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  • Perla González de Falcón: 70 años de farmacia, una vida de vocación y entrega

    Parana » Uno

    Fecha: 13/07/2025 10:50

    Perla González de Falcón es farmacéutica y memoria viva de una época. Con 91 años, sigue siendo el alma de la tradicional Farmacia Moyano de Paraná Cada jueves, el ciclo de entrevistas de La Red Paraná , conducido por Roni Amore, revela historias que no suelen ocupar los titulares pero que explican, en voz baja y con hechos, cómo se construye el entramado que sostiene a una comunidad. Esta vez, la protagonista fue Perla González de Falcón: farmacéutica, pionera, empresaria y memoria viva de una época. A punto de cumplir 92 años, sigue siendo el alma de la tradicional Farmacia Moyano de Paraná, que el año pasado celebró su centenario. “Dios mediante, el año que viene llegamos a los 70 años de profesión. Me parece imposible que haya pasado tanto tiempo desde aquellos días en la universidad, cuando con mi novio, que después fue mi esposo y compañero de toda la vida, proyectábamos el futuro”, contó al aire. Su historia empieza mucho antes, en la travesía de su padre, un joven español que escapó de la guerra contra Marruecos. “Siempre lo cuento con mucho orgullo. Mi papá se vino con su hermano mayor trayendo como único capital un catre, de esos de lona con patas cruzadas. No quería dormir en el suelo. Llegó sin nada, pero con muchas ganas de trabajar”. Instalado en Santa Fe, empezó haciendo trabajos de albañilería, como el pegado de mosaicos en escuelas. Luego, gracias a un hermano, consiguió un puesto en el mercado central, donde se dedicó por años a la carnicería. Más tarde, cuando la situación política le jugó en contra, se reinventó otra vez y comenzó a vender cueros para zapateros. “En esa época, la gente arreglaba los zapatos. Y como en Rosario había más zapateros y mi hermano quería estudiar medicina, nos mudamos todos allá. Mi papá dijo: ‘allí va a andar mejor el negocio’. Así fue”. Perla Falcón Farmacia Moyano.mp4 Ese gesto marcó el camino de toda la familia. Su otro hermano se convirtió en ingeniero químico y llegó a ser gerente de Petroquímica General Mosconi. Otro hermano estudió medicina. Perla, por su parte, se inclinó por la farmacia, guiada por la pasión y la curiosidad. “Siempre fui estudiosa, me encantaban las materias duras: física, química, botánica, biología. La universidad me abrió un universo que yo soñaba”. En la facultad conoció a Edgardo Falcón, entrerriano, su gran compañero en la vida y en la profesión. Unidos por el amor y la vocación, comenzaron a trabajar juntos con una idea clara: dedicarse a la formulación magistral, “la esencia de la farmacia, eso de transformar una sustancia en algo que puede salvar la vida de una persona”. Juntos desembarcaron en Farmacia Moyano, donde desarrollaron una práctica profesional rigurosa, basada en el conocimiento y la cercanía con la gente. “Todavía llegué a preparar algunas formulaciones que hacía don Miguel Moyano, como tónicos para caballos de carrera. Él tenía una yegua que corría, aunque nunca apostaba. Nosotros hacíamos los remedios. Era otra época”, recuerda Perla con una sonrisa. A lo largo de las décadas, Perla y Edgardo atravesaron momentos de bonanza y de crisis. Durante el Rodrigazo, cuando la inflación y la escasez afectaron el acceso a los medicamentos, respondieron con creatividad y compromiso. “La gente dejaba los remedios en el mostrador porque no los podía pagar. Las mutuales no funcionaban. Entonces empezamos a usar lo que teníamos cerca: las hierbas medicinales de Entre Ríos, que son muchísimas y muy efectivas. Hacíamos jarabes, preparados, lo que hiciera falta”. Perla Falcón Farmacia Moyano 1.mp4 En 1999, Edgardo falleció. Pero el legado continuó con la hija de ambos, también farmacéutica y licenciada en Industria Bioquímica Farmacéutica. Formada en Buenos Aires, sumó nuevos saberes y técnicas al laboratorio familiar, especialmente en el campo de la cosmética. “Ella trajo un bagaje muy importante. Renovó muchas cosas, sin perder la esencia de lo que siempre hicimos”, destacó Perla. Farmacia Moyano.jpg Pero la historia de esta mujer incansable no se mide solo en fórmulas, recetas y años de servicio. Es también una historia de familia, de entrega cotidiana y de amor por lo que se hace. “La farmacia es mi vida y la de mi familia. Tuvimos un enorme apoyo de nuestros padres. Cuando nuestras hijas eran chicas, ellos se ocupaban de cuidarlas mientras nosotros pasábamos el día entero en la farmacia. A veces cerrábamos tarde, Edgardo iba a reuniones en la cooperativa, yo me quedaba haciendo las formulaciones, y recién cenábamos a medianoche. Pero también había tiempo para disfrutar: a la siesta íbamos a jugar al tenis al Club Estudiantes”, relató. Hoy, Perla sigue siendo una referencia para muchos. Su historia es el retrato de una generación que creyó en el estudio, en el trabajo y en la comunidad como forma de vida. Y es, también, una invitación a valorar esas pequeñas grandes historias que, como la suya, dan forma a la identidad de una ciudad.

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