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» Diario Cordoba
Fecha: 14/07/2025 10:16
La Audiencia de Palma ha ratificado íntegramente una condena contra un menor como autor de un delito de favorecimiento de la inmigración ilegal en su modalidad agravada por patronear una patera que llegó a las costas de Baleares, procedente de Argelia, a principios de 2024. El tribunal de la Sección Segunda ha confirmado la medida de doce meses de tareas socioeducativas para trabajar el delito y sus consecuencias que le impuso un juzgado de menores de la ciudad en febrero de 2025. La Sala ha desestimado el recurso de apelación que interpuso el abogado defensor, quien solicitó la revocación del primer fallo y que se absolviera al joven, natural de Guinea Conakri, que pilotaba la precaria embarcación junto con un compatriota adulto, que ya fue sentenciado por conformidad a tres años de prisión. La Fiscalía se opuso al recurso planteado por la defensa y pidió la ratificación de la resolución del juzgado de menores. Según se declara probado en la sentencia de la Audiencia Provincial, el joven encausado, que entonces tenía 16 años y que luego residió en un centro de protección, inició la travesía por mar el pasado 25 de enero de 2024 desde Argel. Dos días después, el 27 de enero, se adentró con una patera en el territorio nacional y alcanzó la costa de Baleares. La rudimentaria barca trasladaba a otras quince personas indocumentadas, de ellas cinco menores. El joven sospechoso junto con un mayor de edad, nacido también en Guinea Conakri y que fue condenado a tres años de cárcel por estos hechos, patroneaban la embarcación. Ambos se iban turnando para gobernar la pequeña nave. El menor pilotaba la patera cuando el adulto dormía. Todos los ocupantes se hallaban hacinados, sin que existieran chalecos salvavidas para todos ni suficientes señales de localización, con bombonas de combustible cerca de los motores, escasos víveres y sin apenas bebidas. La embarcación no cumplía ningún estándar de seguridad marítima internacional, carecía de matrícula y de cualquier signo distintivo que permitiera su identificación y localización y poseía un solo motor, por lo que, de haberse estropeado, los navegantes hubieran quedado a la deriva en alta mar. Solo unos dátiles y galletas Además, sobrepasaba con mucho su límite de capacidad de pasaje, con escasez de víveres, solo unos cuantos dátiles y galletas, y sin agua, con lo que se puso en riesgo las vidas de todos los pasajeros. La travesía podría haber acabado con un naufragio en alta mar, con posibles ahogamientos de los ocupantes, hipotermias, deshidratación y otras consecuencias funestas, subraya la sentencia. La localización de la patera se produjo de noche. Cuando los agentes, utilizando focos de luz, le dieron el alto, la nave hizo caso omiso a las instrucciones de los investigadores y continuó surcando las aguas para eludir a los agentes. Finalmente, decidieron parar el motor, lo cual permitió remolcar la embarcación hasta la costa, donde fueron desembarcados sus ocupantes. En el momento de la interceptación, el menor denunciado patroneaba la patera. El joven pilotó la barca de día y de noche turnándose a la caña con el adulto, utilizando un teléfono móvil con GPS y un compás náutico atado a uno de los bidones de gasolina. Los dos patrones iban sentados en la popa de la nave, uno a cada lado del motor y de la caña. La embarcación recorrió 165 millas náuticas aproximadamente, la distancia entre Argel y Mallorca. Tras el desembarco y una vez finalizado el auxilio humanitario por la Cruz Roja, los pasajeros que procedían del África subsahariana fueron puestos a disposición de la Brigada provincial de Extranjería y Fronteras, para abrirles un expediente de devolución. Los mayores de edad fueron detenidos por una infracción a la Ley de Extranjería por haber entrado en territorio nacional por un puesto no habilitado. El menor acusado se reconoció en varios vídeos como el joven que llevaba una chaqueta militar y dirigía la embarcación agarrando la caña del motor. En las imágenes se observa al joven sentado en la popa del barco, con una mano agarrada a la caña y la otra sujetando un móvil. Según apuntaron los agentes, el menor conducía con cierta destreza manejando al mismo tiempo la caña y el teléfono, lo que induce a pensar que no era la primera vez que lo hacía. Tampoco ha resultado cierto que solo patroneara la patera en una ocasión. “El denunciado no era un inmigrante más, como los otros, sino que además realizaba labores de pilotaje de la embarcación”, señala la sentencia. “Cuando fueron interceptados, el menor que pilotaba la patera trató de huir ante la presencia policial, logrando navegar cerca de un kilómetro hasta que el operativo consiguió darles el alto”, abunda la resolución. Suscríbete para seguir leyendo
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