar anticipa su pensamiento públicamente.” “Es una payasada institucional.” “Portela no tiene capacidad, ni formación, ni autoridad moral para decir lo que dijo.” “Un papelón.” Una causa que ya no debería existir Desde el punto de vista jurídico, la cuestión está resuelta: Davico fue electo democráticamente, proclamado, asumió con el voto soberano de los vecinos de Gualeguaychú y ejerce el cargo desde hace meses. Cualquier planteo de inhabilidad debió haber sido rechazado in limine por resultar abstracto. No se puede impugnar retroactivamente a un intendente que ya fue electo, proclamado y asumido. El intento de mantener abierto el expediente —con el aval implícito de Portela— no solo es jurídicamente improcedente, sino también institucionalmente peligroso. Lo que está en juego ya no es el cumplimiento de una formalidad electoral, sino la voluntad del pueblo de Gualeguaychú. ¿Quieren gobernar los jueces? La conducta de Portela no es nueva. Es el mismo juez que habló de Urribarri mientras su causa estaba abierta (“mis hijos no lo comparten”), que comparó a la Justicia de Entre Ríos con Nigeria, que defendió a la hija de Rosario Romero —empleada judicial— para que participe en actos políticos, y que atacó al Jury de Enjuiciamiento tildándolo de herramienta de “extorsión”. Ahora, con sus declaraciones sobre Davico, Portela instala el tema en agenda pública, ejerciendo presión política desde su cargo judicial y condicionando a sus colegas en un expediente que ya debería estar cerrado. Lo hace con una liviandad inaceptable y una imprudencia que lo pone al borde del juicio político. Mientras tanto, crece una preocupación de fondo: ¿quieren gobernar los jueces? ¿Pretenden revertir desde los tribunales lo que el pueblo eligió en las urnas? Mauricio Davico es el primer intendente libertario con peso institucional en Entre Ríos. El mensaje es claro: no lo quieren dejar gobernar. Y el primero en ponerse a la cabeza del operativo desgaste no es un político ni un adversario partidario: es el propio presidente del STJER. El peligro de normalizar lo anormal Si se naturaliza que un juez hable antes de fallar, que opine sobre expedientes en trámite, que anticipe decisiones o que se exprese como un actor político más, se desdibuja por completo la división de poderes. Portela no está ejerciendo su función judicial, está interviniendo en la arena política desde la investidura más alta del Poder Judicial entrerriano. Y eso, en una república seria, no se tolera. Se denuncia. Y se juzga. El perfil de un juez desbocado Leonardo Portela, presidente del STJER, ha protagonizado una seguidilla de declaraciones públicas que desdibujan su rol institucional y lo exponen como un juez opinólogo. 1. Caso Davico: opinó públicamente antes del fallo sobre la impugnación del intendente de Gualeguaychú. Dijo: “La Justicia nunca le dio la razón… Esto va a terminar en la Corte. Es como cuando un equipo mete un jugador inhabilitado y pierde en el escritorio.” La frase fue repudiada por el municipio. 2. Fallo Urribarri: al justificar la excarcelación del exgobernador, declaró: “Mis hijos no lo comparten.” Mezcló la esfera familiar con una decisión jurisdiccional delicada. 3. Presupuesto judicial: afirmó en medios que “nos piden justicia de Suiza con recursos de Nigeria”. Una comparación desafortunada, estigmatizante y carente de prudencia institucional. 4. Jury de Enjuiciamiento: descalificó el mecanismo constitucional afirmando que “se usa como herramienta de extorsión”, en abierta confrontación con un órgano previsto para controlar a los jueces. 5. Exposición mediática excesiva: se presenta en TV, radios y redes opinando sobre ambiente, violencia de género, nepotismo, leyes sin presupuesto, viáticos y funcionamiento judicial. Su protagonismo lo aleja del deber de reserva y mesura. 6. Caso Rosario Romero – hija empleada judicial: defendió que la hija de la intendenta, empleada judicial, asista a actos políticos: “Es su madre, tiene derecho a estar”, a pesar de que la ley prohíbe expresamente tal participación por razones de neutralidad funcional. Conclusión: Portela opina donde no debe, antes de fallar, sobre lo que no le compete y con un tono impropio de su investidura. Un juez que habla más que cualquiera, pero actúa menos como tal. Leonardo Portela: más política que mérito El actual presidente del STJER no llegó por sus credenciales técnicas, sino por su entramado político. De asesor de Guastavino a juez supremo. Leonardo Portela nació en La Plata en 1972, pero desarrolló su vida profesional en Entre Ríos, más precisamente en Gualeguaychú. Se recibió de abogado recién en diciembre de 2002, a los 30 años, en la Universidad de Buenos Aires. No tiene una carrera académica destacada ni publicaciones reconocidas. Durante sus primeros años ejerció la profesión liberal, pero en 2007 ingresó al circuito político como secretario del Concejo Deliberante de Gualeguaychú, en plena gestión del justicialismo local. Allí consolidó su relación política con Pedro “Pemo” Guastavino, figura clave del oficialismo entrerriano en el Senado Nacional y armador territorial del kirchnerismo en el sur de la provincia. En 2008 ingresó al Poder Judicial como secretario de un juzgado civil, y recién en 2012 comenzó a ejercer interinamente funciones como juez. Sin embargo, su designación como juez titular llegó en 2019, en el Juzgado Civil y Comercial N.º 3 de Gualeguaychú, pero no por concurso ganado: en el Concurso N.º 194 del Consejo de la Magistratura quedó en segunda posición, pero el Poder Ejecutivo provincial, por entonces encabezado por Gustavo Bordet, lo eligió igual. Se trató de una maniobra similar a la que benefició a Francisco Márquez Chada en la misma época. Poco tiempo después, fue designado como vocal suplente en la Cámara Civil de Gualeguaychú, nuevamente sin concurso específico. Y en 2022, fue propuesto por el Ejecutivo como vocal interino del Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos, cargo que ahora se busca titularizar con acuerdo del Senado. Su ascenso en la estructura judicial no responde a antecedentes excepcionales ni a logros técnicos, sino a una trayectoria sostenida por vínculos políticos. Su mentor histórico, Guastavino, es el mismo que acompañó en sus comienzos a Guillermo Michel, actual figura clave del oficialismo provincial. No por casualidad, Portela aparece hoy como un hombre cercano a Michel, quien mantiene influencia en la Justicia a través de estructuras históricas del PJ. A nivel académico, Portela apenas registra una disertación en un curso de derecho procesal en 2017 y una ponencia sobre derecho ambiental en 2022. Fuera de eso, su nombre nunca se vinculó a la doctrina ni a la producción jurídica. Hoy, como presidente del STJER, su comportamiento público genera cada vez más ruido: opina en medios sobre causas abiertas, formula comparaciones agraviantes sobre el Poder Judicial y defiende posiciones políticas como si fuera vocero de una fuerza partidaria. Muy lejos de la mesura y el equilibrio que debería tener un juez supremo.
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