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» Diario Cordoba
Fecha: 09/07/2025 10:05
Para bien y para mal (es parte de su idiosincrasia más genuina), Córdoba, al igual que otras muchas ciudades y pueblos de España -convertidas sus respectivas corporaciones municipales en promotores «artísticos» cuya principal objetivo es mantener a la gente entretenida conforme al viejo principio romano de panem et circenses-, identifica casi sin excepción la cultura con fiesta y espectáculo. En ella las rentas están en su mayor parte ligadas a la tierra, lo que las hace tradicionalmente muy conservadoras; la riqueza tiene mucho de economía sumergida, y un buen número de cordobeses entienden por patrimonio conceptos muy alejados a los que podamos defender los técnicos y otra parte, si no importante, sí al menos representativa de la ciudadanía. De ahí las dificultades añadidas. No obstante, la educación y el sentido del compromiso crean siempre un caldo de cultivo, una mancha de aceite que una vez derramado se extiende lenta, pero inexorablemente, haciendo posible la utopía. Es necesaria verdadera formación teórica, técnica y metodológica para, además de realizar investigación básica e interpretación histórica, difundir con calidad, rigor y sin concesiones, hasta hacer de la propia divulgación otra forma de investigación aplicada, empírica, capaz de traducir a términos inteligibles para todos el valor abstracto del conocimiento generado, transformado y multiplicadas sus utilidades. De este principio surgió el proyecto de cultura científica Arqueología somos todos (AST), que sostiene con carácter pionero desde hace 15 años la Universidad de Córdoba. A diferencia de otras formas de entender la arqueología pública y comunitaria, nuestro proyecto no sólo difunde, comparte y transfiere conocimiento, sino que también lo genera, circunstancia que suma un componente de versatilidad, innovación sostenida, compromiso y solvencia -muy trabajada- a nuestra labor. Recordemos que AST lo hacemos un grupo de investigación universitario que lleva varias décadas produciendo resultados, formando profesionales, gestionando y planificando, difundiendo, creando e innovando desde las nuevas tecnologías y, por supuesto, creando empleo a partir del principio de cultura emprendedora. Intentamos con todo ello lograr el equilibrio un tanto quimérico entre producción de conocimiento puro y aplicabilidad práctica, que tan difícil resulta en una ciencia fundamentalmente humanística como la nuestra. Desde AST entendimos enseguida que la sociedad era nuestro destinatario último, que debíamos hacer el proyecto participativo y abierto, vivo; en una ciudad que ha destacado siempre por su relación tormentosa con el enorme acervo arqueológico que atesora. Por esa razón constituimos a principios de 2013 la asociación cultural homónima, sin ánimo de lucro, que, además de permitir la colaboración de personas físicas y jurídicas, se convirtió en una vía de apoyo y sostén del grupo de investigación; y en septiembre de 2014 pusimos en marcha una iniciativa sin precedentes: los Amigos de la Arqueología Cordobesa, plataforma activa de mecenazgo ciudadano (en una ciudad carente de tradición al respecto) que permitió a la sociedad civil comprometerse y apoyar, en la medida de sus posibilidades y con distintos grados de implicación, la investigación, la protección y la difusión del patrimonio arqueológico de Córdoba y su provincia, al tiempo que disfrutarlo con carácter privilegiado. Ellos patrocinaron los premios Sísifo y financiaron el proyecto de investigación sobre el ‘sepulcretum’ de Llanos del Pretorio; algo nunca visto hasta entonces... *Catedrático de la UCO
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