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  • Miguel Alfaro renueva su compromiso con la Biblioteca Popular “María Perrissol”

    » El Sur Diario

    Fecha: 07/07/2025 13:59

    El ambientalista y referente social Miguel Ángel Alfaro fue reelecto como presidente de la Biblioteca Popular “María Perrissol”, iniciando su tercer mandato al frente de una institución clave de Villa Constitución. En diálogo con este medio, analiza los desafíos actuales y la historia viva del espacio. El pasado 7 de junio, Alfaro asumió un nuevo período al frente de la biblioteca. Aunque se trata de un nuevo ciclo formal, su vínculo con la institución data de muchos años atrás, primero como secretario y luego como presidente de la comisión directiva. Figura reconocida en la ciudad por su incansable labor ambiental y su compromiso con diversos espacios sociales, Alfaro vuelve a liderar una biblioteca que resiste en tiempos difíciles, marcada por ajustes presupuestarios y una estructura humana reducida pero firme. “Está compleja la actividad, sobre todo por la cuestión económica”, resume con sinceridad. Tres pilares para sostener la actividad Actualmente, la biblioteca se sostiene gracias a tres fuentes principales de ingreso: los subsidios estatales (nacionales y provinciales) enmarcados en la Ley Sarmiento, las cuotas sociales —afectadas por la inflación tanto en monto como en cantidad de socios— y el alquiler de espacios, como el salón de usos múltiples y la planta alta, actualmente utilizada para actividades artísticas a cargo de terceros. “No podés matar a los socios. Muchos hacen un esfuerzo enorme por sostener la cuota, que quedó atrasada frente a la inflación, pero también lo están sus bolsillos”, explicó Alfaro. Entre las actividades desarrolladas en la sede, se destacan los talleres que artistas locales dictan en calidad de alquiler, sin que estén directamente gestionados por la biblioteca. Cómo funciona la biblioteca hoy A pesar de las dificultades, la institución mantiene su horario corrido de 9 a 16, atendida por personal bibliotecario que también realiza tareas de reparación de libros, atención al público y control de circulación de material. Solo los socios pueden retirar libros, aunque cualquier persona puede leer en sala. El préstamo es por 30 días, con posibilidad de renovación, y se realiza un control del estado del libro al momento de la devolución. “La mayoría de los socios son responsables. A veces extravían libros o los devuelven dañados, pero generalmente colaboran para reponerlos”, destacó. La selección de nuevos ejemplares depende del criterio del bibliotecario y de los catálogos editoriales, especialmente durante ferias. Se prioriza la literatura general, ya que los libros de estudio dejaron de adquirirse por el cambio en el modelo educativo desde los años '80. De cinco empleados a solo dos Durante su época de mayor esplendor, en las décadas del ’80 y ’90, la biblioteca contaba con cinco trabajadores, gran afluencia de público y un estrecho vínculo con las escuelas secundarias. Hoy solo quedan dos empleados, cuyos sueldos se pagan con demoras por falta de fondos. “El bibliotecario continúa por amor al arte. Estamos atrasados en el pago de haberes y es una situación difícil de sostener. La comisión trabaja ad honorem”, enfatizó. La cantidad de socios activos ronda los 300 a 400, la más baja en años. En épocas de mayor auge se alcanzaban entre 600 y 800, incluyendo convenios con sindicatos. La cuota actual es de $3.500 mensuales, con una adhesión mínima de tres meses para evitar el uso ocasional del servicio y fomentar el compromiso institucional. En cuanto a proyectos a futuro, Alfaro es realista: no hay planes de expansión, pero sí un objetivo claro y urgente: sanear las cuentas y mantener en pie la institución. “Nuestra prioridad es ponernos al día con los haberes y sostener la estructura. Pedimos ayuda al senador y dependemos también de que Nación y Provincia actualicen los montos de los subsidios”, explicó. El edificio, ampliado parcialmente en los años ’90, se encuentra en condiciones razonables, aunque requiere mantenimiento regular. La última obra fue la reparación de un desagüe, costeada con fondos propios. Una biblioteca viva Aunque aún no cuenta con un sistema de digitalización, la biblioteca ofrece material difícil de hallar en formato digital. También dispone de un pequeño servicio de fotocopiado, muy utilizado por estudiantes. En los últimos años se incorporaron cómics y novelas gráficas, en sintonía con actividades como Villa Viñetas, que se consolidó en la biblioteca y hoy forma parte de la Feria del Libro local. La comisión directiva está integrada por unas doce personas, aunque la participación activa recae en pocas. Alfaro está acompañado por José Luis Vega (secretario), Gonzalo Cristini (tesorero) y Martín Manzino (presidente saliente). También colabora Chiquina Cerdán, expresidenta, aunque con menor presencia por motivos de salud.

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