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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 06/07/2025 06:43
La IA cada vez es más importante para combatir la corrupción y el crimen organizado (REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración) La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser una promesa tecnológica para convertirse en un instrumento que redefine la gestión pública. En contextos donde el crimen organizado se ha infiltrado en las estructuras del Estado y donde la corrupción debilita la confianza ciudadana, la IA representa una oportunidad para fortalecer instituciones, transparentar procesos y anticipar delitos. En Ecuador, donde estas problemáticas son cada vez más graves, su aplicación ofrece un campo fértil, si se adopta con enfoque ético, técnico y con una clara voluntad política. Una muestra concreta de cómo puede funcionar este proceso es Washington DC, donde la oficina del director de tecnología ha construido una arquitectura institucional para aplicar IA de forma segura, transparente y centrada en el beneficio ciudadano. Así lo explicó, en entrevista exclusiva con Infobae, Stephen Miller, Jefe de la Oficina Tecnológica (CTO) del gobierno municipal de la capital estadounidense. La conversación se desarrolló en el marco del programa del Media for Democracy Foundation para periodistas, realizado en junio de este año. Miller detalló que la ciudad creó un grupo de trabajo especializado en IA y definió seis principios rectores: beneficio directo para los ciudadanos, transparencia en el uso, rendición de cuentas por los resultados, equidad, ciberseguridad y eficiencia en el gasto. “Lo que fue muy importante tanto para la alcaldesa como para mí fue adoptar un enfoque responsable para implementar la inteligencia artificial”, dijo. “Queríamos asegurarnos de que los datos que compartimos con estas herramientas se utilizaran de forma segura, que los resultados fueran auditables y que los ciudadanos supieran que se estaba usando IA”. En exclusiva para Infobae el jefe de la Oficina Tecnológica del gobierno municipal de Washington D.C. contó cuáles son los principios rectores de su fuerza de tarea para el uso de inteligencia artificial. Cada agencia del gobierno debe presentar un plan estratégico que explique cómo usará IA, qué problemas busca resolver y cuáles serán los mecanismos de supervisión: “Si un residente descubre que una decisión fue tomada por una máquina, puede no estar contento con eso. Por eso es fundamental ser transparentes sobre dónde usamos inteligencia artificial y tener un bucle de retroalimentación”, explicó. Según Miller, esta arquitectura institucional permite que los ciudadanos participen en la discusión tecnológica, acudan a audiencias públicas, cuestionen decisiones automatizadas y exijan ajustes: “Yo mañana estaré sentado frente al Consejo de la ciudad para rendir cuentas sobre todos nuestros proyectos con IA. Y espero que eso ayude a que los residentes se sientan cómodos con los pasos que estamos dando. Si tienen preguntas, les damos mecanismos para hacérnoslas llegar”, relató. En Ecuador, la aplicación de IA en el sector público ya tiene antecedentes, aunque aún fragmentarios. La Contraloría General del Estado implementó en enero de 2024 un sistema que analiza en tiempo real las declaraciones patrimoniales de funcionarios públicos, detectando variaciones inusuales que pueden ser indicio de enriquecimiento ilícito. La herramienta ha permitido acelerar auditorías, disminuir el margen de discrecionalidad y focalizar recursos humanos en los casos con mayores indicios de riesgo. La Contraloría Ecuador utilizará inteligencia artificial para detectar patrimonios irregulares. (El Universo) Modelos similares han sido aplicados en Brasil, donde la herramienta Alice, desarrollada por la Contraloría General de la Unión, analizó más de 190.000 procesos de adquisición pública y generó 203 auditorías preventivas sobre contratos que superaban los 27.000 millones de reales (unos USD 5.400 millones). Gracias a esta automatización, los informes que antes tomaban más de 400 días se elaboraron en menos de diez. Asimismo, un estudio publicado en Scientific Reports —una revista del grupo Nature— demostró que los algoritmos de aprendizaje automático son capaces de predecir relaciones ocultas dentro de redes de corrupción complejas, lo que permite anticipar vínculos futuros entre actores implicados y orientar las investigaciones con mayor precisión. IA para rastrear la criminalidad transnacional En exclusiva para Infobae el jefe de la Oficina Tecnológica del gobierno municipal de Washington D.C. se refirió a la necesidad institucional de ser transparente como funcionario público. El potencial de esta tecnología se amplifica cuando se orienta hacia la lucha contra el crimen organizado. En Estados Unidos, la inteligencia artificial ha sido clave para desarticular redes criminales complejas. La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) informó que, gracias al uso de algoritmos avanzados, en 2023 se interceptaron más de 240 cargamentos ilegales en la frontera sur, mediante patrones detectados automáticamente en datos logísticos y de movimiento. En el combate al tráfico de fentanilo —una amenaza creciente para la región—, la IA permitió a las autoridades identificar y confiscar más de 13.000 libras de precursores químicos, 10.000 libras de fentanilo procesado y concretar 284 arrestos. Una de las plataformas más avanzadas en este campo es Palantir, ya adoptada por el gobierno ecuatoriano para el control aduanero. Esta tecnología permite integrar bases de datos de exportación, transporte y trazabilidad para detectar anomalías en tiempo real, algo crucial para un país que se ha convertido en centro logístico del narcotráfico hacia Europa. Austin Shalim, director ejecutivo de Traverse Project, durante una presentación ante la OEA. (Linkedin/Traverse Project) Otra iniciativa destacada es Traverse Project, una organización sin fines de lucro que desarrolla inteligencia basada en datos para identificar y desarticular redes de trata de personas, tráfico de armas y contrabando. En 2025, Traverse firmó un convenio con la Organización de Estados Americanos (OEA) para apoyar a gobiernos latinoamericanos, entre ellos Ecuador, en el desarrollo de capacidades analíticas para rastrear estructuras criminales transnacionales. Su modelo combina análisis de patrones, vinculación de bases de datos diversas y colaboración técnica con instituciones públicas, sin depender exclusivamente de fuentes abiertas ni de metodologías OSINT tradicionales. Lo distintivo de Traverse es su capacidad para construir mapas relacionales complejos entre actores del crimen organizado, permitiendo a los gobiernos actuar de manera preventiva y con mayor precisión. No obstante, Stephen Miller advirtió que el éxito de estos sistemas no radica solo en la tecnología, sino en el ecosistema institucional que los respalda: “Cada vez que movemos nuestros datos hacia una herramienta de inteligencia artificial, debemos recordar que esos datos están saliendo de nuestros servidores y yendo hacia una nube o proveedor externo que no siempre está bajo nuestro control”, explicó. Por eso, Washington DC implementa revisiones contractuales, auditorías de privacidad y marcos de ciberseguridad obligatorios antes de que cualquier agencia pueda usar IA. Miller también señaló que la clave para escalar este modelo es alinear expectativas institucionales con objetivos claros: “Si estás desarrollando un programa para ayudar a las familias a inscribir a sus hijos en escuelas, la IA debe entender ese objetivo y ayudar a alcanzarlo. No es solo procesar datos, sino garantizar que los resultados sirvan a la gente”, explicó. El CTO Stephen Miller en entrevista con Infobae. Esa visión también aplica a Ecuador. La integración de IA en municipios, fiscalías, ministerios y entidades de control puede amplificar su capacidad para auditar contrataciones públicas, prevenir conflictos de interés, procesar datos judiciales o monitorear presupuestos en tiempo real. Para que sea legítima, debe estar acompañada de mecanismos de participación ciudadana, comités de ética, normativas claras sobre privacidad y una visión de largo plazo. La evidencia muestra que, bajo supervisión responsable y con marcos éticos sólidos, la inteligencia artificial no solo mejora la eficiencia operativa, sino que puede convertirse en un catalizador de confianza pública. En momentos donde las instituciones ecuatorianas enfrentan crisis simultáneas de legitimidad y seguridad, la IA no es una panacea, pero puede ser parte de la solución si se la trata como política de Estado, y no como herramienta coyuntural. La experiencia de Washington DC, sumada a los resultados tangibles obtenidos en Estados Unidos y otros países demuestra que es posible avanzar en esa dirección.
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