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  • Una familia de radioaficionados y un proyecto a cumplir

    » Elterritorio

    Fecha: 13/07/2025 10:50

    Con equipos reciclados o de última generación, la radio sigue siendo un bastión de comunicación, de generar lazos y puentes que supera el tiempo y los espacios domingo 13 de julio de 2025 | 6:05hs. Los Schenone, una familia de radioaficionados. “La actividad combina tecnología, comunicación y naturaleza”, expresaron. Foto: Esteban González La radiofonía persiste en el tiempo a pesar de los avances de la tecnología y se postula siempre como una herramienta necesaria en el mundo de hoy y hasta salvadora en contextos de ciencia ficción. Así es que con el correr de los años hay gente que elige la radio como medio de comunicación primordial. Que cada mañana enciende su receptor y sintoniza una emisora, donde escucha música, noticias. Además hay aficionados que llevan su pasión más allá del entretenimiento. En Jardín América, por ejemplo, hay una familia de radioaficionados que sostiene la práctica y la potencia. José Schenone, su esposa Yanina Acosta y su hijo Bruno Schenone forjan juntos el amor por la radiofonía. “Nos mudamos a Jardín América hace unos cuatro años buscando una mejor calidad de vida, alejándonos del ritmo agitado de Buenos Aires. Al poco tiempo, mi esposa y mi hijo se sumaron a esta actividad y la verdad es que compartirla en familia es algo maravilloso”, comenzó relatando José. “Es una forma de conectarnos también entre nosotros, de aprender juntos, de compartir momentos y desafíos. Tener este hobby en común nos une aún más y nos permite disfrutar de una actividad que combina tecnología, comunicación y naturaleza”, agregó. José es ingeniero en sistemas y se dedica a la informática. En tanto, Yanina trabaja como bibliotecaria en la Biblioteca Popular Ernesto Sábato de Jardín América y Bruno, en el último año de la secundaria, trabaja como aprendiz en el taller mecánico de un amigo de la familia. “Cada uno aporta desde su lugar, pero compartimos el mismo entusiasmo por esta actividad que nos conecta, nos enseña y nos da tantas satisfacciones”, expuso Yanina. El proyecto que comparten nació de una necesidad concreta: los pocos radioaficionados que quedan activos en la provincia necesitaban un espacio donde compartir, consultar, aprender y ayudarse mutuamente. Así fue como surgió la idea de formar un grupo y, con el tiempo, un nuevo radioclub con sede en Jardín América. “Lamentablemente, por cuestiones económicas, no pudimos avanzar como hubiéramos querido con la creación formal del radioclub. Pero el grupo se mantuvo y creció, y hoy seguimos trabajando con la misma vocación”, explicó José. Para la familia, la radio es una experiencia mágica. Es una forma única de conectarse con el mundo, de establecer contacto con personas de otras culturas, idiomas y realidades, simplemente con un equipo, una antena y ganas de comunicar. Es una puerta abierta permanente, y muchas veces funciona como un puente donde se construyen amistades que duran toda la vida. “La tecnología de la radio no es vieja, en absoluto. De hecho, cada celular que usamos hoy funciona gracias a principios básicos de la radiofrecuencia. Hay equipos de radioaficionados con tecnología tan avanzada que cuestan tanto como un automóvil. Es cierto que mucha gente asocia la radio con cosas antiguas, pero es un error: hay quienes aún usan equipos de más de 50 años por gusto o nostalgia, pero también hay muchos colegas que están completamente modernizados, operando con tecnología digital y satelital”, profundizó José, desechando mitos. “En Argentina existe una gran brecha, principalmente por motivos económicos. Pero estoy convencido de que con el tiempo, y con trabajo conjunto, vamos a poder achicar esa brecha”, sumó el entrevistado. Además, sobre la repercusión social de la radio, Yanina alegó que “todavía tiene un rol social, aunque quizás no tan visible”. “Un ejemplo concreto fue lo que ocurrió durante las inundaciones en Bahía Blanca, hace algunos meses: la radioafición fue clave para restablecer rápidamente las comunicaciones cuando todo lo demás fallaba. Y fuera de situaciones de emergencia, el radioaficionado suele ser una figura activa en su comunidad”, destacó. Más allá de todo el esfuerzo técnico, el desafío creativo, buscar el mejor punto de recepción o construir una antena casera el motivo real detrás de los radioaficionados sigue siendo mantener viva la transmisión oral, el contacto con el otro, pasar saberes entre generaciones, entre colegas, entre personas que comparten más que una frecuencia o, como en el csao de Bahía Blanca, asistir a quienes necesiten, unir y tender puentes. En ese sentido, la familia Schenone no sólo participa de una práctica técnica, sino de una comunidad viva donde comunicar es más que emitir. Así, lo que para algunos parece un pasatiempo del pasado, para otros sigue siendo una forma de estar en el presente y construir futuro. En tiempos de hiperconexión la radio sigue tendiendo hilos invisibles que unen voces, historias y voluntades. A veces con lo último en tecnología, a veces con equipos heredados, pero siempre con la misma vocación: escuchar y estar. Compartí esta nota:

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