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  • TalCual Chajarí – Un revés que no se convierte en victoria Por la Lic. Melina Arnau (*)

    Chajari » Tal Cual Chajari

    Fecha: 13/07/2025 02:41

    El estrago que dejan las facultades delegadas en manos de Federico Sturzenegger, un 9 de julio con penas y sin gloria; y leyes que ni llegarán a funcionar como parche ante el inminente veto presidencial. El poroteo que ya empieza a pensarse y una agenda que sigue quedando afuera de toda conversación. “¡Tarea cumplida!” escribió el ministro de desregulación y transformación del Estado, Federico Sturzenegger. Contexto: el día en el que se cumplió un año de vigencia de las facultades delegadas que el Congreso -con el argumento de la “gobernabilidad”- le confirió al ejecutivo nacional. Como cada vez que este sujeto estuvo en áreas de gobierno, desde el menemismo y las privatizaciones hasta el presente, el daño que ha hecho es incalculable. Ya no solo en términos económicos, sino en la ruptura de estructuras que sí funcionaban, de tejidos y armados de contención que no será fácil reestablecer. De las últimas modificaciones que buscaron meter por la ventana, a último momento, se conocieron: la disolución de la Dirección Nacional de Vialidad, la eliminación de la Agencia de Seguridad Vial y la concesión -vaya a saber cuándo- de 9.120 kilómetros de rutas. A esto se suma, la disolución del Instituto Nacional de Semillas (INASE), la Comisión Nacional de Semillas (CONASE); la degradación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la modificación en la conformación del Consejo Directivo. También la disolución del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Parece de una naturalización absoluta describir el retroceso sin medir el impacto que esto tendrá, por ejemplo, en el desarrollo de las economías regionales del interior profundo de la Argentina, en el que efectivamente se produce y se vive del movimiento que esto genera. Un tejido productivo que con cada día que pasa se perjudica más y no se avizora un panorama alentador. Tan distópica se pincela esta realidad que las entidades agropecuarias que conforman la Mesa de Enlace y que en el 2008 pararon el país, en la actualidad eligen emitir vía redes sociales un comunicado políticamente correcto, en el que rechazan la pérdida de autonomía del INTA a la vez que esperan una convocatoria oficial para “evaluar y analizar las implicancias” de la medida. Asimismo, solicitan “reglas claras, instituciones sólidas y marcos estables” que impulsen el desarrollo productivo agroindustrial. Y así pasó el 9 de julio, con más penas que gloria. En una coyuntura atravesada por el desmantelamiento político, ideológico y una profunda dependencia de intereses foráneos que siguen funcionando como ancla del desarrollo y condenando el destino de millones de argentinos. También fue la fecha elegida por la maquinaria comunicacional del gobierno para tejer las presiones y los aprietes necesarios que hagan fracasar la sesión del Senado programada para el día siguiente, en la que se trataría, entre otros temas, la ley de emergencia en discapacidad; un magro aumento de las jubilaciones y los proyectos enviados por los 24 gobernadores que incluyen el reparto de aportes del tesoro nacional y del impuesto a los combustibles líquidos. En ese marco, anduvo Alejandro Fantino ventilando su profesionalismo en el tema. Por acción, omisión, torpeza o vaya a saber qué atributo, describió -fiel a su estilo- el panorama que se venía y “el misilazo” que le entraría “a la nave del gobierno” si se votaran las leyes en cuestión. Se sumó después Majul, Caputo, y el ejército de escribas digitales que salieron al ruedo confundiendo todo un poco más, como de costumbre. Finalmente, entre operaciones que no son operaciones y relatos que solo tienen eco en el entorno de las redes sociales, la sesión se llevó a cabo y fue un golpazo para el gobierno en cuanto a los votos cosechados por unanimidad para aprobar los proyectos, aún con el favor de algunos gobernadores aliados -como Frigerio, Cornejo y Zdero-. Sin embargo, se trata de un parche más que difícilmente pueda leerse en términos de victoria y que, además con el argumento del “cuidado del superávit fiscal” Milei ya anunció que va a vetar. El discurso oficial vuelve a caer en saco roto. A esta altura, ya no caben dudas de los parámetros que estructuran el plan de gobierno y sobre los cuales se asienta el ajuste. Como lo explica Horacio Rovelli en la nota publicada en esta edición, respecto de la estimación del costo fiscal que puede tener el ínfimo aumento del 7,2% a las jubilaciones, sumado a la adecuación del bono que llegará a $110.000: “un 0,20% del PBI para el 2025 y 0,42% para 2026, cuando se eliminó la recaudación del Impuesto PAIS (a la compra de dólares u otra divisa en billete) que en el año 2024 significó el 1,45% del PIB”. Para algunos tan poco y para otros, tanta exención. La dirigencia política ya piensa en el poroteo del palacio que les permita blindar o rechazar el inminente veto y los efectos en el microclima electoral que esto tendrá. También sobrevuela la opción de la judicialización. Pero lo que queda afuera de la conversación pública, de nuevo, son las historias y las vidas cada vez más rotas de la mayoría de los argentinos, en una democracia que tiene sabor a poco. (*) LIC. EN COMUNICACION SOCIAL (UBA) – MARIA MELINA ARNAU –

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