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» Voxpopuli
Fecha: 09/07/2025 17:48
Las escasas confirmaciones de asistencia de gobernadores anticipaban un acto deslucido y carente de la representatividad federal que una fecha tan significativa amerita. En este contexto, la niebla aparece como un conveniente velo que disimula la profunda desunión y el quiebre de relaciones entre la Casa Rosada y las provincias. Esta cancelación se suma, además, a la previa suspensión del tradicional desfile militar por el 9 de julio, lo que reduce aún más los actos conmemorativos de una fecha fundacional. Desde el inicio de su gestión, el gobierno ultraderechista de Milei ha mantenido una relación de abierta confrontación con la mayoría de los mandatarios provinciales. La política de «motosierra» y «licuadora» impulsada desde la Casa Rosada no solo ha impactado brutalmente en las finanzas provinciales, sino que también ha generado un profundo malestar por la falta de diálogo, la centralización de decisiones y el desprecio sistemático por el federalismo. Los gobernadores, sin distinción de signo político, han manifestado su preocupación por el desfinanciamiento de áreas críticas y la asfixia económica que, según denuncian, impone el Ejecutivo nacional. Coparticipación, Fondos Disputados y Entes Desmantelados: La Raíz del Conflicto El conflicto por la coparticipación federal es uno de los ejes centrales de esta confrontación. Las provincias exigen una recomposición de los fondos que, argumentan, les corresponden por derecho y que son esenciales para el funcionamiento de sus administraciones. La retención discrecional de fondos, la eliminación de subsidios al transporte y la no actualización de partidas específicas han profundizado la brecha entre el gobierno central y las jurisdicciones subnacionales. Este panorama ha llevado a que varios gobernadores, incluso aquellos que inicialmente mostraron cierta cercanía con la administración libertaria, adopten posturas cada vez más firmes en defensa de sus intereses y los de sus pueblos. A ello se suma la disolución o desfinanciamiento de diversos entes y programas nacionales que históricamente han beneficiado a las provincias. Organismos dedicados a la obra pública, la asistencia social, la producción o el fomento regional han sido blanco de la política de achicamiento estatal. Esta medida, si bien busca reducir el gasto público, es vista por los gobernadores como un avasallamiento de las autonomías provinciales y una limitación a su capacidad de desarrollo y gestión. La eliminación de estos «brazos ejecutores» nacionales deja a las provincias con menos herramientas y recursos para atender las necesidades más básicas de sus ciudadanos. La Crisis Económica: Un Factor Desunidor Descomunal A estas tensiones políticas se suma el telón de fondo de una crisis económica descomunal que, lejos de unir, agudiza dramáticamente las divisiones. La alta inflación, la estrepitosa caída del consumo, el aumento exponencial de la pobreza y la recesión económica impactan de manera diferenciada en las distintas regiones del país, exacerbando las demandas provinciales. La promesa de una pronta recuperación económica no ha logrado generar una cohesión nacional, sino que ha puesto de manifiesto las disparidades y las urgencias particulares de cada provincia, que ven cómo la situación económica afecta directamente la vida de sus habitantes y la sostenibilidad de sus gestiones, llevándolas al límite. Un Grito Federal Cada Vez Más Fuerte, Ignorado por el Centralismo En este Día de la Patria, mientras el presidente Milei deba conformarse con actos más acotados en la Casa Rosada o sus alrededores debido a la suspensión del desfile y la cancelación de su viaje, se vislumbra un escenario donde el grito federal se hace cada vez más fuerte. Las reuniones de gobernadores, la coordinación de estrategias conjuntas y las declaraciones públicas de descontento son una muestra de que las provincias no están dispuestas a ceder terreno fácilmente. La construcción de consensos y la búsqueda de soluciones a nivel federal parecen estar más lejos que nunca, con un gobierno nacional que prioriza la confrontación, el ajuste a ultranza y una agenda de reformas que choca de frente con las necesidades y los intereses de las provincias. Así, este 9 de julio, el presidente Javier Milei podría encontrar en el plano político un reflejo de lo que el himno nacional reza como «libertad, libertad, libertad», pero en su propia interpretación: una libertad individual de acción que lo deja, por ahora, en un camino marcadamente solitario, acentuado por las divisiones que la crisis económica profundiza y convenientemente velado por la niebla.
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